La fotografía como afición y otras artes visuales

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Fotografiando el patrimonio de la humanidad: Distrito histórico de Quebec

Traigo hoy el segundo de los dos artículos dedicados al Patrimonio de la Humanidad en Canadá que pudimos visitar en nuestro viaje por el segundo país más grande del mundo, del que recorrimos una pequeña fracción.

La ciudad de Quebec es hoy en día la capital de la provincia canadiense, la única en la que el inglés no goza del estatuto de lengua oficial, ya que esta condición la ostenta en exclusiva el francés. Una ciudad que fue estratégicamente fundada al abrigo de los acantilados del Cabo Diamante a principios del siglo XVII, que fue la capital de Nueva Francia, las colonias francesas en norteamérica hasta la cesión del territorio al Reino Unido, y que mantuvo la condición de capitalidad de las colonias canadienses británicas hasta que esta pasó a otras ciudades con población anglófona más afín a la metrópoli.

Quebec está inscrita en la lista del Patrimonio Cultural de la Humanidad de la Unesco en honor a la conservación del urbanismo tradicional del viejo Quebec, a la superposición de las distintas fases de la colonización europea en América, con su importante sistema de fortificaciones, y por ser la única ciudad amurallada en el continente al norte de Méjico.

Son distintas las zonas de la ciudad histórica que se pueden individualizar dentro del conjunto y que responden a las distintas épocas de la presencia europea. La zona baja, en torno a la catedral, la Place Royal y el barrio del Petit-Champlain, sería la zona con más sabor a la colonización francesa de los siglos XVII y XVIII, un conjunto bastante bien conservado a pesar de la sobreabundancia de comercios destinados al turismo que despersonalizan un poco el lugar.

Luego tenemos el gran mazacote de la zona alta del Cabo Diamante, con todo el conjunto de edificios administrativos de la ciudad y la provincia dominados por la mole del Hotel Chateau-Frontenac. Entraríamos en una mezcla de estilos entre los orígenes franceses de la ciudad y la influencia del dominio británico posterior.

Finalmente, conviene conocer todo el sistema de fortificaciones centrado en torno a la ciudadadela. Esta estructura militar es de construcción británica sobre las fortificaciones francesas previas, y se construyó tras la guerra angloamericana de 1812, para defender la ciudad y la colonia de la agresividad anticolonial de los recientemente constituidos Estados Unidos de América que todavía veían con interés la posibilidad de anexionarse los restos de las colonias británicas en Norteamérica.

Realmente, estamos ante una ciudad agradable, muy paseable, con un sabor histórico que no encontramos en otras ciudades americanas en las que dominan los modernos distritos financieros con sus rascacielos en la siluetas de sus cascos urbanos, así como urbanizaciones cuadriculadas más racionales y modernas.

Fotografiando el patrimonio de la humanidad: Canal Rideau, Canadá

Sigo con esta serie de artículos sobre el Patrimonio de la Humanidad según la Unesco que comencé después de mi viaje a Japón. Y en esta ocasión nos vamos a Canadá, donde también hemos visitado algún lugar declarado como Patrimonio Cultural de la Humanidad por la agencia de las Naciones Unidas responsable de promocionar y proteger la educación, la ciencia y la cultura.

Sistema de esclusas del Canal Rideau en Ottawa, extremo norte del sistema de canales.

Hoy os presentaré el primero de ellos. Se trata del Canal Rideau, una notable obra de ingeniería de la primera mitad del siglo XIX que, a pesar de su nombre tan francés, atraviesa la provincia anglófona de Ontario desde el río Ottawa, en la ciudad del mismo nombre y capital de la federación hasta el lago Ontario en Kingston.

Destinado a usos recreativos, un pequeño yate escala los primeros tramos del canal gracias a su sistema de esclusas.

