La fotografía como afición y otras artes visuales

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A rey "muerto", rey puesto - renovación tras el desastre de Aveiro

Desde hace un tiempo, andaba huérfano de una cámara secundaria para viajes. La Panasonic Lumix G9 es excelente, pero en ocasiones me resulta demasiado grande y manifiesta. Siempre me ha gustado llevar cámaras más discretas para escapadas ciudadanas. Pero la Lumix GM5 y la Leica D-Lux poco a poco acusaron cansancio y alguna falta de fiabilidad. Han hecho muchos kilómetros por el mundo. Una compacta de focal fija, como es la Fujifilm XF10, no resolvió la carencia. La calidad de imagen es buena, pero la ergonomía es francamente mejorable, y su focal única gran angular no me parece tan versátil como cuentan algunos.

La combinación de la cámara y el soporte para grabación/selfies o trípode de sobremesa es compacta y ligera. Ideal para viajar sin estorbos.

En verano, y como consecuencia de un buenísima oferta, opté por adquirir una Panasonic Lumix GX9. Más compacta que la Lumix G9, con su misma calidad de imagen, de objetivos intercambiables, quizá algo más grande de lo que yo pretendía, parecía la solución evidente para lo que yo pretendía. Y tras familiarizarme con ella durante unos meses, o eso creía yo, me la llevé de viaje a Portugal en septiembre. He de decir que la cámara tiene un grave problema para mí. Con la pantalla táctil, en fotos verticales, mi nariz colocaba el punto de enfoque donde le daba la gana, proporcionándome unas cuantas fotos fallidas. A estas alturas, prefiero las pantallas articuladas como la de la G9, que cuando no la uso para componer y disparar, entonces viene bien que sea tactil, la recojo, y no molesta. Pero en fin. Yo convencido de que estaba recogiendo una buena colección de imágenes, hasta que... Hasta que en una parada de autobús de Aveiro, camino de Costa Nova, con el lío de la mochila, el dinero para pagar, la mascarilla obligatoria en el autobús... la dejé olvidada en un banco de la parada. Y la perdí. Para siempre. Y con ella, todas las fotos que había hecho hasta el momento.

La cámara se lleva especialmente bien con las focales fijas. El 20 mm f/1,7 de Panasonic es prácticamente la óptica por defecto

Cuando volví a Zaragoza me planteé si la iba a sustituir y cuándo. Si la epidemia de covid-19 lo permitía, tenía intención de hacer alguna escapada más antes de fin de año. Y una cámara de estas características me vendría bien. Es momento de viajar ligero en las ciudades. Y volvió a surgir una oportunidad. En verano salió al mercado la Panasonic Lumix G100, una cámara muy orientada al mercado de los vloggers, de los youtubers que se pasean hablándole a la cámara. Pero con un sensor totalmente similar, con su 20 Megapíxeles a los de la Lumix G9 y la Lumix GX9. Calidad de imagen totalmente equiparable. Y más barata que la GX9. Y además tenía a mano una oferta, exclusiva para mí, con el trípode dedicado, que permite disparar o grabar vídeo directamente desde el chisme. Adecuado para autorretratos, pero también como trípode de sobremesa. O para colocarlo sobre cualquier superficie, sin que ocupe casi espacio en la mochila.

Pero el 45 mm f/18 de Olympus no se lleva nada mal tampoco. Y aunque hay que subir el ISO por no ser estabilizada, en el Museo de Zaragoza se recoge detalle, contraste y colorido.

Me decidí por ella. Y quiero transmitir mis impresiones. En primer lugar, su calidad de construcción global es buena, pero es inferior a la Lumix GX9. Y no digamos ya con respecto al tanque que es la Lumix G9. Está más al nivel de mi querida, aunque retirada, Lumix GM5. De hecho, tiene un tamaño similar a esta. Lo que pasa es que abulta algo más porque el visor y el flash incorporado sobresalen en el centro del cuerpo de la cámara. Tampoco supone tanta diferencia con la GM5, porque este llevaba siempre puesto el pequeño flash accesorio. Cabe, con un objetivo compacto, en el bolsillo de mi chaqueta impermeable de viaje. Y esto sólo, ya es una buena noticia. Y la pantalla es totalmente articulada, al estilo de la G9, y no parcialmente como la GX9. Sin problemas con mi nariz.

