La fotografía como afición y otras artes visuales

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Experimento casi fallido - NocolorStudio nº 10 Wide Spectrum con Pentax MX y SMC-M 40 mm

Últimamente acumulo experiencias fotográficas más rápidamente de lo que soy capaz de contarlas en estas páginas. Y como no sigo un orden establecido, sino que voy escribiendo de lo que más me apetece en cada momento, hay cosas que se me quedan atrás. Hace ya un mes que os comenté hace prácticamente finales de diciembre del año pasado llegaron a mi poder unos rollos de película envasada por alguien en Lituania bajo la marca NocolorStudio. Son películas, o papel en rollo, de muy distinto origen y características, que iré contando conforme los vaya utilizando. Hoy os presento los (regulares) resultados que he obtenido del segundo de los rollos que he utilizado, el NocolorStudio nº 10 Wide Spectrum.

Como su nombre indica, más o menos, es una película de sensibilidad media, ISO 100. Tiene una sensibilidad extendida al infrarrojo muy cercano, hasta 780 nm, y un alto contraste. Se anuncia como de grano muy fino, y parece que es una película técnica, según anuncia el responsable de NocolorStudio, usada para fotografía en reconocimiento aéreo a media altitud. Tambien tiene una base de PET muy transparente, lo que hace que la densidad de la base+velo tras el revelado sea muy baja.

Como el envasado de la película en el carrete es casero, claramente, recomiendan usarlo en cámaras de avance mecánico, evitando las cámaras con motor eléctrico para el avance y el rebobinado. Por ello, la utilicé con la fiable Pentax MX. Y como no quería llevar mucho engorro, e incluso permitir introducir la cámara con su objetivo en un bolsillo del chaquetón en un momento dado, le puse el objetivo pancake de la marca, el SMC-M 40 mm f2,8. No es el objetivo más nítido de la marca, pero es decente. Siempre he considerado el fotómetro de la Pentax MX como muy fiable a la hora de ayudarme a determinar la medición adecuada. Y en esta ocasión, dada la anunciada sensibilidad extendida al rojo profundo y al infrarrojo más cercano, le puse un filtro rojo Helios Rot 25.

Una película ISO 100, con un filtro rojo que se come, al menos teóricamente, tres pasos de luz, es equivalente a tirar con una película ISO 12. Así que para probar esta película busqué momentos soleados a lo largo del día. De todos modos, no estimé la exposición, sino que utilicé el fotómetro integrado en la Pentax MX para guiar los valores de exposición. Pero bueno, eso significa que a pleno sol una exposición correcta para esta película con el filtro rojo sería f8 de apertura y 1/60 segundo de velocidad de obturación. Aproximadamente. De acuerdo a lo más aproximado que se puede ajustar con la cámara. No obstante... el fotómetro me proponía equivalentes a f8 y 1/125 segundo. Como nunca he tenido problemas con el fotómetro de la cámara, ni aun intercalando filtros de distintos colores, los acepté.

No tengo tiempos de revelado "oficiales" para Kodak HC-110, y menos aún para el SPUR Acurol-N que es el otro revelador del que dispongo. Como ya comenté en la entrada a la que me he referido antes, me puse en contacto con el lituano que lleva este cotarro a través de su cuenta en Instagram, mediante un comentario en una de sus fotos, para saber si tenía experiencia con el HC-110. Me dijo que no, pero en el intercambio de comentarios, anuncié mi idea de hacer un revelado desatendido, y le pareció bien. Así que HC-110, dilución 1:160 y 50 minutos de revelado desatendido con 20 inversiones del tambor al principio y cuatro a la mitad del tiempo de revelado. La revelé en el mismo tambor que la NocolorStudio nº 5 High Contrast. Fue digitalizado con la Panasonic Lumix G9 (que ya no tengo; en el futuro usaré la Olympus OM-D E-M5 III) y el Leica DG Macro-Elmarit 45 mm f2,8 ASPH OIS. El resultado... subexposición. Menor que en el caso de la nº 5. En la fase digital del procesado, no he querido levantar a la fuerza las sombras, porque salía mucho grano desagradable. Igual que me pasó con la nº 5, al ajustar el contraste, han salido deficiencias tanto en la película como en el sensor de la Lumix G9 (manchitas), que normalmente pasan absolutamente desapercibidas, y que ahora achaco a la falta de limpieza del sensor de la cámara tras devolvérmela el servicio técnico de Panasonic en Zaragoza. Unos chapucheros. El aspecto final de las fotos es de sombras densas, no carentes de materia pero casi. Y fotografías muy contrastadas.