Su origen fue de naturaleza defensiva. Durante buena parte del siglo XIX, la Norteamérica británica, hoy en día parte de Canadá, temió la agresión y la invasión de los Estados Unidos de América. Dado que su vía de comunicación principal entre las ciudades de Quebec y Montreal, más orientales, y Kingston y Toronto, más occidentales, era el río San Lorenzo, existía el temor de un bloqueo por parte de sus vecinos que poseían la orilla sur de esta vía de comunicación acuática. Por ello se generó una red de canales que permitía la comunicación y el tráfico de mercancías alternativo en la provincia británica de Canadá, evitando posibles bloqueos.

El funcionamiento de las esclusas siempre atrae a los curiosos, siempre maravillados por el principio físico de los vasos comunicantes.

Hoy en día tiene un uso fundamentalmente turístico y lúdico, pero conserva buena parte de las estructuras que se construyeron en sus momento por trabajadores de origen fundamentalmente francés e irlandés, que trabajaron en ocasiones en penosas circunstancias.

Las orillas del Canal Rideau en Ottawa constituyen un magnífico parque público y, cuando no son accionadas, las esclusas sirven de pasarelas para cruzar de un lado a otros de los jardines.

Nosotros sólo visitamos su extremo norte, en la ciudad de Ottawa, donde un llamativo sistema de esclusas salva el desnivel entre el río Ottawa y el nivel del curso principal del canal. Aunque visitamos Kingston, no lo visitamos propiamente. Aun así, se podría decir que el lugar donde embarcamos para visitar las 1000 islas, que coincide con la desembocadura del Cataraqui en el San Lorenzo, es el extremo sur del sistema del canal, que aprovecha el curso de varios lagos y ríos en su recorrido.

En Kingston, cogemos el barco para las 1000 islas en la desembocadura del río Cataraqui en el San Lorenzo; el Cataraqui sería el recorrido inferior del Canal Rideau.

Una Fujifilm QuickSnap en el Niágara: cámaras impermeables de un solo uso

Viajar a una lugar como la cataratas del Niágara es un momento importante en un viaje. Un espectáculo de naturaleza pero que al mismo tiempo tiene un fuerte componente de icono de la cultura popular pone presión al aficionado a la fotografía que no sabe ir a ninguna parte sin su(s) cámara(s). Sientes la obligación de que todo tiene que ir bien. La expectativa a tu alrededor es de fotos necesariamente estupendas. Incluso si eso no es necesariamente así de forma inmediata. Hay muchas cosas que pueden ir mal.

Yo no me puedo quejar, y el día nos ofreció oportunidades diversas. Incluso tuvimos un magnífico arco iris por la tarde. Por supuesto, mis cámaras principales durante el viaje son mi equipo micro cuatro tercios, y mi compacta Leica D-Lux (typ 109). Cámaras digitales que van muy bien, pero que tienen alguna limitación como ahora comentaremos.

Esta fotografía de las cinco y cuarto de la tarde está tomada con la Leica D-Lux (typ 109).

Visitar un lugar como las cataratas del Niágara implica una serie de ritos. Uno de ellos, poner una capa impermeable de color chillón y montar en un barco que te lleva a una corta distancia bajo las cataratas. Otro de ellos, especialmente si estas en el lado canadiense, recorrer las galerías tras y bajo la catarata de la herradura, y sentir caer casi sobre ti el agua. El tercero, el sentir el agua que te llega mientras paseas, dependiendo de los vientos dominantes.

La siguiente reflexión es que los equipos fotográficos electrónicos digitales no se llevan especialmente bien con el agua. El número de elementos de los que se componen que se pueden ver afectados por la corrosión son numerosos. Y menos mal que estamos hablando de agua dulce y no salada, que si no la cosa es peor. Algunos equipos están tropicalizados, lo que los hace resistentes a las salpicaduras de agua y a la intromisión de la arena y el polvo. La Olympus OM-D E-M5 es una cámara de estas. Pero necesitas que TODO el equipo esté tropicalizado. En el momento en el que los objetivos, o el flash, o el componente que sea no cumple con las especificaciones necesarias, estás poniendo tu equipo en riesgo.

