La fotografía como afición y otras artes visuales

CARLOSCARRETER.ES

El sol ha vuelto a mi balcón... vuelve el tiempo de las cianotipias

Con el fin del invierno, el sol, en su recorrido por la bóveda celeste, ya lleva la suficiente altura durante un ratito para iluminar mi balcón… que está orientado al norte. De momento es poquito rato. Media hora o así. Por lo que he vuelto a hacer cianotipias. Por que sin los rayos ultravioletas del sol… no es posible.

Realizadas a partir de unos negativos recientes de formato medio, Ilford HP5 Plus 40 expuesta con la Fujifilm GS645S Wide 60, están copiados mediante internegativo digital sobre papel previamente preparado que adquirí el año pasado en Fotoimpex, pero que no me dio tiempo a utilizar en su totalidad. Eso sí… de momento sólo me da tiempo a hacer dos en cada mañana. Y con mucha planificación, porque el tiempo que tengo de sol va justo. Conforme avance la primavera, y especialmente en verano, el tiempo de insolación aumentará y habrá más posibilidades de pensar mejor lo que hago. Aunque no me quejo de mis primeras cianotipias del año.

Usando una Leica M6 - Ilford Pan F Plus

Las cámaras Leitz, LEItz CAmera, Leica, supusieron una revolución en la fotografía cuando salieron al mercado en la tercera década del siglo XX; una cámara portable, con una óptica de calidad y un tamaño de negativo, entonces denominado miniatura, que sin poder ofrecer la calidad del formato medio y el gran formato, era suficiente para determinados usos. Cámara viajera, cámara reportera... algo con resistencia y calidad, pero sin peso ni volumen para impedir los movimientos. Y discreta. El tamaño del negativo... bueno, con el tiempo, los 24 x 36 mm que adoptó Leitz para sus cámaras sobre película biperforada de 35 mm, la que se usaba en el cine, aunque doblando la superficie aprovechable para cada fotograma, se convirtió en un estándar de facto. Y en la fotografía digital es un formato llamado pomposamente "formato completo" o "encuadre completo".

Y con el tiempo,... se convirtieron en un mito y objeto del deseo. Pasando a ser, más que herramientas de trabajo, objetos de lujo, objetos para presumir. Con sus variadas ediciones especiales, objetos de coleccionista. Pero la historia de la marca es muy variada. Y ha pasado por no pocas crisis por su apego a la tradición, mientras surgían otras alternativas de calidad y más versátiles. El declive de las Leica como cámara reportera comenzó con la Nikon F, una cámara de visión réflex, mucho más versátil, que también daba una gran calidad, con precios más ajustados. Hoy en día se encuentra en una posición rara... intermedia. Con determinadas líneas de productos intenta ser alguien entre los profesionales, pero con otras se mueve en el de los objetos de lujo. Y muchas veces atrae más a los caprichosos que se lo pueden permitir que a otra gente. Son objetos de precisión, con unos controles de calidad impresionante, y sobretodo, pensados para un sistema de ópticas todavía más impresionante que las cámaras.

La cuestión es que, utilizar una cámara Leica, es un placer. Si te gusta la fotografía y sabes lo que estás haciendo. Y las que son más icónicas, las Leica M... pues además tienes que asumir que tienen algunas limitaciones y adaptarte a ellas, a cambio de una experiencia fotográfica que puede ser muy creativa. Insisto, en la mayor parte de los casos, si sabes lo que estás haciendo. Las cámara Leica tienen un rico mercado de segunda mano, y se devalúan muy poco. Las ópticas, aún menos. Incluso pueden ganar valor. Pero ha habido momentos en los que no era imposible a alguien con una economía normalita adquirir una siempre que supiese lo que compraba y sus limitaciones y posibilidades. Las Leicas IIIf, la Leica CL, su clon la Minolta CLE... Con los años, en un amplio margen de tiempo fui haciéndome con algunas. Y disfrutándolas. La Leica CL en el año 2000. La Leica IIIf en 2002. La Leica M2 en 2012. Y todas ellas con precios mucho más asequibles de lo que la gente se imagina. No voy a entrar en el mundo de las Leicas digitales. Sólo hablaré de las destinadas a su uso con película tradicional.

