La fotografía como afición y otras artes visuales

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Hacia el solsticio de invierno - Hasselblad 500CM con Kodak Ektar 100

Durante el otoño de este pasado 2019, he utilizado en diversas ocasiones mi Hasselblad 500CM con película Kodak Ektar 100, que en paisajes naturales o semiurbanos, ofrece un aspecto visual excelente, sin necesidad de mayores retoques. Quizá con alguna pequeña corrección del equilibrio de color sobre los archivos digitalizados que remiten desde Carmencita Film Lab.

Para muchos, el objetivo tradicional es el gran angular. Y según las modas que imperan en la actualidad, cuanto más extremo el angular, mejor. Pero yo no estoy tan convencido de este dogma. Creo que los paisajes cerrados con teleobjetivos cortos pueden ser muy interesantes, centrándonos más en el detalle que en la gran escena. Si además te mueves en un entorno urbano o semiurbano, la presencia del ser humano, el paisaje con figura, favorece especialmente el uso de estas focales. Y tengamos en cuenta que yo favorezco la realización de paisajes en los que está presente la inevitable acción del ser humano. Véase por ejemplo el planteamiento de mi galería en la web de la Asociación aragonesa de fotografía de naturaleza Asafona.

En el mes de diciembre, disfrutamos en Zaragoza de un clima notablemente benigno para la época. Temperaturas moderadas, tiempo soleado, que no empeoraron hasta la llegada de las nieblas poco después del día de Navidad. Así que los dos semanas previas al solsticio de invierno, con el sol en su posición más baja sobre el horizonte de promedio, encontramos momentos con bellas luces sobre la ciudad. Y entre las fotografías que fui realizando en esos días, un nuevo rollo de Kodak Ektar 100 en mi equipo Hasselblad.

Tomadas en el entorno del Canal Imperial de Aragón a su paso por la ciudad de Zaragoza, entre el puente de América a la entrada del barrio de Torrero y el ojo del Canal, el lugar donde esta obra hidráulica cruza sobre el río Huerva, estas fotografías presentan sus virtudes y sus problemas. Y estos vienen asociados especialmente a la óptica utilizada.

Entre los usuarios de las Hasselblad de la serie 500, el Carl Zeiss Sonnar 150/4 C T* es un objetivo muy popular. Muy frecuente en estos equipos por ser el objetivo de retrato por excelencia, es equivalente a un 80 - 85 mm en el formato pequeño más corriente, de negativos de 24 x 36 mm, y en la medida que se puedan establecer equivalencia entre un fotograma cuadrado y uno rectangular con unas proporciones 3:2, que no deja de ser un pequeño panorama. Pero a mí me gusta utilizarlo para paisajes.

Sin embargo, no es fácil de utilizar, y tiene sus limitaciones. En esta serie utilicé la cámara sobre trípode. Y me encontré con los siguientes problemas. El primero es independiente de si usas trípode o no. En formato medio, con un negativo de 55 x 55 mm aproximadamente, la profundidad de campo es limitada con un 150 mm. El uso del trípode te permite cerrar el diafragma, pero aun así, en escenas con mucha profundidad, necesitas elegir con mucha precisión el punto de enfoque, qué vas a privilegiar con la nitidez y qué vas a sacrificar, porque es difícil obtener toda la escena enfocada. Desde este punto de vista también, cometí un error al no coger el visor de prisma. Por ir más ligero fui con el capuchón básico, pero lo cierto es que el prisma permite usar la cámara a más altura y ser más preciso en el enfoque.

Y luego tenemos otra cuestión. Los objetivos de la serie C T* fueron fabricados entre 1974 y 1979. Tienen las fórmulas originales de los objetivos originales del sistema (serie C), pero con una mejor sustancial de los revestimientos en las lentes, de donde les viene la designación T*. Sin embargo, comparados con los posteriores CF, de los cuales sólo tengo el Planar 80/2,8 CF T*, y en una ocasión pude usar el 150/4 CF T*, me parecen más flojos de contraste. Y más peligroso su uso en situaciones de contraluz. Lo cual, con estas condiciones de luz, me parece un cierto problema. Téoricamente, la fórmula óptica entre el 150 mm C T* y el CF es idéntica. Un Sonnar con 5 elementos en 3 grupos, un clásico,... pero no me resulta lo mismo.