Existen carcasas impermeables que permiten la fotografía submarina, pero cuestan su dinero, y si no es tu actividad habitual, resultan un gasto ruinoso. Además de incrementar sistemáticamente el peso de tu equipaje. Y uno ha optado por equipos de este tipo para ir ligero. Asi qué, ¿cuál puede ser la solución? ¿Cómo llevar una cámara impermeable sin caer en la bancarrota ni cargar con más tarros de la cuenta? Pues tirar de las tecnologías más tradicionales.

A principios de los años 90 se comenzaron a comercializar por los distintos fabricantes de película las cámaras de un solo uso. Cámaras de plástico, con un objetivo sencillo también moldeado en plástico, con o sin flash, recubiertas por cartulina de vistosos colores que les dan un aspecto informal, y que llevan un carrete de al menos 400 ISO, negativo en color (Ilford ha comercializado o comercializa también algún modelo en blanco y negro), con o sin flash, con una combinación de apertura y velocidad de obturación que las hace adecuadas para la fotografía a la luz del día, con sol o un nublado no excesivamente ominoso. Con el flash, también puedes tirar en interiores, aunque yo recomiendo reservarlas para exteriores usando el flash como luz de relleno. Dada la latitud de exposición y la calidad de las películas modernas, cualquier error de exposición quedaba fácilmente absorbido.

No tardaron en salir cámaras de este tipo, de un sólo uso, con carcasas de plástico impermeables, idóneas para llevárselas a la playa, a un parque acuático, a la nieve, o a cualquier circunstancia en que el agua o la arena fuesen una amenaza. Con película de 800 ISO, pueden utilizarse incluso en modestas inmersiones hasta 5 o 6 metros de profundidad. Pues bien, una de estas cámaras impermeables, una Fujifilm QuickSnap Waterproof que compramos en Kingston, nos llevamos para nuestra visita a las cataratas del Niágara.

La compramos como digo durante el viaje, el día anterior a la visita al Niágara, por lo que no ocupó espacio en los desplazamientos. Disparamos las 27 exposiciones del carrete en las horas que estuvimos en Niagara Falls. Al terminar el carrete, desmontamos la cámara, extrajimos el carrete, tiramos los restos del aparato en un contenedor de reciclaje de plásticos, y el carrete lo pusimos a buen recaudo en el equipaje. Un carrete no ocupa tan apenas lugar. Están muy bien pensadas. Cuando te las venden, la película está toda fuera de la carcasa del carrete, y conforme vas haciendo fotos y avanzando la película, esta se va introduciendo en la misma, quedando protegida. En caso de accidente y rotura, las fotografías realizadas no se velan.

Con 800 ISO, las imágenes presentan un grano evidente, más notorio en situaciones de luz escasa, pero que en general no molesta. El objetivo es un sencillo menisco de moldeado en plástico, tal vez un doblete acromático, ahora no lo recuerdo. En cualquier caso, con una apertura de f/10, la calidad óptica tiene ciertas limitaciones, pero es honesta. Y está preenfocada a la distancia hiperfocal. Tiene una distancia focal de 32 mm, que está bien como todo terreno, y una velocidad de obturación de 1/125 segundos que debería evitar el riesgo de trepidación. En condiciones soleadas, la película Fujifilm Superia X-Tra 800 que carga se sobreexpone, lo que lleva a un grano menos aparente y unas imágenes más saturadas. Lo cual no es malo. Bajo el agua, en la sombra o en días nublados, la reserva de sensibilidad viene de maravilla para poder seguir haciendo fotos de calidad razonable.

Salvo la primera de todas, las fotografías de este artículo están tomadas con una cámara de este tipo, que envié a revelar a mi laboratorio habitual de confianza Carmencita Film Lab, a quienes informé en el formulario de solicitud de trabajo de las circunstancias de la toma. Especialmente para garantizar un escaneado respetando las circunstancias de luz y tono. Han hecho un excelente trabajo.