La Leica M2 es una cámara con la que me he divertido mucho. Incluso me ha acompañado en algún viaje. Tiene todo lo esencial de una cámara del sistema, pero algunos elementos en su concepción la han convertido en una de las más asequibles. No obstante, en estos momentos una M2 en las mismas condiciones que la que yo compré en 2012, como mínimo ha duplicado su precio. Probablemente más. Sin objetivo. Una cámara mecánica, sin fotómetro, que se fabricó entre 1957 y 1968, con una construcción más sencilla y "barata" que la prestigiosa M3, pero con una ventaja importante para algunos. Su visor estaba pensado para un objetivo de 35 mm de focal en lugar de los 50 mm de focal tradicionales de la M3. Que necesitaba visores externos o "gafas" para los objetivos de 35 mm. Siempre he pensado que era la cámara idónea para iniciarse en el sistema. Aunque ya digo que en los últimos años se han ido disparando poco a poco.

Pero si se han disparado para la M2... no digamos para el resto. Especialmente para la M6 y posteriores. La M6 no fue la primera cámara del sistema con fotómetro incorporado, las primeras fueron la M5 y la CL, suponiendo que la CL entre en el sistema por el hecho de llevar la misma montura que la serie M para los objetivos. Pero estas dos tuvieron poco éxito y poco recorrido. Así que la M6 y sus variantes fue la primera cámara con cierto éxito y recorrido, que llevaba un fotómetro incorporado. Un fotómetro de medición parcial, es decir, que no ofrecía una medición más o menos integrada o ponderada de toda la imagen, sino sólo de un círculo central de la misma que abarca aproximadamente entre un 20 y un 25 % de la misma. Así que tienes que saber dónde apuntar y cómo interpretar la medición si quieres obtener una exposición correcta.

Con el tiempo, mi M2 sufrió problemas. Sufrió un accidente que hizo precisase una reparación. Pero non fue completa... eso hubiera supuesto su remisión a un taller especializado, capaz de conseguir reemplazos del telémetro, que si existen todavía, no son especialmente baratos, ni su mano de obra. Prácticamente, me ponía en el precio de lo que me costó la cámara. Entendámonos, soy capaz de enfocar con precisión con el telémetro tal y como está ahora. Pero he perdido una de las líneas de referencia del marco de la focal de 50 mm, y se percibe que uno de los espejos del sistema óptico está fracturado. Cuando hace cuatro años conocí a la cámara que os presento hoy y que en estos momentos tengo en casa disponible para usar... empecé a pensar en su adquisición. Pero nunca tuve claro si me merecía la pena. Y en ese tiempo... los precios se han puesto... si no imposibles, puesto que los puedo pagar, sí inmorales.

Este ejemplar que ya digo tuve por primera vez entre mis manos hace cuatro años, pero sin usarlo, lo tengo ahora en casa, en depósito. Por decirlo de alguna forma. Por tiempo... relativamente indefinido. No voy a entrar en detalles. Con derecho a compra, si realmente me convence. Es una Leica M6, cuyo año no he comprobado todavía, el modelo básico en negro, en un estado estupendo, salvo la tapa del compartimento de las pilas que está rayada. Fue muy poco usada por su comprador original, un caprichoso, y no fue usada en absoluto desde 1999 hasta 2015. Entonces sufrió una limpieza y revisión porque el heredero de la cama pensó en usarla. Pero le pareció excesivamente "complicada" y "primitiva"... por lo que su último rollo es de finales de 2016, cuando yo la conocí. La he probado con un rollo de Ilford Pan F Plus, ISO 50, que tenía en el frigorífico conservada, aunque pasada de fecha de caducidad.

La película la expuse en un paseo por el centro de Zaragoza, sin mucha preocupación sobre los motivos, simplemente para comprobar que mecánicamente todo era correcto. El objetivo usado es el Leica M Summicron 35/2 ASPH. Y para comprobar si el fotómetro iba bien, tras ponerle una pila de litio adecuada. Lo revelé en Kodak HC-110 dilución B durante 4 minutos a 20 º C. Los negativos los digitalicé con la Panasonic Lumix G9 y el Macro-Elmarit 45/2,8 OIS ASPH a la resolución normal de la cámara, de 20 megapíxeles. Algo menos por el recorte a 3:2 cuando el sensor es un 4:3. Todos los negativos del rollo, los 36, están correctamente expuesto. Parece que yo no he olvidado como se usa un fotómetro de medición parcial y el fotómetro funciona perfectamente. O mis errores al medir la escena han corregido los errores casualmente en todos los casos los errores del fotómetro. Pensaremos que es el primer caso.

Las fotos no tienen nada de especial en sus contenidos. Pero la combinación de una película de grano fino y alta nitidez con un objetivo que algunos consideraban el mejor 35 mm para el formato de 24 x 36 mm hasta la presentación reciente del APO-Summicron 35/2 ASPH,... es muy fácil tratar la información de estos negativos. Cierto que en el momento en que me metí en la sombra, obligado a usar velocidades de 1/30 segundos hay alguno con falta de nitidez... y es que ISO 50 es muy poquito. Pero bueno... una delicia. ¿Suficientemente bueno para "sustituir" a la Leica M2? Mmm.... el jurado está todavía deliberando. La ganancia de llevar el fotómetro incorporado y el telémetro perfecto no es tan grande como parece. Al fin y al cabo, con este tipo de cámaras estoy acostumbrado a enfocar por zonas usando la escala de profundidades de campo y la estimación de la exposición correcta a partir de mediciones con el fotómetro de mano solo cuando las condiciones de luz cambian notablemente. Ya veremos... que dijo un ciego a otro ciego.

Ilford HP5 Plus 400 en su punto justo - con Fujifilm GS645S Wide 60

A principio de febrero fue el cumpleaños de mi sobrino; 12 años. Como tenía una parte del equipo Pentax en buen estado pero sin usar, le regalé la Pentax K-X, con el objetivo zoom de kit, un 18-50 mm creo que es, o algo parecido, nunca lo he usado, con sus baterías, alguna tarjeta de memoria y una mochila fotográfica en buen estado que no uso. Un par de semanas más tardes se sugirió un paseo familiar para que el chico fuera fogueándose, al mismo tiempo que le podía orientar en la técnica básica de la toma fotográfica. Yo mismo cogí alguna cámara para el paseo. Una digital, la Panasonic Lumix G100 para demostrar los conceptos de forma práctica, y la Fujifilm GS645S Wide 60 con un rollo de Ilford HP5 Plus 400 por si se prestaba la tarde a alguna foto en blanco y negro.

Lo cierto es que cuando salimos a las cinco de la tarde de casa, la luz era muy agradable. No era nada dura, porque se mezclaba la progresiva caída del sol hacia el horizonte en su recorrido de la bóveda celeste, con algo de nubosidad que matizaba la luz. La Ilford HP5 Plus 400 es una película que, según mi experiencia, se defiende bien con una luz no muy intensa, pero que cumple mejor si las escenas tienen un contraste razonable que si son muy planas. Y desde ese punto de vista, la situación parecía idónea.

No obstante, conforme avanzó la tarde, las nubes fueron más abundantes, y bastante antes de llegar a la puesta de sol, prevista esos días entre las seis y media y las siete menos cuarto de la tarde, bloqueaban mucha de la agradable luz que teníamos al principio del paseo, haciéndola mucho más plana y mucho menos interesante. Así que no terminé las quince exposiciones del rollo, lo cual hice unos días más tarde en un paseo por el casco histórico de Zaragoza, en el que también algunas nubes en el cielo matizaban la luz y eliminaban los fuertes contrastes que ya tenemos en las horas centrales del día. Se acabaron los días invernales de luz agradable, casi por defecto.

Ningún misterio en el procesado de la película. Revelado típico y tópico en Kodak HC-110 dilución B (1+31) durante 5' a 20 ºC. Como hago habitualmente, agito con moderación, cinco inversiones completas y tranquilas al principio de cada minuto de los que dura el revelado. Tras el paro y el fijado convencional, lavado abundante y aclarado final con agua destilada y humectante para secar tranquilamente en un entorno libre de polvo. Los negativos fueron digitalizados con la Panasonic Lumix G9 en su modo de alta resolución, que nos ofrece sus buenos 80 megapíxeles, que en negativos de formato medio pueden merecer la pena, con el Leica Macro-Elmarit 45/2,8 OIS ASPH cerrado a f/5,6. Los archivos obtenido tienen un tratamiento mínimo de ajuste del punto negro y el punto blanco en Pixelmator Pro, así como enderezar los negativos algo inclinados, o recortar algún elemento sobrante en alguno de ellos.

Las fotografías no son nada especial. Pues eso, el resultado de darse unos paseos con la cámara y mantener entrenado el ojo. En cualquier caso, como ya he comentado, usada la película en sus mejores condiciones. Sin muchísima luz en el ambiente, pero con suficiente contraste para no tener que hacer procesados intempestivos para corregirlo que acaban incrementando en exceso el grano aparente de la película. Lamentablemente no dispongo de tiempo ni equipamiento a mano para un procesado en cuarto oscuro tradicional, en el cual seguro que se obtendrían copias decentes. Quizá más adelante. Dentro de unos cuantos años, cuando me jubile. Aun falta... pero seguro que luego me quejo de que el tiempo pasa muy deprisa. Como hace todo hijo de vecino.

Aplicando lo aprendido con la Instax Monochrome a la Instax Color

Los dos últimos cartuchos de película que utilicé con la Fujifilm Instax SQ6 fueron de película monocroma. Habitualmente me gusta más que la película en color. También porque conseguir resultados llamativos con la película en color exige más esfuerzo creativo, imaginativo o visual. En general, con esos cartuchos, especialmente con el último, tomé consciencia plena de que la película Instax se lleva mal con la sobreexposición, se queman con facilidad las luces, que la exposición automática de la Instax SQ6 producía cierta sobreexposición y que es mejor utilizar el modo D (dark) que subexpone la película en cierta medida.

Recientemente puse un cartucho de película en color en la cámara. Iba a usarla en una paseo como ni sobrino, que "estrenaba" después de su cumpleaños cámara fotográfica "nueva". En realidad una Pentax digital que yo no usaba y que se la dejé preparada para que la pueda usar y ver si es una afición, la fotografía, que le gusta. Pero esa tarde, que empezó muy prometedora, empezó a acumular nubes y una luz muy poco contrastada y poco adecuada para esta cámara, así que sólo hice una foto,... que además se dobló y presenta una irregularidad en el revelado.

No obstante, en los días de la semana siguiente, eché la SQ6 a la mochila urbana, y cuando encontré situaciones de cierto interés fui utilizándola. Y decidí aplicar el principio de usar casi por sistema el modo D de exposición en la cámara. A todas las fotografías les aplicaría una cierta subexposición. Salvo que decidiese hacer alguna forografía de aproximación o algún retrato, casos en los que es incompatible con el modo D, por ser modos mutuamente excluyentes. Es uno de los defectos de la cámara. La corrección de la exposición no es independiente del modo de operación elegido.

En los autorretratos, o selfis, no es muy importante. El tono pálido de mi piel y de la mayor parte de las personas con las que me relaciono, tanto si uso el flash como si no, provocan de por sí una cierta subexposición en la exposición automática. En la fotografía de aproximación es más difícil de controlar la situación. En cualquier caso, en este cartucho no he hecho ni (autor)retratos ni aproximación, ha sido todo paisaje urbano, y el modo D ha funcionado perfectamente, produciendo colores mejor definidos y más saturados que si hubiese usado el modo automático por defecto. Salvo en los contraluces, parciales o totales, en los que no se pudo evitar cielos blanquecinos. Es el modo a usar habitualmente. La pena es que no se puede dejar fijo, y hay que volver a seleccionarlo cada vez que se apaga y se vuelve a encender la cámara.

Leica Minilux como cámara de apuntes (2): Fujifilm Neopan 100 Acros II

En los últimos meses he reconectado con la Leica Minilux. No tan compacta como otras cámaras que tengo como la Minox 35 GT-E o la Olympus mju-II, presenta algunas ventajas sobre estas, y últimamente es mi cámara preferida para llevar encima en todo momento para tomar apuntes fotográficos.

Con respecto a la Minox, se puede usar también en modo de exposición con prioridad a la apertura. Tiene un sistema de compensación de la exposición entre -2 y +2 pasos por medios pasos, frente al sencillo x2 de la Minox, es decir un modo de sobrexposición de un paso para los contraluces. La focal de 40 mm no es muy diferente de la de 35 mm, pero yo la prefiero. Es marginalmente más luminoso, f/2,4 frente a f/2,8. Y aunque se puede usar enfocando por estimación y utilizando las hiperfocales, un poco al estilo de la Minox pero no igual por no tener escala de profundidad de campo, tiene la ventaja de que en distancias cortas puedes usar el enfoque automático y ser más preciso. Especialmente si necesitas aperturas amplias, donde el error al enfocar es más crítico. Tiene flash incorporado. Y como ya he dicho, es menos compacta, más talabarte. Los objetivos de las dos cámaras tienen buena prensa, pero el Summarit de la Minilux suele estar mejor considerado. La fórmula óptica, tipo "planar", 6 elementos en 4 grupos, es más compleja que la "tessar", 4 elementos en 3 grupos, del Minotar de la Minox. La Minox es una cámara más rápida. No necesita accionar ningún motor de enfoque y no hay retraso entre el accionamiento del disparador y el accionamiento del obturador. Con la Minilux, sí. Por eso, la Minox es más "reportajera", mientras que la Minilux es más un bloc de notas fotográfico.

La Olympus mju-II es comparable a la Minox en tamaño. Y tiene prestaciones similares a la Minilux, menos las más interesantes. No tiene enfoque manual, ni modo prioridad a la apertura. Ni compensador de la exposición. Todo automático. Los principales inconvenientes de la Minilux se encuentran también en la mju-II. La única ventaja notable, que fue además la que desencadenó su compra cuando salió al mercado en los años 90 del siglo XX es que está protegida contra salpicaduras de agua y contra el polvo. Y era la cámara que subía conmigo cada fin de semana a las pistas de esquí.

Con todo esto por delante, después de utilizarla en los últimos tiempos principalmente con rollos de película negativa en color, tomé la decisión de hacer un rollo de blanco y negro. Y para aprovechar las buenas cualidades de su óptica, le puse una película en condiciones. La Fujifilm Neopan 100 Acros II, la nueva versión de esta película de grano fino y elevada definición, que ahora fabrica Ilford en Reino Unido aunque bajo especificaciones de Fujifilm, puede hacer que las fotos obtenidas puedan tener un empaque superior a la de un mero bloc de notas. Si la distribución tonal es adecuada y si la nitidez es buena, puede ser ampliadas a buen tamaño.

Durante una semana fui recogiendo escenas ciudadanas, de rincones de la ciudad que me interesan por diversos motivos. Normalmente suelo ajustar el fotómetro a IE 80 y no al IE 100 de su sensibilidad nominal. Pero la mayor parte de estas compactas electrónicas no permiten este ajuste, ya que leen la sensibilidad por los contactos DX, así que su sensibilidad nominal tuvo que ser. Hice las fotos y revelé en Kodak HC-110 en dilución B (1+31) durante 5 minutos. Es distinto revelado que el que realicé recientemente en unos rollos realizados con la Hasselblad 500CM. Lo cierto es que aquellos no me gustaron cómo quedaron, supuse que algo estaba mal en la información de la que disponía y busqué otra información sobre el revelado de la Acros II con HC-110. Y esta parece ser correcta.

A la simple inspección visual, ya se apreciaba que la densidad y gama tonal de los negativos era bastante buena. Digitalicé los negativos con la Panasonic Lumix G9 y el Macro-Elmarit 45/2,8 a la resolución normal de 20 megapíxeles, que era más que suficiente para los fines pretendidos. Prácticamente no se aprecia grano alguno en las imágenes, confirmando las cualidades de la película. Hay amplia información de las luces a las sombras y el aspecto general de las imágenes, al menos técnicamente es muy bueno. El que interesen a la persona que las vea o no es otro cantar, pero para lo que yo quería, ya me han venido bien y han cumplido sobradamente las expectativas. Con las limitaciones que impone la sensibilidad ISO 100 en cuanto a necesidad de luz, la combinación de cámara y película es bastante buena. Se obtienen imágenes nítidas y limpias. La focal de 40 mm es muy polivalente y la cámara, aunque no tan compacta como las que han servido de comparación al principio, se transporta cómodamente una bolsa o mochila urbanita. El único pero es que la Acros II es una película cara. ¿Merece la pena sobre otras películas de sensibilidad similar como la Ilford FP4 Plus bastante más barata? Pues en muchos casos probablemente no... pero en alguno, en trabajos seleccionados puede que sí. Cada cual ha de valorar la situación.