La película no es muy cara. Son 6,50 euros por rollo de 29 fotogramas; a mí sólo me salieron 28. Más los gastos de envío desde Lituania. No hay aduanas; son Unión Europea. Tampoco me veo yo utilizando esta película de nuevo. Por las deficiencias en la exposición, que se pueden aplicar a muchos factores... pues el efecto del filtro sólo se nota en los contrastes del cielo, en el que las nubes aparecen bien destacadas. Pero no se aprecia mucho en la vegetación, que esperaba en tonos de gris más claros, por reflejar el componente del infrarrojo cercano. Evidentemente, hay suficientes películas de esta sensibilidad o parecida, con o sin la sensibilidad extendida al infrarrojo, mucho más fiables, como para interesarme por ella de nuevo.

Adiós parcial a Panasonic y regreso a Olympus - Olympus OM-D E-M5 III

Desde hace cuatro años, mi cámara principal para viajes era la Panasonic Lumix G9. Os la presenté en estas páginas un 22 de marzo de 2018, aunque la llevaba probando desde hacía unos días antes, o sea que en estos momentos sería su cuarto aniversario. Y sinceramente, iba muy muy muy bien. Salvo que era un poquito más grande y pesada de lo deseable en viajes, no le hubiera sabido encontrar ninguna pega más. Hasta los primeros días de mayo del año pasado, cuando la cámara empezó a fallar intermitentemente. Os pongo una foto para que veáis lo que aparecía en mi pantalla. Las fotos que hacía eran así o, simplemente, negras.

La llevé al servicio técnico oficial de Panasonic en Zaragoza, lugar al que me dirigió la página web de la marca en España. Como el fallo era intermitente me dijeron que la llevara con la cámara fallando, para ver lo que pasaba. Así lo hice a finales de junio. Después de regresar de Suiza a finales de julio me la devolvieron reparada,... o eso dijeron. Volvió a fallar cuatro semanas después. Igual. La volvía a llevar. Me la devolvieron, ahora ya asegurada,... o eso dijeron, a principios de octubre. Me la llevé a Andalucía, y la usé sin problemas durante todo un día en Jerez de la Frontera. Al volver a Sevilla, por la noche... volvió a fallar. Entonces hice la foto que os he mostrado antes.

Las últimas fotos aprovechables de la Lumix G9 en Jerez de la Frontera.

Lo haré corto. La llevé por tercera vez al servicio técnico, que no se dedica en exclusiva a los aparatos fotográficos, llevan las reparaciones de electrodomésticos diversos de varias marcas, la tuvieron durante tres meses, y me la devolvieron en febrero. En seguida comprobé algunas cosas que me hicieron desconfiar mucho de la "reparación". Y que indicaban que la cámara fallaría tarde o temprano.

Yo había comentado el tema con un amigo que hice a través de redes sociales en Suiza y este preguntó por allí. Y a su través alguien me hizo una oferta. Querían una cámara como esa, sabían cómo arreglar el problema, y me proponían un trueque. Lo acepté. Ahora soy el poseedor de una Olympus OM-D E-M5 III. Que estrené formalmente hace ocho días en Toledo.

No me extenderé mucho. La cámara tiene unas dimensiones y una apariencia muy similar a la primera declinación de las Olympus OM-D E-M5, que tuve en activo durante seis años, entre la primavera de 2012 y la de 2018. Pero con un sensor más moderno, similar al de la Lumix G9, y con algunos elementos ergonómicos modificados que han permitido que me acostumbre a ella de forma casi instantánea. A la primera E-M5 me costó un poquito acostumbrarme. Pero esta, salvo por las diferencias en tamaño, tiene un volumen apreciablemente más pequeño que la Lumix G9, se maneja de forma muy similar.

En el viaje a Toledo la usé con ópticas de focal fija. Ninguna de ellas de Olympus. Una Venus Laowa 7,5 mm f2, una Panasonic Leica 15 mm f1,7, una Panasonic Lumix 25 mm f1,7 y una Sigma 56 mm f1,4. Todas ellas funcionaron sin ningún problema. El estabilizador de imagen de la cámara, muy competente, me permitió hacer fotos estupendas en interiores a velocidades de obturación muy bajas.

La calidad del sensor es claramente muy superior a mi primera E-M5. Y como mínimo tan bueno como el de la Lumix G9. Esta cámara salió al mercado en 2019. Probablemente, si hubiera estado en el mercado en la primavera de 2018, no hubiera comprado la Lumix G9. Mi ejemplar no es nuevo, pero su obturador llegó ayer a su accionamiento número 1000. Así que como si lo fuera. No tiene doble ranura de tarjeta,... pero tiene un modo de alta resolución que ya he usado para digitalizar algunos negativos de una Kodak Tri-X 400 expuesta en Toledo de los que hablaré más adelante.

Archivos brutos de 80 megapíxeles, unos 70 megapíxeles netos, nítidos y aprovechables, con el macro Panasonic Leica DG Macro-Elmarit 45 mm f2,8 ASPH OIS. Sin problemas.

Si a Toledo, como suelo hacer en entornos urbanos, me llevé focales fijas, que hacen del equipo un conjunto pequeño y muy discreto, ayer sábado me llevé los dos objetivos zoom de primera línea a una excursión de naturaleza; Olympus M.Zuiko 12-40 mm f2,8 y Panasonic Lumix G 35-100 mm f2,8 Power OIS. Fue una excursión con ASAFONA Asociación Aragonesa de Fotógrafos de Naturaleza al Geoparque Mundial Unesco Sobrarbe-Pirineos. A primera hora de la mañana en Aínsa, donde no la usé, hice fotos del lugar con la Olympus Trip 35 y película negativa en blanco y negro ISO 400. Pero sí en el resto de la mañana en las margas del Pueyo de Araguás, donde amenazó lluvia hasta que escampó, y después de comer en el barranco de Janovás, en el río Ara. Como al final la lluvia no apareció, no tuve necesidad de comprobar su reputada resistencia a las inclemencias del tiempo. Pero si es como la de sus antecesoras, no estoy nada preocupado por el tema.

Está claro,... mi incomodidad al usar ópticas más grandes con la primera E-M5 se debía más a su ergonomía que a la relación de tamaños entre las ópticas y la cámara. Ningún problema con la E-M5 III, con la que me he encontrado al usar estos dos objetivos; especialmente el 12-40 mm, que es más pesado.

La Lumix G9 está un escalón por encima en gama que la E-M5 III. Y no digamos ya si te interesa el vídeo. En ese caso, es mucho mejor opción. Pero no es mi caso. Y esta cámara está casi nueva. Y la Lumix G9 estaba en buen estado, salvo la avería, que según me informan está resuelta por un técnico suizo que sabe lo que se hace, no como los ineptos de aquí. Pero tenía tres años de rondar por el mundo. Mis expectativas era que durase hasta el 2024 o 2025. Pero con el estado en que me encuentro la E-M5 III, estas expectativas se ha estirado hasta como mínimo 2027. Así que aunque es menos cámara, es más que suficiente para mis necesidades, y como dijo mi amigo suizo, el trueque era un win-win, nadie salía perdiendo. En Semana Santa me iré a Italia con ella. Ya tengo ganas.

Madrid con película negativa en color (II) - Pentax MX y Kodak UltraMax 400

Uso, o he usado, con cierta frecuencia las películas para negativos en color en formato 135 (o 35 mm) de sensibilidad ISO 200. El motivo principal es que durante muchos años estaban ampliamente disponibles en el mercado, y eran las más económicas con un nivel razonable de calidad. Tanto Fujifilm con su C200 como Kodak con su ColorPlus 200 eran opciones interesantes para una fotografía sin muchas exigencias, pero que funcionase con carácter general. Utilizo el verbo en pasado, porque últimamente las veo mucho menos disponibles. Y hay quien ha dicho que pueden ser la misma emulsión... aunque yo no lo tengo claro. Pero sinceramente no lo sé. Sin embargo, como decía hace unos días, la sensibilidad ISO 200 se me queda en una zona intermedia de compromiso, que no siempre me acaba de convencer. Ni tiene la finura de grano, y por lo tanto mayor nitidez, de las ISO 100, ni tiene la reserva de sensibilidad para condiciones de luz diversas de las ISO 400. Los compromisos están bien siempre y cuando saques un beneficio neto de los mismos en algún punto.

En el viaje reciente a Madrid, a principios de febrero, como ya empecé a comentar el lunes, me lleve la Pentax MX como cámara principal. Y como material sensible una mezcla de dos tipo de películas, lo que tenía disponible en el frigorífico. Cogí los dos rollos que me quedaban de Kodak Gold 200, más cara que la ColorPlus 200, pero que en estos momentos encuentro con más facilidad en el comercio local. Y, si los agotaba, como así fue, para las últimas horas del viaje, potencialmente con menos luz, aunque en realidad no fue así, un rollo de Kodak UltraMax 400, que es el que presento en esta entrada.

He de decir que en algunos fotogramas del rollo tuve un problema. No he puesto ningún ejemplo entre las fotos que he incluido para ilustrar el texto. Pero en ellos se aprecia un oscurecimiento de una parte de la fotografía. Creo que la explicación más probable es que se me cruzaran por medio, al menos parcialmente, los enganches para la correa de bandolera de la cámara que sólo llevé puesta un ratito por la mañana. Luego preferir llevar la cámara asida por los enganches, para ser más discreto que con la cámara en el cuello. Una pena, porque algunas de esas fotos me gustaban en tema y composición.

Si comparo los resultados obtenidos con la UltraMax 400 con respecto a los de los rollos de Gold 200, lo cierto es que la diferencia en el grano de la película, y en la nitidez global de la imagen, es muy pequeña. A favor de la Gold 200, pero muy pequeña, y no compensa la ventaja de llevar una mayor reserva de sensibilidad. Cierto es que la luz de ese día en exteriores me hubiera permitido llevar algunos rollos de Kodak Pro Image 100, de los que también tenía varios en el frigorífico. Pero entonces no hubiera tenido reserva de sensibilidad para fotografiar en el interior del mercado de San Miguel. Ni aun teniendo en cuenta que el objetivo que llevaba era el SMC-M 50 mm f1,4, muy luminoso. Pero que en escenas generales prefiero no usar a máxima abertura, para tener mayor profundidad de campo.

El balance final es el que comentaba ya hace unos días. Dado que en estos momentos no encuentro las dos declinaciones económicas de película ISO 200 con tanta facilidad como hace unos años, siendo el precio una de las principales razones para usarlas, en estos momentos prefiero optar por los ISO 100 cuando busco nitidez o los ISO 400 cuando busco versatilidad. Como me ha pasado durante la mayor parte de mi vida como aficionado a la fotografía, la sensibilidad ISO 200 se queda en un terreno intermedio, en el que los compromisos adoptados no acaban de satisfacerme en ninguna de las direcciones. Aunque si es lo que hay, tampoco me importa adaptarme y usar estas películas. Que conste.

Madrid con película negativa en color (I) - Pentax MX y Kodak Gold 200

Os hablaba el otro día de los rollos de película negativa en color Kodak Gold 200 que compré hace unas semanas. Una película que he utilizado poco, y sobre la que todavía no sé que opinar con precisión. Si ese punto intermedio en sensibilidad y características entre la ProImage 100 y la UltraMax 400, hablando de películas para aficionados, la hace apta para todo, pero realmente buena para nada. El jurado, ese que tengo en mi cabeza rumiando las experiencias, todavía no se ha pronunciado.

Si fuera por los resultados del rollo que os comentaba hacer unos días, el veredicto tendría que ser razonablemente positivo. Pero,... al mismo tiempo que ese rollo, me llegaron los resultados de otros dos que me llevé a Madrid el primero de febrero, con intención de usarlos con la Pentax MX calzada con un SMC-M 50 mm f1,4. Una combinación que tradicionalmente me ha funcionado muy bien.

La cuestión es que los resultados no han acabado de ser satisfactorios. En el plano de la calidad técnica de la imagen; en el plano de las fotos realizadas, hay unas cuantas de las que me siente plenamente satisfecho como documento del viaje a conservar. Pero cuando me detengo en lo que es la nitidez, el grano de la película y algunos otros aspectos,... ya no estoy tan convencido

Entendámonos, ninguna catástrofe. Las fotos son válidas. Pero no mejores que otras películas de marcas con menos pedigrí, o de sensibilidades superiores. Mi primera impresión es que quizá hice algo mal a la hora de medir la luz, los negativos quedaron subexpuestos en cierta medida, y eso provoca un aumento del grano y una menor nitidez. Pero no todos los síntomas esperables de una subexposición estaban presentes en las fotos. Por otra parte, el laboratorio, Carmencita Film Lab, me informaba en su correo de remisión de los archivos de las fotos digitalizadas, que habían encontrado que la película estaba correctamente expuesta.

No tengo todavía los negativos físicos en mi poder. Como regla general, solicito la devolución de los negativos un par de vez al año. Para ahorrar en gastos de envío. Supongo que hacia junio pediré de vuelta los negativos de la primera mitad del año. En cualquier caso, comparando con mi experiencia acumulada con la Kodak UltraMax 400... diría que dadas las mínimas diferencias, es preferible la película ISO 400 por su mayor reserva de sensibilidad. Si necesitas abrir el diafragma, te llevas un filtro de densidad neutra y solventado el problema. En fin... en unos días os hablo más de esto, porque terminé el día de viaje con un rollo de UltraMax 400.

Olympus Trip 35 con Kodak ProImage 100 mientras probaba los adaptadores para la GFX 50R

Ninguna sorpresa, nada realmente nuevo que comentar hoy, aunque sí un nuevo rollo de película negativa en color que presentar. Una fórmula comprobada, que funciona sin problemas; un rollo de Kodak ProImage 100 en la Olympus Trip 35.

Como ya os he ido contando, he ido probando adaptadores de objetivos de monturas Hasselblad V y Canon EF con la Fujifilm GFX 50R, con una diversidad de resultados, algunos de ellos bastante interesantes. Otros menos. Es frecuente, muy habitual, que mientras hago pruebas con un equipo que me resulta novedoso por algún motivo, lleve otra cámara para contrastar las fotografías obtenidas. Si la novedad está en la película tradicional, llevo alguna compacta digital como complemento. Si la novedad está en lo digital, llevo alguna compacta para película tradicional como complemento. No es una regla fija, pero suele suceder.

Aunque este rollo de Kodak ProImage 100 lo inauguré el fin de semana en el que realicé el taller de fotografía de autor con ASAFONA Asociación aragonesa de fotógrafos de naturaleza. Y lo oriente sobretodo al principio hacia algunas curiosidades arquitectónicas que se pueden observar cuando paseamos por Zaragoza.

Pero cuando me llegó el adaptador Hartblei HV que me permite usar ópticas para Hasselblad V, para mi 500CM, y salí a probarlo, utilicé las fotos restantes en la Trip 35 para hacer fotografías en paralelo y contrastar estéticas, más que otros aspectos técnicos de los adaptadores. En cualquier caso, lo ya dicho. Una combinación de película y cámara que funcionan perfectamente, especialmente con buen tiempo y uno sale a caminar. Si estuviera, por ejemplo, en un viaje, preferiría más sensibilidad en la película para tener un margen en caso en que la luz se ponga tonta. Pero por lo demás,... un buen rollo.