Yo tenía miedo de una cosa. El carrete, de alta sensibilidad, ha atravesado tres controles de seguridad; en el aeropuerto de Toronto, en el de Montreal y en el de París. Quizá por la radiación electromagnética de alta energía podría aparecer algún velo en los fotogramas. Pero no ha sido así.

Creo que el múltiple objetivo está conseguido, entre las cámara digitales y la desechable QuickSnap Waterproof; conservar un recuerdo adecuado del viaje, tener unas fotografías presentables con dignidad ante cualquiera y, uno fundamental, divertirse como un loco haciendo fotos. Con una solución de baja tecnología, pero eficaz si sabes lo que tienes entre manos. Si conoces sus puntos fuertes y sus limitaciones.

No voy a insistir demasiado en que el material no importa, que lo que importa es el fotógrafo. En este caso, el material importa. Lo que hay que tener claro es que el adecuado no tiene por que ser ni el más claro ni el tecnológicamente más avanzado.

Fotografiando el patrimonio de la humanidad: casco histórico de Santiago de Compostela y la Torre de Hércules en La Coruña

En estas últimas semanas, aparte de las recomendaciones semanales de los domingos, la actividad de este blog ha estado centrada en el taller de retrato de Fotógraf@s en Zaragoza. Hemos dejado este durante unas semanas, hasta que lleguen bien avanzado mayo el segundo y tercer módulo del mismo. Pero con motivo de un viaje por trabajo a tierras gallegas a finales de la semana pasada, tengo la excusa perfecta para retomar la serie dedicada al Patrimonio de la Humanidad según la UNESCO. Dos lugares declarados patrimonios de la humanidad por esta institución supranacional he visitado en tan corto viaje.

Ciudad vieja de Santiago de Compostela

La ciudad de Santiago de Compostela es indudable famosa por ser centro de peregrinación para el mundo cristiano, asociada a los mitos sobre el denominado apostol Santiago el Mayor, uno de los doce que se supone que acompañaron a Jesus de Nazaret en su predicación de carácter mesiánico en la Palestina de principios del siglo I de la era común.

Pero lo importante no es eso, lo importante es que el movimiento de gentes en la edad media que provocó estas peregrinaciones, en una época en la que para la mayor parte de las personas el mundo se reducía a unos cuantos kilómetros del lugar donde había nacido o se aposentaba de adulto, sirvió de correa de transmisión de cultura y saberes. Aquello que se desarrollaba y se aprendía en el norte y centro de Europa, llegaba al sur mediante la peregrinación. Los saberes de la península ibérica se transmitían al resto del subcontinente cuando los peregrinos volvían a sus lugares de origen.

Y así, una serie de mitos de escaso rigor histórico pero sancionados como "verdaderos" por las jerarquías religiosas, muy influyentes en los siglos difíciles que siguieron a la caída de la civilización clásica, en los que se despoblaron ciudades, aumentaron las hambrunas y las enfermedades, hubo un derrumbe demográfico, y se perdieron conocimientos científicos y de ingeniería, sirvieron para que se produjera un movimiento de ideas que contribuyo a la progresiva recuperación de la cultura y la civilización.

Así pues, Compostela, recibió un acopio de gentes y de dineros que permitió que entre sus calles se construyeran magníficos edificios religiosos, pero también que con el tiempo se fundara una universidad que da mucho carácter al conjunto de la ciudad. La existencia de otras ciudades con más dinamismo económico e industrial permitieron también que el casco histórico de la ciudad no se viese sometido a las presiones urbanísticas que otras ciudades españolas sufrieron, conservando su carácter y su belleza. Si sumas a ello una gran restricción para el acceso de vehículos a este casco históricos, nos encontramos en un lugar absolutamente privilegiado en el que merece la pena pasear si buscar un destino especial, perderse en el dédalo de callejuelas, sabiendo que finalmente encontraremos algún lugar donde refrescarnos con alguna cerveza, algún alvariño o mencía, aplacar el gusanillo con alguna porción de empanada de sardinas o pulpo a feira. Os dejo unas cuantas fotografías más.