En fin. Es lo que hay. Es lo que tengo. Y ahora no me voy a poner a cambiarlo. Pero tengo que pensar bien cómo aprender de estas series para sacar lo mejor de estas ópticas en el futuro.

Los zooms "amplios" que NO deberíamos comprar; Canon EOS 650 + EF 28-135/3,5-5,6 IS USM

He empezado esta entrada con una afirmación categórica. Pero ya adelanto que no creo en dogmas. Ni positivos ni negativos. Sobre nada. Y mucho menos sobre cuestiones relacionadas con la tecnología fotográfica. Pero en general, mi experiencia, sumada a la que me han comunicado otras personas mucho más sabias que yo, es que los objetivos de focal variable con un recorrido muy amplio de focales, presentan ventajas teóricas que no siempre compensan los inconvenientes ciertos. Hagamos un poco de historia.

En septiembre de 1995, Canon lanzó al mercado su primer objetivo con óptica estabilizada. Y esta fue una primicia mundial. Nadie más hacía en esos momentos objetivos estabilizados. Y quedaba lejos en el tiempo todavía la idea de una estabilización en el cuerpo de la superficie sensible. Era un zoom 75-300 mm f/4-5,6, de las series intermedias que hacía en aquellos momentos Canon. Ni pertenecía a la prestigiosa serie L del aro rojo con elementos ópticos de baja dispersión, ni era de los teleobjetivos de focal variable económicos que aparecían en kits de oferta y similares. En marzo de 1997 apareció el primer objetivo de serie L con esta innovación, un 300 mm f/4, cuya misión estaba clara. Con una limitada apertura, más modesta que los prestigiosos f/2,8, se fabricaba un objetivo más compacto y ligero, con la ventaja de que el estabilizador de imagen compensaba en parte la pérdida de luminosidad.

Y en febrero de 1998, la innovación se democratizó todavía más, al presentar el EF 28-135/3,5-5,6 IS USM con un precio, si no barato, contenido, y con un intervalo de focales que lo hacía muy apetitoso por su polivalencia. Con el añadido de esa maravillosa estabilización, que nos "vacunaba" contra las fotos trepidadas cuando la luz flojeaba. Eran tiempos de película fotográfica, y si habías montado una diapositiva de ISO 100, con eso te quedabas, incluso en interiores o cuando se hacía de noche. Yo me apunté a la idea, respalda por alguna prestigiosa revista del sector en aquellos tiempos, vendí mi EF 28-80/3,5-5,6 USM, el primero de esa gama de focales y probablemente el más digno, y me compré el nuevo objetivo. Y me serví de él durante unos años. Aunque siempre sentí algo en su contra... aunque no muy pesado por estar construido en plástico, de buena calidad, pero plástico, era voluminoso. Y cansado. Unos años más tarde empezó mi deriva hacia los objetivos de focal fija como más idóneos para mi concepción de la fotografía.

Cuando llegó la fotografía digital, y compré mi primera réflex digital en diciembre de 2005, una Canon EOS D60 de segunda mano, lo acoplé a la misma y empecé a tirar millas. Pero en septiembre de 2006, en un viaje a Milán y los grandes lagos italianos, el mecanismo de selección de focal empezó a fallar. Salí adelante, pero cuando llegué a mi casa comprobé con pavor que el objetivo ofrecía muy escasa nitidez, especialmente en el lado derecho de la imagen (en fotografías horizontales). Sufría un descentramiento espantoso. Creí que se debería a la avería. Pero revisando fotografías retrospectivamente, siempre había estado ahí. A mí me había faltado criterio para observarlo.

Puse el objetivo en barbecho, me compré como sustituto el EF 24-105/4L IS USM, que sólo es un poquito menos amplio (x 4,375 frente a x 4,821 del más veterano), y que es mucho mejor, pero que he usado poco. Mucho bulto y peso para mi gusto.