Es pequeña y ligera. Así que colocarle grandes objetivos de focal variable la desequilibra. Eso no impidió que en mi reciente viaje a Andalucía, donde la sometí a uso intensivo, el guía de la excursión a Doñana me prestara un 100-300 mm y lo usara con algún buen resultado. Y no es fácil, porque sus focales son equivalentes a 200-600 mm en el llamado formato completo. Pero con el G 14/2,5, o el G 20/1,7, o el Olympus 45/1,8. Incluso con las focales variables compactas 12-32/3,5-5,6 o 35-100/4-5,6 de Panasonic, va muy bien. Mejor las focales fijas, que las variables, aunque estas se comportan muy bien, y añaden estabilización óptica. Que es la gran carencia de esta cámara, al igual que lo era en la GM5. En un cuerpo tan pequeño, no cabe. Pero bueno. Salí adelante en Andalucía sin muchos problemas.

Autorretrato en el castillo de Santa Catalina en Cádiz con el 14 mm f/2,5. Ideal.

Por supuesto, con el pequeño trípode adaptado, puedes hacerte unos autorretratos excelentes, y aun lo aproveché con ventaja para una agradable puesta de sol en Cádiz. ¿Es una cámara recomendable? Para unos usos muy concretos como los que he comentado, llevar una cámara pequeña y discreta en las ciudades de la pandemia, sí. Como cámara principal para todo uso... pues no tiene la solidez y las capacidades de otras cámaras con más pedigrí. Aunque está en un escalón inferior a la "perdida" GX9, sin embargo la he usado con más agrado. Sólo me quejaría de que en las fotos verticales, hay una posición de la cámara en la que el visor no lo veo todo lo nítido que quisiera. Pero sin más problemas.

Y con el pequeño pero competente 35-100 mm f/4-5,6, usando el pequeño trípode dedicado, es posible conseguir buenos paisajes y puestas de sol.

Ilford FP4 Plus 125 a IE 400 - En Pentax MX

Hace unos días escribía en estas páginas sobre mis experiencias de utilizar la película Ilford FP4 Plus 125 expuesta con un índice de exposición (IE) 400 en lugar de su sensibilidad nominal, en formato medio sobre una Hasselblad 500CM. Hoy vamos a lo que sería la segunda parte de esa experiencia, utilizar la película en las mismas condiciones pero sobre una cámara de formato pequeño, 24 x 36 mm, una Pentax MX con un un objetivo SMC-M 28/3,5. Las motivaciones que me llevaron a buscar esta experiencia se explican en el artículo que he enlazado anteriormente, y consisten en ver si consigo unos resultados más convincentes para mis gustos estéticos y para mi práctica de proceso mixto fotoquímico-digital, que con la Ilford HP5 Plus 400.

Con el formato pequeño (uso la nomenclatura tradicional en película tradicional, frente al pretencioso full format de quienes han nacido a la fotografía en un mundo electrónico-digital), hay mayor riesgo de que el grano se vea muy presente. Bien porque sea inherente a la película utilizada, bien porque aparezca al aumentar los tiempos de revelado, bien por la necesidad de corregir el contraste tras la digitalización del negativo. Ese grano puede convenir en ocasiones... pero no en otras. Si en determinados reportajes o en determinados retratos la estructura de la emulsión juega a favor del expresionismo de la fotografía, en paisajes, en arquitectura o en otras situaciones, donde precisemos conservar el detalle de la imagen, juega en contra. Cuando me voy de viaje, por peso y comodidad uso el formato pequeño, pero me gusta recoger el detalle de la imagen.

Durante unos días, después de volver del viaje a Oporto donde usé Ilford HP5 Plus y cuyos resultados me dejaron mohíno, cargué una Pentax MX con un rollo de Ilford FP4 Plus 125, ajusté el fotómetro a IE 400, y le calcé el SMC-M 28/3,5. Un objetivo muy modesto en sus pretensiones aparentes, pero que es ligero, y muy honesto en sus resultados. Muy agradable de usar. Especialmente por la agilidad del preenfoque a la hiperfocal, o a la distancia que se prefiera, a f/8 o f/11 y la rapidez en la operación limitándote a prever de antemano los parámetros de exposición. De este modo, prácticamente sólo te tienes que preocupar de encuadrar correctamente y de disparar en el momento adecuado. 

Como ya comentaba en el artículo anterior, lo que buscaba era comprobar el comportamiento en situaciones de luz "modorra". Nublados o seminublados, con bajo contraste en la escena, donde tanto el aumento de sensibilidad, por la menor luminosidad de la escena, como el mayor contraste que aporta la prolongación del revelado vienen bien. Y lo cierto es que en los primeros días de octubre, en Zaragoza, aparecieron varios días así. Días con sol velado o nublados ligeros. He de decir que los resultados con la HP5 Plus 400 con sol radiante en Portugal fueron muy buenos. Como luego no hay que ajustar mucho el contraste tras digitalizar, se controla el grano mejor, y la amplia dinámica de la película hace que haya una buena gama tonal. En la prueba que hice con la FP4 Plus 125 a IE 400 con la Hasselblad, en la que había escenas con fuerte contraste, ya advertí de la necesidad de proteger las sombras para evitar que se bloqueen.

Revelado en el mismo tambor que el rollo de formato medio del que ya os hablé en Kodak HC-110, dilución C (1 + 19), durante 8 minutos y 30 segundos a 21 ºC, y digitalizado con la Panasonic Lumix G9 en modo de alta resolución moderado, para un resultado final de archivos digitales de entre 25 y 30 megapíxeles. No ajusté mucho el encuadre. Preferí garantizar con cuidado que los negativos estuvieran perfectamente paralelos al sensor de la cámara y que la nitidez fuera la mayor posible. La película se reveló sin problemas, manifestando a simple inspección visual unos negativo mucho más contrastados que los recientes de la Ilford HP5 Plus 400, pero que se digitalizaban sin problemas porque la gama tonal está bastante por debajo todavía que la dinámica del sensor de la Lumix G9.

Los resultados fueron bastante buenos. Y esta vez, sin peros. Las imágenes quedaron nítidas. Perfectamente enfocadas; un angular como el 28 mm y con la amplia profundidad de campo ayuda. Es muchísimo menos crítico que el 80 mm en la Hasselblad. El grano mucho menos aparente que en la HP5 Plus 400 que me traje de Portugal. Hasta un punto que me sorprendió. La gama tonal amplia con un buen contraste, pero sin excesos, muy controlable. Ninguna sombra bloqueada, ninguna luz empastada. Más sencilla de ajustar en el proceso digital que con la HP5 Plus. Lo cual ayuda a mantener a raya el grano, que aumenta con los ajustes digitales intempestivos. 

Voy a seguir usando la Ilford FP4 Plus 125 en estas condiciones una temporada para terminar de familiarizme con ella en distintas situaciones. Es posible que el próximo rollo lo ponga en la Olympus Pen F, con la mitad de tamaño, para probar sus límites. También lo quiero usar con la Fujifilm GS645S Wide60, donde auguro buenos resultados, por la flexibilidad que ofrece el formato medio. Y no descarto colocar algún rollo en alguna estenopeica, a la que un aumento del contraste le sentará bien, sin que el grano, sobre un negativo de 6 x 9 cm sea un problema. os iré contando.

Ilford FP4 Plus 125 a IE 400 - En Hasselblad 500CM

Cuando terminaba el confinamiento por la epidemia de Covid-19 en mayo, y empezaron a permitir paseos a determinadas horas del día, una mañana, de madrugada, salí a pasear con la Hasselblad 500CM y un rollo de Ilford FP4 Plus 125 expuesta a un índice de exposición de 400. Casi dos puntos de subexposición, con el aumento en el tiempo de revelado adecuado para resituar los tonos de gris en sus lugares adecuados. No me disgustó la experiencia, pero en aquel momento no pasó de una curiosidad, que me despertó algunas inquietudes, pero no fue más allá.

Hace unas semanas regresé de mi viaje de vacaciones por Portugal. También me llevé una cámara con película en blanco y negro. Pero en lugar de llevar la Ilford XP2 Super 400, que es mi opción habitual en los viajes, me llevé Ilford HP5 Plus 400, de la cual disponía en abundancia. Pero sinceramente, no acabé muy satisfecho con los resultados. Salvo en situaciones con abundante luz solar y escenas contrastadas, la mayor parte de las fotos me resultaban muy apagadas, con contraste excesivamente bajos, y sin que resaltasen los motivos principales de la imagen. Se puede achacar a mi incapacidad para seleccionarlos y encuadrarlos adecuadamente, sin duda. Pero también me atrevería a decir que la HP5 Plus tiene una curva tonal excesivamente plana en ocasiones. La corrección del contraste en el procesado digital tras escanear el negativo, llevaba a un aumento del grano excesivo para mi gusto.

Si unes las dos experiencias, empiezas a pensar. Igual conviene, para alcanzar el rendimiento tonal que yo imagino o quiero, usar otra película y otras situaciones. Hablaré de películas convencionales en blanco y negro, y no de la XP2 Super 400, que se revela en el proceso C-41 propio de las películas cromogénicas. No por nada, muchos fotógrafos gustan de la Kodak Tri-X 400, por el contraste que ofrece. Sin embargo, en estos momentos es una película cara, que tengo que conseguir a través de internet sumando a su precio los del transporte, y con la que no me llevo bien al digitalizarla, por la falta de estabilidad dimensional que he experimentado con ella. Se curva y se retuerce como una condenada, aumentando las posibilidades de que se contaminen con polvo, y causando problemas de nitidez por la falta de planeidad sobre los portanegativos.

Así que decidí que había que volver a experimentar con la Ilford FP4 Plus 125 expuesta a un índice de exposición de 400. La película se maneja muy bien, se digitaliza muy bien, es más contrastada que la HP5 Plus 400, más si aumentamos el tiempo de revelado, la encuentro fácilmente en comercios físicos de Zaragoza y a precios mucho más razonables que los de la película de Kodak. Y existe mucha experiencia en el mundo en su revelado, sabiendo que se revela bien con cualquier revelador de los más populares y con buenos resultados generales. Las nuevas experiencias tienen dos partes. Una mañana de domingo con la Hasselblad 500 CM, saliese como saliese de sol y de iluminación, y varios días llevándola encima con una Pentax MX, haciendo fotografías cuando las condiciones de luz ofrecieran escenas con un contraste bajo.

Hoy os presento las experiencia con la Hasselblad 500CM. Armada con el objetivo Carl Zeiss Planar 80/2,8 CF. Le puse un respaldo A16S, que ofrece 16 fotogramas de 41 x 41 mm en lugar de los habituales 12 fotogramas de 55 x 55 mm. El motivo principal es que así el resultado era más exigente con el grano de la película. Al ampliar más... el grano resulta más aparente. Es fácil apreciar un grano bajo o contenido con un negativo muy grande,... pero cuando el negativo es más pequeño... la cosa cambia. Y además me permitía hacer cuatro fotos más en ese paseo mañanero de domingo.

Revelado como de costumbre en Kodak HC-110, en dilución C (1 + 19), durante 8 minutos y 30 segundos a 21 ºC, y digitalizado con la Panasonic Lumix G9 en modo de alta resolución moderado, para un resultado final de archivos digitales de entre 25 y 30 megapíxeles. No ajusté mucho el encuadre. Preferí garantizar con cuidado que los negativos estuvieran perfectamente paralelos al sensor de la cámara y que la nitidez fuera la mayor posible. La película se reveló sin problemas, manifestando a simple inspección visual unos negativo mucho más contrastados que los recientes de la Ilford HP5 Plus 400, pero que se digitalizaban sin problemas porque la gama tonal está bastante por debajo todavía que la dinámica del sensor de la Lumix G9.

Los resultados fueron bastante buenos con algún pero. Las imágenes quedaron nítidas, salvo algún fotograma con algún error en el enfoque. Mi vista ya no es lo que era. El grano prácticamente inaparente. Muy muy muy por debajo del que ofrece la HP5 Plus expuesta al mismo índice de exposición. La gama tonal amplia y contrastada, pero sin excesos. Más sencilla de ajustar en el proceso digital que con la HP5 Plus. Lo cual ayuda a mantener a raya el grano, que aumenta con los ajustes digitales intempestivos. Y el pero está en que alguna sombra me quedó bloqueada. La medición de la luz la hice con el pequeño Gossen Digisix, tanto en modo luz incidente como luz reflejada según las escenas. En la mayor parte de los casos, esas sombras bloqueadas no invalidaban la foto, pero queda claro que en una mañana soleada, cuando la escena incluye áreas iluminadas por el sol y sombras profundas, hay que tener cuidado en proteger estas últimas. No está mal, pero hay que obtener más información. Veremos que pasa con los resultados obtenido con la Pentax MX. Pero eso os lo cuento la semana que viene.

Buscando contraste y comodidad de uso - Ilford SFX 200 a un IE 800

A lo largo del verano he expuesto varios rollos de película en blanco y negro con sensibilidad extendida al infrarrojo cercano, tanto Rollei Superpan 200 como Ilford SFX 200, en una "nueva" modalidad. Cuando una película de sensibilidad ISO 200 la expones a través de un filtro que bloquea el espectro de luz visible, pero deja pasar el infrarrojo hasta determinada longitud de onda, pierdes como es lógico mucha luz y necesitas aumentar los parámetros de exposición. O abres mucho el diafragma o enlenteces mucho la velocidad de obturación. En el primer caso, pierdes profundidad de campo, lo cual, en fotografía de paisaje puede ser un problema. En el segundo caso, has de utilizar un buen trípode.

Yo utilizo el filtro Hoya IR72. Esto quiere decir que bloquea la luz visible hasta una longitud de onda de 720 nm (nanometros). La luz visible corresponde a las longitudes de onda entre los 380 nm (violeta) y los 740 nm (rojo profundo). Aunque hay variaciones entre distintas personas, más o menos sensibles a los extremos de este intervalo de longitudes de onda. La película Ilford SFX 200 parece que tiene una sensibilidad extendida hasta los 780 nm, en el infrarrojo cercano. Este valor no viene explícitamente mencionado en la documentación, pero lo deduces de las gráficas de sensibilidad espectral de la película que publican. Por lo tanto, con el filtro IR72 colocado en el objetivo, la película sólo recibe la luz correspondiente al rojo profundo (720 - 740 nm) y al infrarrojo cercano (740 - 780 nm). No todo el mundo tiene una visión sensible al rojo profundo que hemos mencionado. Y de hecho, en algunos sitios hablan de que la radiación infrarroja abarca el espectro electromagnético entre 700 nm y 1 mm (milímetro) de longitud de onda

[1 mm es igual a 1 000 000 nm, así que el intervalo va de 700 nm a 1 000 000 nm; así podemos hacernos una idea de porqué denominamos al intervalo 740 -780 nm como "infrarrojo cercano"]

A efectos prácticos en fotografía, eso quiere decir que cuando colocamos el filtro IR72 hemos bajado la sensibilidad de la película 5 valores de exposición o EV, de exposure values en inglés. Quienes usen cámaras Hasselblad tradicionales, estarán habituados a los EV. Es decir, para que quede correctamente expuesta tenemos que abril el diafragma 5 pasos, o multiplicar la velocidad de obturación por 32. Si usamos diafragmas que nos permitan una buena profundidad de campo, como f/8 o f/11, para un ISO 200, tenemos que usar una velocidad de obturación de 1/8 o 1/15 de segundo, con cierta variabilidad en estos valores según las circunstancias. Por supuesto, una combinación f/4 y 1/60 de segundo es aceptable. Esa velocidad de obturación nos permite disparar a mano alzada con focales normales o angulares. Pero la profundidad de campo será un poco justa, especialmente con formato medio. Yo suelo hace la fotografía en el infrarrojo con una Fujifilm GS645S Wide 60, con película tipo 120 y un negativo de 42 x 55 mm. El hecho de que sea telemétrica la hace muy cómoda a la hora de encuadrar, porque el filtro no bloquea el visor de la cámara, como sucede con las cámaras réflex.

A mí me gusta la estética que proporciona la fotografía en el espectro del infrarrojo. Y en los meses de verano, de luces duras, abundancia de insolación y vegetación muy verde, que refleja mucho la radiación infrarroja, es muy adecuada. Pero muchas veces me gusta practicarla cuando voy simplemente dando un paseo, o aprovecho mis fines de semana para hacer kilómetros caminando cuidado mi salud y mi corazón. Y no me apetece cargar con el trípode. Se entenderá mi interés por conseguir una fotografía a mano alzada, la Fujifilm GS645S Wide60 no es muy pesada, pero con una mayor profundidad de campo en los paisajes, naturales o urbanos. Por ello, he decidido probar a forzar dos pasos la película Ilford SFX 200. Entendemos por forzar dos pasos exponerla como con un índice de exposición de 800 y aumentar el tiempo de revelado para resituar los tonos de la imagen final, a costa de aumentar el contraste global de la misma. Y con el riesgo de bloquear los tonos más oscuros, que puede perder detalle por la subexposición.

Aprovechando una mañana de domingo con sol radiante, salí con la cámara, el filtro y un rollo de película, fotografiando escenas bien iluminadas por el sol a f/8 y 1/60 de segundo. Opté por el entorno urbano, por ser más crítico. Las sombras suelen ser más profundas que en los paisajes naturales iluminados frontalmente por el sol. El revelado lo realicé con mi habitual Kodak HC-110. Las tablas consultadas me daban una combinación de 19 minutos a 20 ºC con la dilución B (1 + 31). Pero Ilford ofrece para el revelador Ilfotec HC, la misma fórmula química que el HC-110, la posibilidad de usar la dilución A (1 + 15) durante 10:30 minutos a 20 ºC. Opté por la dilución A. Como tras preparar la solución, comprobé que me había despistado y la temperatura era de 21 ºC, usando las tablas habituales de corrección del tiempo de revelado según la temperatura, revelé el rollo durante 9:30 minutos con la agitación habitual; continua durante los 30 primeros segundos y cuatro inversiones tranquilas del tambor de revelado cada minuto hasta el final del tiempo previsto.

Los resultados. Como estaba previsto, aumenta el contraste. Lo cual no le sienta mal a la estética de este tipo de fotografía; por ese lado bien. Y de todos modos, digitalizada con la Panasonic Lumix G9, en modo alta resolución, no tiene problemas para encajar de sobras el contraste de los negativos y ofrecer unos archivos finales de 32 megapíxeles aprovechables. Podría obtener más megapíxeles, pero no merece la pena. El grano... aumenta... pero no creas que tanto. Cuando digitalizas con cámara digital, el contraste de la imagen digital del negativo es muy plano. Por lo tanto, cuando inviertes los tonos y ajustas los tonos negros y blancos a unos tonos habituales, aumentas el contraste y eso provoca que el grano se hace mucho más aparente. Al revelar durante más tiempo que cuando expones a la sensibilidad nominal, obtienes un grano más marcado. Pero como el ajuste en el procesado digital es menos agresivo por ser negativos más contrastados... en cierta medida se compensa. El grano está marcado, pero no es desagradable y no me resulta excesivo.

Finalmente, el problema. Efectivamente, en la dura luz de un día de cielo despejado y limpio por el viento que soplaba, con fuerte contraste entre luces y sombras en las calles de la ciudad, algunas sombras han quedado bloqueadas. Como seleccioné con cierto cuidado las escenas a fotografiar, no son grandes áreas de sombras bloqueadas, y el resultado final es asumible. Pero hay que tener cuidado al exponer, en dar el tiempo suficiente de exposición a esas sombras para que no se bloqueen. Dependerá de cada escena. Y es posible que en lugar la exposición adecuada general como hice yo, y aplicarla sistemáticamente, haya que tirar de algún fotómetro que nos permita determinar qué exposición necesitan las sombras para no quedar bloqueadas. Negras del todo. Como mi conciencia.

Un nuevo repaso a objetivos con montura Leica M sobre la Canon EOS RP

Cuando probé por primera vez la Canon EOS RP, en los primeros días tras su llegada a casa, me apresuré a montarle, con el adaptador correspondiente, el Leica M Summicron 35/2 ASPH. Probablemente mi mejor objetivo. Pero que no se lleva bien con la toma digital, salvo sobre cuerpos Leica, que identifican el objetivo y aplican determinadas correcciones. El problema es que los objetivos tradicionales para Leica M conducen los rayos de luz hasta el sensor digital con una fuerte inclinación, que afecta a la imagen, creando fuertes viñeteados en las esquinas, desviaciones del color en esquinas y laterales de la imagen y, eventualmente, alguna pérdida de nitidez derivada. Para conseguir una alta calidad de imagen con los captores digitales, conviene que la luz llegue lo más perpendicular posible a la superficie de estos. Con la película tradicional no hay problema. Y ese es el motivo por el que mi Sumicron 35 mm lo haya usado predominantemente sobre mi Leica M2 con resultados estupendos. Porque es una maravilla de objetivo.

El Planar 50/2 ZM de Carl Zeiss es aprovechable desde su apertura más amplias. Simplemente, corregir el viñeteado.

Sobre la Canon EOS RP... observé los tradicionales problemas de estos objetivos sobre cualquier otro sensor digital. Quizá válidos para tomas en blanco y negro... pero no adecuados en general. Y ya no le di muchas más vueltas al asunto.

Recién llegado de mi viaje de vacaciones en Oporto, me quedaban todavía tres días de vacaciones, hasta incorporarme de nuevo este jueves pasado, con cambio en mi situación administrativa incluido, a mi puesto de trabajo. Y uno de esos días, una mañana muy agradable, quizá con una luz excesivamente contrastada, decidí volver a montar sobre la EOS RP el adaptador de montura Leica M. Y coger dos objetivos para esta montura muy distintos al anterior. Se me ha olvidado decir. El problema comentado anteriormente, afecta especialmente a los objetivos angulares y grandes angulares. Veamos con los que no lo son.

Enfoque al vuelo, a plena apertura, mientras caminaba con el Planar 50/2 ZM. Foto nítida y bien contrastada.

Otro de los objetivos que siempre me ha asombrado por su nitidez y contraste para la relativa sencillez aparente de su diseño, el Summicron 35 mm no tiene un diseño sencillo, es el Carl Zeiss Planar 50/2 ZM. Es fenomenal. Es un objetivo estándar y por lo tanto, menos propenso a sufrir los problemas mencionados. Así que fue el primer que utilicé.

Resumiendo, aunque a grandes aperturas se aprecia un fuerte viñeteo, que no necesariamente resulta desagradable, y que es relativamente fácil de corregir en el proceso posterior, el objetivo funciona bastante bien. No tiene presenta, aparentemente, desviadios de color desagradable en las esquinas o en los laterales de la imagen. Es nítido. Siendo de enfoque manual, como todos estos, es muy rápido de usar con la ayuda del resaltado de zonas nítidas en el visor de la cámara. Muy rápido. A veces más que usando el enfoque automático con otros objetivo. Y además, se aprecia muy bien la zona de profundidad de campo, cuando usas aperturas más amplias, gracias también al resaltado de zonas nítidas en el visor.

Una apertura máxima de f2 es perfectamente razonable, como la del Planar 50/2 ZM. No sé qué manía con los monstruos actuales de f1,4 o más, enormes, carísimos, difíciles de usar, y muy especializados.

Conclusión,... es un objetivo perfectamente utilizable. Desde mi punto de vista, más nítido que el Canon EF 50/1,4 USM, aunque un paso menos luminoso. Pero contribuye a un equipo ligero y fácil de usar. Una combinación a tener muy en cuenta en el futuro. Una posibilidad incluso como equipo de viaje de buena calidad y tamaño contenido.

El otro objetivo que utilicé fue el teleobjetivo corto que en los años 70 sacó Leica al mercado para acompañar su pequeña Leica CL. No la actual digital del mismo nombre. La que usaba película hace casi 50 años. Es el Leica Elmar-C 90/4. Es un objetivo ligero, bien construido en metal, con una fórmula óptica extremadamente sencilla de 4 lentes en 4 grupos. Así que no es tipo tessar como alguna vez he leído (4 elementos en 3 grupos). Es poco luminoso, pero sobre película siempre me ha dado buen resultado.

Una vez corregido el oscurecimiento de las esquinas y el contraste en el procesado digital, el Elmar-C 90/4 es aprovechable desde su máxima apertura.

Y sobre captor digital... Pues lo mismo que en las Leica digitales. Es suficientemente nítido, tiene un contraste inferior al de objetivos más modernos, aunque es algo que puede mejorarse en el procesado posterior, y tiene una calidad más que aprovechable en cuanto diafragmamos un poco. A f8 va muy bien. A f4 puede presentar un contraste demasiado bajo y un viñeteado muy manifiesto, pero sigue siendo utilizable.

Ningún problema para tomas generales a f8 con el Elmar-C 90/4.

Así como el Planar constituye una alternativa más que razonable para el EF 50 mm, salvo por su apertura máxima, el Elmar-C compite peor con el EF 85/1,8 USM de Canon. Este es una objetivo más moderno y complejo de diseño. Mucho más luminoso. Y cuya única desventaja respecto al Elmar-C es que es bastante más voluminoso. Otro problema es que en esta ocasión el enfoque manual no es tan rápido, la rueda de enfoque es precisa pero más dura de accionamiento que los otros objetivos de Leica o Carl Zeiss mencionados anteriormente, para un enfoque que necesita más precisión por su focal más larga. Además, en un día de luces contrastadas como el día que lo probé, el resaltado en el visor me engañó un par o tres de veces y apareció sobre bordes que no estaban realmente enfocados aunque si presentaban un cierto contraste. Por lo que fallé varias veces en el enfoque correcto. Hay que tomárselo con más calma para enfocar correctamente.

Buen detalle en los pilares del Puente de Piedra con el Elmar-C 90/4, diafragmado a f8.

Eso sí, ya he dicho que a f8 el objetivo es muy nítido. Tomé una panorámica desde la ribera del río Ebro con tres fotos a esta apertura, para luego montarla en el procesado digital. Y quedaron perfectamente montadas entre sí, dando como resultado una fotografía final grande, nítida y correctamente alineada, con rapidez en Affinity Photo. Con objetivos regulares, a veces da problemas este ensamblado.

Panorámica formada por tres tomas con el Leica Elmar C 90/4. La luz es muy plana por estar en las horas centrales del día.

Resumiendo, si los angulares con montura Leica M son difícilmente utilizables sobre la Canon EOS RP salvo quizá en blanco y negro, los objetivos normales y teleobjetivos sí que son utilizables, disponiendo con ellos de un equipo bastante compacto. Aunque con un inconveniente que olvidaba. La distancia mínima de enfoque es poco favorable en estos objetivos. En el 90 mm es de un metro, que es simplemente aceptable para esta focal, aunque se compara mal con otros objetivos de este tipo. En el Planar 50 mm, una distancia mínima de enfoque de 70 cm...  cuando lo aceptable es alrededor de 45 mm... habría que ponerle algún tipo de lente de aproximación, de buena calidad, o algún tipo de tubo de extensión en ocasiones donde habitualmente no son necesarios.

Sin problemas para obtener una imagen nítida en el tronco y las hojas con el Elmar-C 90/4, con una apertura de f8.