Torre de Hércules

Hemos dicho que Santiago de Compostela fue consecuencia de la edad media, como época que devino del derrumbe de la civilización clásica, representada por el Imperio romano. Eso es lo que trajo el misticismo y la religiosidad exacerbada, en un mundo mucho más incierto y peligroso que el de las urbes romanas.

Y como contraposición viene bien conocer esta torre de señales, este faro, que representa perfectamente lo que se perdió con la caída de la civilización clásica. Un sistema social ordenado, en la que los mecanismos políticos del imperio permitían la construcción de infraestructuras, vías, puertos, faros,... para sostener la actividad comercial entre las ciudades del imperio. Civilización viene de civitas, ciudad en latín.

Lo cierto es que el monumento y el lugar me sorprendieron. Las imágenes que había visto previamente no le hacen justicia. El entorno es de gran belleza y la torre tiene una especial gracia, a pesar de que ya no veamos su forma original, sino su restauración del siglo XVIII, que también tiene su mérito. Pero sobre todo es bello el entorno.

Entorno que se complementa con distintos elementos de tipo cultural y artístico, como el parque de esculturas que rodea el faro y el promontorio en el que se encuentra. Y la relativa absurda rosa de los vientos, que incluye los llamados pueblos celtas, pero si que aparezcan correctamente orientados en su interior, y sin que podamos realmente creernos que las afinidades entre la Galicia española y la "galias" del occidente europeo pueden tener más que ver con lo común a las culturas subyacentes europeas en todo el continente, que con el hecho de pertenecer a una cultura celta común. Los celtas penínsulares quedaron claramente aislados culturalmente de sus colegas galos y bretones muy pronto en la historia y durante mucho tiempo. Pero esto probablemente será considerado herejía por el oficialismo histórico, y hará que yo caiga mal a no poca gente... Demasiados dogmas...

En cualquier caso, accedemos al interior de la torre, y vamos subiendo sus escalinatas hasta la terraza superior para apreciar las vistas. Aunque realmente, lo interesante es intentar orientarse en su interior y desentrañar el saber de la ingeniería civil romana que permite construir tan magnífico edificio con una sabia disposición interior de muros y vanos, que permite que la torre esté construida para durar, y que nos haya llegado hasta nuestros días.

Antes de despedirnos del lugar, aprovecharemos que son las dos únicas horas de luz e incluso algún rayo de sol que vamos a disfrutar de nuestra visita a la capital coruñesa. Cuando abandonemos el parque que rodea la torre, comenzará a llover, y yo no parará en todo el día. Mientras, contemplamos sorprendidos alguna de las esculturas del parque, debatiendo si se trata de una figura femenina, por sus voluminosos pechos, o una figura masculina, por lo que nos sugiere su cabeza y su rostro. O todo a la vez, o nada al mismo tiempo.

Fotografiando el patrimonio de la humanidad: Verona, Mantua, Modena, Vicenza,... incluso el Garda si nos hubieramos informado mejor

Inicié tras mi regreso de las vacaciones en Japón una serie de artículos de modo informal sobre fotografías en los lugares declarados como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Puede ser patrimonio cultural, natural, o incluso situaciones mixtas. Incluso se puede plantear el tema del patrimonio inmaterial...

En cualquier caso, después de recorrer en el otoño pasado los sitios patrimonio de la humanidad que visitamos en Japón, e intercalar nuestra visita a Córdoba a mediados de octubre, ahora, recién llegado de una corta estancia en el norte de Italia de cuatro noches, tres días y medio aprovechables si descontamos los desplazamientos, me he dado cuenta que prácticamente de forma constante hemos estado rodeados de lugares declarados patrimonio de la humanidad. Porque la riqueza cultural de Italia se antoja a veces infinita. Cuando menos inabarcable en términos prácticos en el intervalo vital de una persona. Hagamos un recorrido, aunque sea somero por los lugares.