La moda de los objetivos de larga amplitud focal se hizo más acusada. Y en estos momentos hay objetivos que flirtean con amplitudes de x10 o más, es decir, la focal más larga es 10 veces superior o más a la focal más corta; por ejemplo, 28-300 mm, que sería un x10,7. Todos ellos "parecen" muy convenientes por su polivalencia, pero suelen conllevar una serie de inconvenientes de los que no eres realmente consciente, si eras relativamente nuevo en el "negocio", hasta que adquieres experiencia. Peso y bulto más o menos elevados, calidad de imagen francamente disminuida con respecto a otros objetivos no tan ambiciosos, luminosidad muy escasa, especialmente en su extremo superior. Y carácter no físico sino psicológico, son malos "profesores". Nos hacen muy vagos. Nos acostumbran a no caminar y a no variar nuestro punto de vista recortando nuestra creatividad y visión.

En el mes de diciembre, expuse mi último carrete de película en color, un Kodak ColorPlus 200. Y tuve el capricho de desempolvar el EF 28-135/3,5-5,6 IS USM, que arreglé en su momento, y calzarlo a la Canon EOS 650. Y me fui a pasear varios días aprovechando las matizadas luces de un benigno invierno, hasta ese momento. Y ayer me llegó revelado y escaneado por Carmencita Film Lab... y ahí se puede ver que todos los defectos del objetivo campan a sus anchas. Sí. Es cierto. Es polivalente... pero ¿compensa? A mí me parece que no. Ya he decido que desde este momento pasa al estatus de "pisapapeles".

"Panoramas" sobre película tradicional: Pentax MX + Lomography Berlin Kino 400

La tecnología asociada a la captura electrónica de la imagen fotográfica con destino a archivos informáticos que conservan la información en un formato digital permitió desde el principio de esta tecnología la creación de imágenes fotográficas más grandes a partir de varios archivos originales. Tradicionalmente se le ha llamado fotografía "panorámica" porque con frecuencia se ha utilizado para formar imágenes panorámicas; aquellas en las que se recogen escenas, generalmente paisajes, amplias con una longitud varias veces superior a su altura. Recuerdan a las películas de cine en las que tenemos amplios formatos de ratio 2,37:1 e incluso. Obsérvese que la mayor parte de los estándares actuales se acercan en sus proporciones al resultado de dividir las potencias de 4 por las potencias de 3.

Así tendremos 4/3 = 1,33, el más popular formato televisivo hasta hace unas décadas, 4^2/3^2 = 16/9 = 1,78, el más popular formato televisivo actual, y 4^3/e^3 = 64/27 = 2,37, formato televisivo que se ha propuesto ya para el futuro, que usan algunas producciones, y que se aproxima al formato de muchas producciones cinematográficas.

Pero la unión de imágenes digitales no se limita a estas tomas panorámicas. Pueden tener como objetivo el aumentar el campo de visión conseguido a partir de un objetivo con focal más larga de lo que nos conviene. Y con matrices de fotografías tanto en el sentido lateral como en el sentido arriba abajo obtenemos una fotografía con mayor campo de visión. Y sobre todo, muy importante, más grande, con más información. Hay quien incluso simula el aspecto de la fotografía de formato medio con sensores de imagen de los llamado de marco completo, full frame, o sea, el formato pequeño de 36 x 24 mm de toda la vida. Al principio, conseguir estas imágenes era complejo y precisaba software específico más o menos difícil de usar, pero actualmente hay muchos procesadores y gestores de imágenes que tienen funciones de unión de fotogramas muy sencillas de usar.

La fotografía panorámica no ha sido ajena a la fotografía con película tradicional. Han existido cámaras en las que las dimensiones del fotograma han tenido este carácter panorámico. Para película de 35 mm se fabricó la muy deseada Hasselblad Xpan I y II, fabricada por Fujifilm que también tenía su variante, Fujifilm TX-1 y TX-2, y un formato de fotograma de 65 x 24 mm . O las Widelux con obturador de barrido y un formato de 56 x 24 mm. Fujifilm también tuvo en formato medio la Fujifilm GX617, con ese formato aproximado de 17 x 6 cm, algo menos en realidad, y un tamaño casi "monstruoso". Creo que también hubo alguna Widelux de formato medio. Ha habido cámaras de formato medio de 12 x 6 cm aproximadamente, y algunos respaldos para cámaras de gran formato que aprovechaban los rollos de formato medio para este tipo de fotografía.

Y por supuesto, han existido artistas fotográficos que han realizado collages con fotografías individuales, de todo tipo, para construir panoramas o fotografías más complejas y más amplias. Pero con las peculiaridades de los collages.

Hace unos años tuve la ocasión de visitar en Fotografiska, museo de la fotografía en Estocolmo, una exposición de Nick Brandt que me gustó mucho, tanto por su mensaje, como por su estética, como por su concepción, filosófica o técnica. Para realizar las grandes fotografías de la exposición, Brandt usaba cámaras de formato medio de formato 7 x 6 cm, que luego escaneaba a alta resolución y unía en fotografías de mayor tamaño. Os dejo el vídeo que explica su realización.

Esto me ha hecho comprobar la factibilidad de la utilización eventual de una técnica similar con mis medios. Resultado de la cual han sido las fotografías que se pueden ver a lo largo de esta entrada.

Cogí mi Pentax MX con mi recientemente adquirido SMC-M 50/1,4 y la cargué con un carrete de Lomography Berlin Kino 400. Y fui exponiendo, a la sensibilidad nominal de la película, series de tres fotografías contiguas, con los mismo parámetros de exposición. Revelé, según recomendaciones del fabricante de la película, en Kodak HC-110 dilución B (1+31) durante 7 minutos a 20 ºC. Y luego digitalicé en el Epson Perfection V600 Photo los tríos de fotografía utilizando exactamente los mismos ajustes para cada una de las tres fotografías en la pestaña de niveles, evitando la exposición automática por parte del escáner. Sólo hubo discrepancias de luminosidad en una foto de uno de los tríos, probablemente porque en el momento de la toma una nube dejó pasar más luz que en las dos primeras fotografías del trío. Es en la del puente sobre el río Ebro... y con un tratamiento sencillo mediante máscaras, no se nota. Todas las fotos han sido unidas en Adobe Lightroom 6.14 sin mayores problemas. Menos una que no quiso reconocer que tal unión era posible, y que sin embargo Affinity Photo lo consiguió sin más.

En Lightroom hay tres tipos de proyección para componer la nueva fotografía; esférica, cilíndrica y perspectiva. La cilíndrica viene bien para las tiras únicas de fotos en horizontal o vertical que conforman un panorama. Tiene el inconveniente que deforma las líneas rectas de la arquitectura. La esférica conviene cuando no sólo se toma una fila de fotografías en horizontal, sino una matriz de varias filas, y también tiene el mismo inconveniente. La perspectiva no genera deformación de las líneas rectas de los edificios, pero genera una deformación de los extremos, que es muy desagradable cuando la amplitud de la vista es grande. Como estas son composiciones de tres fotografías en vertical, el resultado final no se desvía mucho de la proporción original de la cámara 3:2. Cuando hay edificios he usado la proyección en perspectiva, cuando no los hay y es más orgánica la imagen, he usado la cilíndrica.

El resultado ha sido bastante mejor de lo que pensaba, aunque la calidad de las fotos está lastrada por el hecho de que... una de dos, o yo he estado muy torpe midiendo la luz y he subexpuesto o, como supongo, esta película conviene exponerla a un índice de exposición más bajo de la sensibilidad nominal. La proxima vez a IE 250, manteniendo el tiempo de revelado recomendado.

No es que vaya a usar esta técnica habitualmente. Lo cierto es que si me apetece componer panoramas o fotos grandes a partir de fotogramas más pequeños, utilizaré la captura electrónica. Que todo es mucho más sencillo. Pero si puntualmente me surge la necesidad... pues ya sé que es factible y no demasiado complicado. Ya me diréis que opináis.

Clicks & Beers de AFZ con la Pentax MX y un carrete de Kodak TMax 400 caducado

Termina la actividad de 2019 de la Asociación de Fotógrafos de Zaragoza AFZ como se empezó. Con un fotopaseo "Clicks & Beers". Un rato de "clicks" fotográficos, un rato de conversación con unas cervezas para terminar la mañana. El lugar elegido, el mercadillo navideño de la plaza del Pilar de Zaragoza con sus habituales atracciónes; el belén gigante, la pista de hielo y el tobogán gigante, entre otras cosas.

Ya he comentado en otras ocasiones que la asociación recibió como legado de un centro educativo unas latas de película Kodak TMax 400 por metros, ya caducadas, pero que habíamos usado con resultados razonables en ocasiones anteriores. Salvo que la base de la película parece algo más densa de lo habitual, algo normal en las películas caducadas, no parece haber mayor afectación sobre la emulsión. Las películas en blanco y negro siempre aguantan mejor el paso del tiempo que las películas en color. Los colorantes cromógenos se degradan más fácilmente.

Pero la Kodak TMax 400 no es precisamente mi película favorita. No porque sea una mala película, que no lo es. Si no por dos cuestiones. Una de rendimiento, otra de orden práctico. De orden práctico que, como la mayor parte de las películas de Kodak en blanco y negro, tiene una malísima estabilidad dimensional, y se enrolla y se curva sobre si misma tras el secado en demasía, haciendo difícil la manipulación, y aumentando la probabilidad de que se contamine de motas de polvo.

La cuestión de rendimiento es que es una película realmente muy contrastada. Demasiado para mi gusto, que siempre prefiero una película más contenida en contraste, que siempre puede ser aumentado en el procesado, sea en el laboratorio, sea en un proceso mixto fotoquímico y digital. Además, para ese sábado 14 de diciembre se preveía una mañana soleada, lo cual podría conllevar un mayor contraste en las escenas, con sombras muy densas y marcadas en las horas centrales del día. Había que pensar cómo domeñar el contraste de la TMax 400.

Después de pensar e investigar un poco, decidí que, puesto que mi revelador de uso actual es el Kodak HC-110, sería posible realizar un revelado compensador mediante la técnica del revelado desatendido. El HC-110 se diluye mucho, a 1+120, garantizando al menos 4 ml de jarabe en la solución. Es decir 4 ml de HC-110 y 480 ml de agua a 20 ºC. Se agita ligeramente al principio del revelado y se deja en reposo durante 45 minutos, con sólo unas breves inversiones a mitad del tiempo previsto. Con esta técnica, las sombras y las luces de la emulsión se revelan a distinto ritmo y con distinta intensidad, equilibrando el contraste de los negativos.

El equipo utilizado fue mi fiable Pentax MX que, además de ser ligera y cómoda de usar, tiene un fotómetro que conozco muy bien y que me permite evaluar correctamente, en un porcentaje muy elevado de fotogramas, la exposición correcta. Como ópticas, dejé descansar el SMC-M 50/1,4 que tanto había usado en las semanas anteriores, y opté por el pequeño "pancake" SMC-M 40/2,8 y el SMC-A 100/4 Macro, para cuando necesitase más "alcance". El 40 mm de Pentax no es el mejor objetivo de la marca, pero a aperturas medias, entre f/5,6 y f/11 va muy bien, sin que sea una catástrofe a su máxima apertura f/2,8, aunque los he visto mejores. Esta longitud focal me gusta mucho. Para mí es el auténtico estándar. Siempre he tenido la sensación de que el 50 mm funciona como un ligero teleobjetivo.

Para mejorar el rendimiento de la película la expuse a un índice de exposición de 200, un punto de sobreexposición sobre su sensibilidad nominal, ISO 400. Confiando en que el revelado compensador mantendría a raya las subidas de densidad en las luces. Y a funcionado bien. En varios sitios había leído que no se consideraba adecuado el revelado compensador con las modernas películas de grano tabular, como la gama de las TMax. Pero también es verdad que la mayor parte de las veces, en eso textos, el revelador usado era Rodinal. Decidí apostar por el HC-110... y no me quejo.

Por el aspecto de las fotografías que os dejo, veréis que efectivamente, aunque contrastadas, las imágenes tiene un gama tonal amplia. Y que en general no se han socarrado las luces, ni se han empastado las luces. El grano está más contenido de lo que esperaba. Decir que están digitalizadas con el Epson Perfection V600 Photo, con ajustes que maximizan la dinámica de la imagen. Sin problema. Los negativos se han dejado digitalizar sin esfuerzo.

Como no utilicé las 31 exposiciones del carrete casero que me tocó en suerte, lo terminé al día siguiente en la feria del cómic y la historieta, en un entorno donde a lo mejor le hubiera venido bien las características originales de la película... pero que tampoco quedaron más. Quería haberme llevado el 50 mm f/1,4, pero como todos los objetivos de Pentax son muy similares en tamaño y aspecto, me equivoqué y me llevé el SMC-A 35/2,8. Bien, pues vale. Tampoco pasa nada. En fin, que sepáis que desde mi punto de vista esta forma de revelar la TMax es válida, aunque sinceramente, para alcanzar unos resultados parecidos con calidad, yo lo que haría es utilizar otra película con revelados más convencionales.

Probando el Pentax SMC-M 50/1,4 en museos y en Madrid

La historia de cómo llegó hace unas semanas este objetivo a mis manos, procedente de Tokio a través de eBay, la expliqué hace unas semanas. Entonces, probé el objetivo, un Pentax SMC-M 50/1,4, en mi Pentax digital. Donde a apertura medias entre f/4 y f/11 daba resultados satisfactorios, pero a grandes aperturas, f/1,4 a f/2,8, mostraba que su diseño fue varias décadas anterior a la fotografía digital. Por supuesto, después me he dedicado a usarlo de forma relativamente intensiva. Y claro, puesto que uno da por hecho que es bueno a sus aperturas medias, había que hacerlo en lugares en los que se justificase el uso de sus aperturas más abiertas. Y qué mejor lugar que los museos. Así que el primer domingo de diciembre me paseé con ella, primero por el Museo de Zaragoza, del Gobierno de Aragón, que es gratuito siempre.

Ese mismo día, a continuación, con unos amigos, en el Museo Pablo Gargallo, del Ayuntamiento de Zaragoza, que es gratuito los primeros domingos de mes. Y que es mi favorito y por ello ha aparecido con frecuencia en estas páginas.

Las fotografías están hechas con el SMC-M 50/1,4 montado sobre mi fiel Pentax MX, y película Fujicolor Superia XTra 400. Se pueden decir, a la vista de los resultados, varias cosas. La primera es que enfocar a f/1,4 es difícil cuando las condiciones de luz son realmente limitadas. Y teniendo en cuenta que mi vista no es la que era. Sí para la visión general, pero no para la visión a corta distancia. La segunda es que el objetivo tiene mayor distorsión, en barrilete, de la que esperaba. Por lo tanto, para la fotografía de arquitectura u otros objetos geométricos puede ser poco adecuado. Salvo que el archivo digitalizado lo corrijas en el software adecuado... pero para eso ya están las soluciones de captura digital. La tercera es que la Superia XTra 400, a pesar de sus sensibilidad, gusta de más luz. En condiciones de iluminación limitada, especialmente si es artificial, incluso si te esmeras midiendo la luz, muestra mucho grano.

También me llevé esta combinación a Madrid, donde expuse casi dos carretes de película. También acudiendo a museos y exposiciones.

Allí funcionó mejor esta combinación, en parte porque, siempre que pude, sobreexpuse ligeramente la película. Las fotografías que me quedaron las terminé de exponer en una mañana de tiempo gris y fosco, con riesgo de lluvia. Decir que en líneas generales estoy muy satisfecho con el objetivo, que está en excelentes condiciones.