Verona

Ya conocíamos esta ciudad. La visitamos hace casi once años. Pero la elegimos con lugar de alojamiento, por sus buenas comunicaciones con el resto de lo que hemos visitado, en un radio de unos 100 o 110 kilómetros alrededor.

Verona es conocida por muchos por ser la ciudad en la que William Shakespeare sitúo su famoso drama romántico "Romeo y Julieta". Pero es mucho más importante que eso. Una de las principales ciudades de la región del Véneto, estuvo asociada durante mucho tiempo a la República Serenísima de Venecia, región de Italia con una inmensa riqueza cultural. Citando literalmente:

Fundada en el siglo I a.C., la histórica ciudad de Verona conoció dos períodos de auge: el primero bajo el gobierno de la familia Scaliger entre los siglos XIII y XIV, y el segundo bajo la dominación de la República de Venecia entre los siglos XV y XVIII. Verona es un ejemplo excepcional de plaza fuerte que ha conservado un número considerable de monumentos de la Antigüedad grecorromana, la Edad Media y el Renacimiento. (UNESCO/BPI)

Os dejo un par de fotografías, de la Piazza delle Erbe y de la Arena romana, como ejemplos de la riqueza cultural de la ciudad.

Mantua

Mantua es una ciudad perteneciente a la Lombardía, aunque situada a 45 minutos con el tren regional desde Verona. Ha sido una de las sorpresas agradables del viaje, porque es mucho más interesante de lo que habíamos imaginado. La declaración de patrimonio de la humanidad incluye a la localidad de Sabbioneta, cerca de Parma, y reconoce los méritos y el interés del urbanismo renacentista. Citando literalmente:

Situadas al norte de Italia, estas dos ciudades son representativas de dos aspectos del urbanismo del Renacimiento. Mantua constituye un ejemplo de renovación y extensión de una ciudad ya existente, mientras que Sabbionetta, situada a unos 30 kilómetros, es ilustrativa de las teorías renacentistas sobre la planificación de la ciudad ideal. Aunque algunas partes de su tejido urbano son regulares, el trazado irregular de Mantua atestigua las distintas etapas de su crecimiento desde la época del Imperio Romano. Esta ciudad posee numerosos monumentos medievales –entre los que figura una rotonda del siglo XI– y un teatro barroco. En cambio, Sabbionetta, construida en la segunda mitad del siglo XVI por orden de Vespasiano Gonzaga Colonna, se puede definir como una ciudad de un solo periodo con un plano en forma de damero. Ambas ciudades aportan un testimonio excepcional de las realizaciones urbanísticas, arquitectónicas y artísticas del Renacimiento, dictadas por la visión y las ambiciones de la familia gobernante de los Gonzaga. La importancia de los dos sitios estriba en el valor de su arquitectura y en su eminente papel en la difusión de la cultura renacentista. Los ideales de ésta, promovidos por los Gonzaga, han quedado plasmados en la morfología y la arquitectura de ambas ciudades. (UNESCO/BPI) 

Aunque la parte que más nos gustó, dejando aparte el Palazzo Te, fueron las calles porticadas del núcleo de origen medieval de la ciudad de Mantua. 

Módena

Los aficionados al buen comer conocen Módena por el vinagre balsámico; los tiffosi del automovilismo como lugar de peregrinaje por ser la ciudad natal de Enzo Ferrari. Pero lo que motiva su inscripción como patrimonio de la humanidad es el entorno urbano de la catedral. Quizá ha sido el destino menos llamativo de los que hemos visitado, pero si cae a mano y se pasa por ahí, conviene para un rato. Citando literalmente:

Construida en el siglo XII por dos grandes artistas, Lanfranco y Wiligelmo, la magnífica catedral de Módena es una obra de arte suprema de los comienzos del arte románico. Junto con la plaza y la esbelta torre aledañas, este edificio atestigua el vigor de la fe que animó a sus constructores, así como el poder de la dinastía de los Canossa que ordenó su construcción. (UNESCO/BPI)

Incluyo un detalle del interior de la catedral, y una escena callejera en la Piazza Grande.

Vicenza

Esta ciudad del Véneto, a 50 kilómetros de Verona y unos 70 de Venecia, empieza a ocupar ya un lugar importante en mi corazón. Es la segunda vez que la visito, y en las dos ocasiones he tenido la oportunidad de ser acogido con mucho cariño en el hogar de algunos de sus más estupendos habitantes, que han dado muestras de una simpatía y una hospitalidad exquisitas. Pero la belleza de esta ciudad que impulsó su declaración como patrimonio de la humanidad está muy asociada a los edificios que en ella quedaron, que salieron de la mente del arquitecto Andrea Palladio, nacido en la vecina Padua.

La declaración como patrimonio de la humanidad incluye muchas de las villas que Palladio construyó para los plutarcas venecianos en toda el área de influencia de la República Serenísima, actualmente región del Véneto. Algunas de estas villas las pude visitar hace dos años en la navegación que realizamos por el canal del Brenta. En cualquier caso, citando literalmente:

Situada en el norte de Italia, Vicenza fue fundada en el siglo II a.C. y prosperó bajo la dominación veneciana, desde principios del siglo XV hasta finales del XVIII. La obra de Andrea Palladio (1508-1580), basada en un estudio profundizado de la arquitectura romana clásica, dio a la ciudad su sello excepcional. Las construcciones urbanas de este arquitecto, así como las villas campestres que edificó en toda la región del Véneto, tuvieron una influencia decisiva en la arquitectura de los siglos posteriores, dando lugar a un peculiar estilo arquitectónico –el palladianismo– que se extendió por algunos países europeos como Inglaterra, y también por América del Norte. (UNESCO/BPI)

Algunos de los lugares que incluyó nuestra visita fueron la Basílica Palladiana (palazzo della ragione de la ciudad, muy hermoso), el Teatro Olímpico, de clara inspiración romana, algunas de las dependencias de la Iglesia de la Santa Corona, donde sorprendimos a la orquesta sinfónica de Vicenza ensayando la Sinfonía Inacabada de Schubert, o la Galleria d'Italia en el Palazzo Leoni Monatanari, convertido en museo y salas de exposiciones.

Y podría haber sido más... en la lago de Garda

Uno de los días los dedicamos a recorrer navegando el lago de Garda, uno de los bellos grandes lagos italianos de origen glaciar en el norte de la península, en las estribaciones de los Alpes. Y de lo que me he enterado después es que bajo el nombre de "Palafitos del entorno de los Alpes" hay declarado patrimonio de la humanidad, cito literalmente...

Este sitio comprende 111 lugares con vestigios de asentamientos humanos prehistóricos en palafitos, esto es, viviendas edificadas sobre pilotes. Situados dentro de la zona de los Alpes y en su entorno, esos vestigios datan del periodo comprendido entre el quinto milenio y el siglo V a.C. y están situados a orillas de lagos, ríos y pantanos. Las excavaciones arqueológicas, efectuadas solamente en algunos lugares hasta la fecha, han proporcionado elementos que dan una visión de la vida diaria del hombre del Neolítico y de la Edad de Bronce en la Europa Alpina, así como de su interacción con el medio ambiente. En Suiza se hallan cincuenta y seis de los lugares que integran el sitio. Estos asentamientos humanos, que forman un conjunto único de vestigios arqueológicos excepcionalmente bien conservados y extraordinariamente ricos en el plano cultural, constituyen una de las más importantes fuentes para el estudio de las sociedades agrarias primitivas de la región. (UNESCO/BPI)

Pero no lo sabíamos y no visitamos nada de esto en las localidades en las que pudimos hacerlo, como Peschiera del Garda y Sirmione de las que os dejo una fotografía de cada una. Pero no, no puedo anotarme este lugar como uno más de los que he visitado, declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco.