La fotografía como afición y otras artes visuales

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El 2016 en fotos (1): De viaje con la cámara al hombro

Comienzo como otros años con mi resumen y balance del año. El 2016 que se nos va, que como muchos años ha tenido sus cosas buenas y sus no tan buenas. Pero mi recuerdo de los años siempre lo expreso en forma de fotografías, que muchas veces llevan asociadas recuerdos. Y también muchas veces, esos recuerdos pueden ser íntimos o privados, aunque las fotografías que los representan sean públicas. Soy celoso guardián de mi intimidad, mis recuerdos más próximos son míos. Pero hay imágenes próximas que los representan y puedo y quiero publicar. Y como digo, empiezo el balance con los viajes.

No me quejo. En absoluto. Ha sido un buen año en lo que se refiere a los viajes de larga distancia y recorrido, con algún incidente, pero sin mayores consecuencias. Sin embargo, siento que no he podido aprovechar tanto en miniviajes, esas escapadas de un día o un fin de semana, que también son muy necesarias, y a las que he tenido que renunciar durante el año en varias ocasiones, por motivos diversos. Lo dicho, celoso guardián de mi privacidad.

Tras los dos primeros meses, en los que se puso de manifiesto que iba a ser un año raro y complicado para las excursiones y escapadas de fin de semana, un sábado por la mañana de marzo hubo una pequeña excursión de Fotógraf@s en Zaragoza a Anento. Fue como un punto de partida. Por sencillo que fuera.

Aguallueve de Anento, Aragón (España).

Pocas semanas más tarde llegaba mi primer viaje internacional del año. Ya se ha convertido en un clásico mi escapada a Italia de Semana Santa, que este año, por mor de unos festivos que se nos debían, se estiró algo más. Y el destino fue las ciudades de la Umbria y el sur de la Toscana. Lugares de gran belleza, física y cultural, y que además carecen de las aglomeraciones de otros destinos más afamados en la península itálica.

Vista de Perugia al anochecer.
Estación de Asís tras un cansado día de recorrer sus alrededores y sus calles.
Enamorados quedamos de la ciudad medieval de Gubbio, en un día frío pero bello.
Tomando unos cafés y el sol en la Piazza Grande de Arezzo.
El sol comienza a descender en la tarde de Cortona.
Interior del impresionante duomo de Orvieto.

Vuelta tras las vacaciones de Semana Santa a los fines de semana gafados hasta que a principios de junio consigo escaparme un sábado a Madrid para visitar algunas de las más destacadas exposiciones en PhotoEspaña 2016.

Buscando donde refrescarnos en un día de calor moderado en Madrid.

También con el comienzo de la primera mitad de mis vacaciones de verano pude escaparme con Fotógraf@s en Zaragoza al valle de Tena y Jaca, en una excursión muy divertida.

Pantano de Búbal con Peña Telera de fondo.

Y llega el viaje estrella del año. Islandia era un destino deseado desde hacía muchos años. Aunque siempre habían surgido problemas para hacer realidad el deseo. Incluso este año estos problemas surgieron hasta la misma víspera del viaje, pero mi decisión era clara y al final aterricé en la bella isla cercana al ártico, y a caballo de dos placas continentales. Difícil resumir la variedad de paisajes y estímulos visuales de esos días.

Emanaciones geotermales.
Harpa en Reikiavik.
El Geisyr que da nombre a todos los géiseres... o uno vecino.
Paisajes entre lo agreste y la llanura.
Mil y un salto de aguas.
Las imponentes masas de hielo de los glaciares.
Playas de negra arena y aguas batidas por el viento.
Grandes extensiones de cenizas arrastradas por las aguas en apocalípticas catástrofes geológicas.
Navegando entre los icebergs en las lagunas glaciares.
O paseando por la playa entre bloques de hielo.

En julio, aprovechando todavía algunos días de vacaciones, aprovecho otro día para volver a visitar algunas exposiciones más de la interesante edición 2016 de PhotoEspaña. Y la exposición del Bosco en el Prado. Esta vez con visita a lugares poco conocidos del Jardín Botánico de Madrid.

En agosto me proponen visitar el sur de Suecia, quizá Copenhague, y si hay suerte Estocolmo. Voy de acompañante en un viaje... llamémoslo de negocios,... pero que me permitió conocer mucho del arte moderno y contemporáneo en aquellas tierras escandinavas. Y los tres lugares nos dio tiempo a visitar.

Pirámide de madera en Lousiana, museo de arte moderno cerca de Conpenhague.
Volks Wagen Beetle deconstruido en la Konsthall de Malmo.
Cenando al atardecer en Fotografiska de Estocolmo.
En una de las salas infinitas de Yayoi Kusama en el Moderna Museet de Estocolmo.
Y una premonitoria foto final en Estocolmo, junto al ayuntamiento, de lo que iba a ser mi futuro viajero.

Septiembre fue saludado con una nueva escapada con Fotógraf@s en Zaragoza, que han sido los que me han permitido escapar en parte a mi maldición de las excursiones de este año. En esta ocasión, una divertida excursión a la comarca del Matarraña en la provincia de Teruel.

Accediendo al casco histórico de Valderrobres, Aragón (España)

Y con la segunda mitad de mis vacaciones, entrado ya el otoño a principios de octubre, surge un viaje relativamente inesperado, y que va a resultar también un éxito, rico en experiencias y visualmente muy interesante. Nos vamos a Hong Kong. Y desde la antigua colonia inglesa en China, me escaparé también a visitar Macao. También difícil de resumir visualmente las experiencias de esa semana.

Ladies Market en Mongkok.
Templo de los Diez mil Budas en Sha Tin.
Tranvías bajo la lluvia en Causeway Bay.
Monasterio Po Lin en la isla de Lantau.
Pescadora en Tai O, isla de Lantau.
Jardines Nan Lian.
Jardín de los Pájaros en la calle Yuen Po.
El ocaso en Victoria Harbour.
Una mañana por Central Hong Kong y el SOHO.
Hong Kong desde The Peak.
Contraste entre lo moderno y lo antiguo en Macao.
A la salid de la casa del Mandarín en Macao.

Octubre fue también la ocasión de compartir una día de intensa fotografía con unos estupendos colegas, esta vez de ASAFONA (Asociación aragonesa de fotógrafos de naturaleza), a la que me apunté a principio de año, y que no he aprovechado ni la cuarta parte de lo que pensaba. Me voy a dar otro año de oportunidad, a ver cómo funciona. En esta ocasión, fotografiando la flor del azafrán en Monreal del Campo, provincia de Teruel.

Y en noviembre, organizamos una quedada de amigos diversos en Madrid, con la excusa de la exposición de Renoir en el Thyssen-Bornemisza. A pesar de la lluvia, lo pasamos bien.

Roy Lichstenstein admirado por un visitante asiático en el Museo Thyssen-Bornemisza.

Cerraremos el año con una escapada cercana a fotografiar el viaducto de alta velocidad de Rodén, en un mes de diciembre en el que también se han frustrado un por de excursiones por el mundo... Esperemos que esto mejore en 2017.

Es la única fotografía que he puesto realizada con una cámara de película en este resumen viajero, pero mañana lo compenso.

Tales by Light - Viajes y naturaleza desde el punto de vista de los fotógrafos

Hace unos días Netflix, la plataforma de televisión bajo demanda, nos sorprendió con una novedad de las que no son muy anunciadas ni cacareadas pero que a mi me interesó de inmediato. No se trata de la penúltima serie de ficción televisiva de campanillas, ni nada de eso. Se trata de una pequeña serie de seis episodios en los que aprenderemos el punto de vista de fotógrafos profesionales a la hora de trabajar la fotografía de viajes y naturaleza.

Las fotografías acompañantes son de dos viajes que he realizado en los últimos años, en los que la naturaleza ha ocupado un lugar importante; Canadá e Islandia.

Tales by Light, "La luz de las historias" en castellano, es una producción conjunta de National Geographic Australia y Canon Australia. Con estos responsables podemos imaginar el tipo de imágenes que vamos a ver. Y también podemos adivinar los equipos que van a lucir los fotógrafos que las van a recoger y que nos lo van a contar. En cada uno de los seis episodios de alrededor de 23 minutos de duración, un fotógrafo profesional, utilizando equipos fotográficos Canon, y no precisamente los más sencillitos, nos va a llevar por diversos rincones del mundo mostrándonos las motivaciones que le llevan a trabajar como fotógrafos de viaje o naturaleza y contándonos cómo afrontan sus trabajos. Los veremos planificar y realizar algunas obras fotográficas interesantes.

Por supuesto, unos gustan más que otros. Pero están muy bien escogidos. Son simpáticos, la realización está hecha con mucho dinamismo, y los 23 minutos del documental se te hacen cortos. Os presentaré a las cinco fotógrafos. Uno de ellos repite, siendo el anfitrión en dos episodios.

El orden en que aparecen en Netflix no es el mismo en el que se presentan en IMDb, pero desconozco cómo fueron apareciendo cuando por primera vez se presentaron al público. Yo los comentaré como los he visto.

El primer capítulo "Submerged (Bajo el agua)", fue presentado por el fotógrafo australiano Darren Jew, especializado en fotografía marina y submarina. Los escenarios que nos presentó fueron unas impresionantes fotografías de los cortejos de las ballenas jorobadas en el pacífico, en las cercanías del archipiélago de Tonga, ascendió a uno de los volcanes activos en las proximidades de Rabaul (Nueva Guinea),... os dejo un vídeo de un aficionado que captó una de sus frecuentes erupciones, es un riesgo subir a este volcán imprevisible...

... y allí mismo, en la bahía donde se encuentra Rabaul, se sumergió para fotografiar un antiguo biplano japonés derribado durante la Segunda Guerra Mundial, y que se ha convertido en un hogar para corales y otros seres vivos submarinos.

El segundo episodio fue "Himalaya (El Himalaya)", cuyo anfitrión fue el fotógrafo Richard I'Anson, también australiano, con el que viajamos por los monasterios budistas en Nepal y Bután, intentamos localizar, sin éxito, al leopardo de las nieves en los Himalayas de Ladakh en India, buscamos, con más éxito, fotografiar tigres salvajes en el Parque Nacional Bandhavgarh, y nos sumergimos literalmente en los colores del Festival del Holi, también en la India. Este fotógrafo es tremendamente simpático y entusiasta, y es especialmente divertido verle inmerso en la lluvia de colorantes en polvo o líquidos en el Holi. Disfruta como un niño, o lo parece.

El tercer episodio "Adrenaline (Adrenalina)" acompaña a la única fotógrafa femenina del quinteto, Krystle Wright, que confiesa no tener domicilio fijo, ya que constantemente se mueve por todo el globo buscando motivos para fotografiar. Especialmente, en el ámbito de los deportes que denominamos de riesgo y aventura. Esto hará que la acompañemos a fotografiar, bajo el agua y sin oxígeno, a resistentes buceadores en las lagunas de las islas del archipiélago de Vanuatu, le acompañaremos a visitar a equilibristas que cruzan la cuerda floja que atraviesa cañones de 600 metros de altura en el estado de Colorado (EE. UU.), o volaremos con ella en paramotor (parapente con motor) sobre el Gran Desierto del Lago Salado de Utah, también los EE. UU. Por supuesto, también es una fotógrafa australiana, aunque pase la mayor parte del tiempo lejos de la isla continente.

El cuarto episodio, "Wild (Naturaleza salvaje)", va a estar centrado en la fauna salvaje, y el anfitrión va a ser el fotógrafo Art Wolfe. En esta ocasión, no se trata de un fotógrafo australiano, sino norteamericano. De Seattle. Pero nos llevarán por distintas partes del mundo. Empezará por Alaska, donde acompañará en sus jornadas de pesca a los osos "grizzlies", variedad de gran tamaño de los osos pardos, en los ríos de este estado norteamericano durante el desove de los salmones. Luego saltará a África, donde después de acompañar a los ñus en sus migraciones en Masái Mara (Kenia), se dirigirá a las selvas de Uganda para fotografiar a los gorilas de montaña. Que le darán algún que otro susto.

El quinto episodio, "Panorama", probablemente sea mi favorito. Quizá no sea tan espectacular como algunos de los otros, pero tiene una gran belleza paisajística. Y además, de la mano de Peter Eastway, fotógrafo paisajista también australiano, vamos a seguir la ruta de la expedición de Shackleton a la Antártida, que tras naufragar y pasar una dura odisea, consiguieron ser rescatados sin ninguna víctima moral. Y también supone un homenaje al fotógrafo de aquella expedición, Frank Hurley, cuyas excelentes fotografías, tanto en la belleza de las mismas, como en el dominio que tenía de la técnica de la época, han permitido que llegue hasta nosotros impresionantes testimonios gráficos de aquella aventura que, probablemente, han permitido que haya adquirido fama y haya perdurado en el recuerdo. Por cierto, Hurley también era australiano, aunque fuese en una expedición británica.

Finalmente, el sexto episodio, "Tribes (Tribus)", vuelve a ser presentado por Art Wolfe... como hemos dicho el único no australiano del quinteto. En esta ocasión se centra en inmortalizar a algunas de las últimas tribus con culturas originales primitivas que quedan sobre la faz de la Tierra, culturas que probablemente tienen sus días contados. Primero nos lleva a las selvas de Papúa Nueva Guinea donde pasa un tiempo con los Asaro, hombres de barro, y con los Huli, y sus diálogos con los antepasados. Después, le acompañaremos a Etiopía, donde pasará un tiempo con la tribu de los Surma.

Serie de documentales que podemos considerar como muy recomendable, e imprescindible para los aficionados a la fotografía. Eso sí... no nos equivoquemos. Que son fotógrafos que trabajan para National Geographic. Que aunque de vez en cuando tengan un tono de sensibilidad social y ambiental, son de los que están para mostrar el lado amable del mundo. Y retocan digitalmente; algunos, mucho. No nos sorprendamos como cuando nos enteramos que Steve McCurry retocaba más de lo esperado sus fotografías.

En Madrid con la Olympus Pen EE3

En tanto en cuanto voy preparando futuros artículos sobre fotografía, voy realizando distintas actividades fotográficas que tendrán su reflejo en estas páginas, os traigo una nueva serie de fotografías del último carrete de fotografías que hice con la pequeña y sencilla Olympus Pen EE3. Y es que me llevé esta cámara a Madrid para el día que pasé en la capital el 4 de noviembre de este 2016.

Quiero recordar someramente las características de la cámara. Especialmente para que entendáis que pudo no ser mi mejor opción para llevarme justamente ese día a Madrid. La Olympus Pen EE3 es una cámara de los años 60 del llamado medio formato (no confundir con el formato medio), es decir, proporciona fotogramas de 24 x 18 mm a partir de película sensible de 35 mm de ancho con doble perforación. La clásica película en carrete de toda la vida, vamos. Por su menor tamaño, la mitad que los fotogramas habituales. En un carrete de 36+ exposiciones obtenermos 72+ exposiciones. El objetivo es un 28 mm f/3,5 de enfoque fijo. Equivale, aproximadamente, a un 40 mm, un estandar corto, en el formato más popular de fotograma de 36 x 24 mm.

La exposición es automática. La cámara lleva un fotómetro de selenio que genera al recibir la luz la suficiente corriente eléctrica para poner en marcha un programa que elige entre las dos velocidad de obturación disponibles, 1/40 y 1/200 s, y un diafragma entre f/3,5 y f/22. Suficiente habitualmente para disparar al aire libre con una película de 100 ISO, las más habituales con una calidad razonable en la época en que salió al mercado. Pero también permite disparar a plena luz de día con una película de 400 ISO. Siguiendo la regla "soleado f/16", a plena luz del día con sol, la exposición correcta sería 1/400 s y f/16 a 400 ISO. O 1/200 s y f/22, ajuste que permite la cámara. En la actualidad, con mejores emulsiones, una película de 400 ISO daría más flexibilidad. De todos modos, lo que llevaba cargado en esos momentos en la cámara era una Fujfilm Neopan 100 Acros, película excelente de grano fino, que las prefiero para estos negativos tan pequeños, pero que justamente en el lluvioso y gris día que ese 4 de noviembre amaneció en Madrid, iba muy muy muy justa de sensibilidad. Especialmente en calles estrechas o cuando la tarde empezó a avanzar.

De todas formas, aun así pude traerme algunos fotogramas representativos del día que hizo. Bien es cierto que para las fotografías en interiores, en las exposiciones que visitamos, usé una cámara digital con capacidad para salir airosa del brete de fotografíar con luz más escasa. Con la pequeña Olympus Pen EE3, en algún caso me salté el automatismo con el fin de obligarle a hacer la fotografía. La cámara, si detecta que no hay luz suficiente, te saca un disco rojo en el visor, y no deja hacer la foto. Pero hay un modo pensado para fotografiar en flash, en el que usa la velocidad de 1/40 s, y puedes seleccionar manualmente el diafragama de acuerdo a la distancia al sujeto principal y la potencia del flash. Esto me permite sacar fotos cuando en automático no me deja. Aunque con un riesgo grave de subexposición.

Otro problema es el enfoque. La distancia de enfoque es fija. Así que tienes que decidir, dónde está enfocada la cámara, porque es algo que no he encontrado con claridad en ningún documento. El caso es que mi experiencia me dice que, cuando hay poca luz, no pongas objetos importantes a distancias más cortas de 3 metros ni más largas de 5 o 6 metros. Con abundante luz, y la cámara seleccionando diafragmas cerrados, es fácil que trabajemos dentro de la hiperfocal.

Probablemente, las velocidades de obturación anunciadas, dada la edad de la cámara de casi 50 años, ya no son realistas, por lo que hay quien propone considerar como más reales 1/125 y 1/30 s. En ese caso, hay que tener cuidado al disparar con poca luz por el riesgo de trepidación. Obsérvese la fotografía anterior. En cualquier caso, es una cámara divertida de usar, y cada vez me apetece más llevarla encima conmigo.

Para aquellos a quienes no convenza el tema del medio formato y prefieran trabajar con el fotograma tradicional de 36 x 24 mm, Olympus sacó un modelo similar, la Olympus Trip 35, que sólo tenía una diferencia sustancial en su manejo, dejando de lado el tamaño del fotograma. Debido a este último, era más difícil conseguir fotografías enfocadas a diafragmas abiertos en situaciones con poca luz con un objetivo de foco fijo. Así que pusieron un mecanismo de enfoque por zonas, asistido por un sistema de pictogramas, para ayudar al fotógrafo en la toma de decisiones. Ya se sabe... un señor = retrato próximo, un señor y un niño = retrato de cuerpo entero, varios señores = foto de grupo y unas montañitas = paisaje. También gusta mucho esta cámara. Y en ambos casos se disfruta de las excelentes ópticas Zuiko de Olympus.

En el Matarraña con Fotógraf@s en Zaragoza... y con la Fujifilm GS645S Professional Wide 60

Si recordáis, en el artículo que dediqué hace unos días a la excursión al Matarraña con Fotógraf@s en Zaragoza, ya adelantaba que me había llevado una cámara para película tradicional de formato medio. Por otro lado, también comentaba el pasado domingo que una de las estrellas de la Photokina 2015 ha sido la presentación de una Fujifilm para formato medio, que ha levantado mucho revuelo. Pues bien... la cámara que me llevé al Matarraña fue una Fujifilm de formato medio. Bien es cierto que ya tiene unos 30 años de antigüedad. Pero bien divertida de usar que es. Ya ha venido por estas páginas en otras ocasiones, pero para aquellos que no se coscan o no habían venido antes, os presento a la Fujifilm GS645S Professional Wide 60.

Breves especificaciones... Cámara de formato medio para película tradicional en carrete tipo 120 o 220, y 15 o 30 exposiciones respectivamente, de 6 x 4,5 cm (en realidad, aproximadamente 55 x 41 mm), con un objetivo no intercambiable de focal fija 60 mm f/4. Equivale a un angular muuuuuuuyyyyyyy moderado, casi un estándar amplio, similar a un 38 mm en el formato más habitual de negativo de 24 x 36 mm. Es totalmente mecánica, las pilas sólo sirven para alimentar el fotómetro. Funciona sin ellas. Y se enfoca por telémetro de coincidencia, estilo "leica", aunque he de reconocer que es uno de los puntos débiles de la cámara. Las más de las veces enfoco por zonas estimando la distancia del sujeto pricipal, y aprovechando la escala de profundidad de campo grabada en barril del objetivo. En su posición habitual, el visor nos muestra un fotograma vertical... al contrario que con la mayoría de las cámaras. Y es ese formato el que más obtengo de esta cámara. Aunque ladeándola permite obtener fotogramas horizontales sin mayor problema.

Para la excursión me llevé varios rollos de película negativa en color Kodak Portra 400, auténtica todo terreno, que en buenas condiciones de luz uso con un índice de exposición de 200 y revelado normal con excelentes resultados. Empezamos, como ya comenté, con una visita a La Fresneda.

Como siempre, la Kodak Portra 400 es absolutamente idea para retratos, con unos colores muy naturales y gradaciones suaves. Ninguna extridencia, todo muy placentero. No he dicho que, como de costumbre, el revelado y digitalización es de Carmencita Film Lab. Pero buena parte del día, especialmente en nuestra visita al Parrizal de Beceite, estuvo trabajando en paisajes. Y la ventaja de la Portra 400 ahí es que, ofreciendo un grano razonablemente fino, especialmente cuando sobrexpones la película como hice yo, tiene una latitud de exposición muy amplia, y se merienda los contrastes fuertes sin problemas. Especialmente cuando visitas un entorno natural como un cañón en un río al mediodía.

Pasé algunos apuros con el tercer carrete de los cuatro que usé. Inadvertidamente, el ajuste de sensibilidad se colocó en 1600. Es decir, 2 puntos de subexposición en lugar de 1 punto de sobrexposición. Me di cuenta tras tres exposiciones, y decidí mantener, solicitando luego al laboratorio un revelado forzado +2. Es la primera vez que lo hacía. Hace 20 años nos decían que se podía forzar la película negativa en blanco y negro y la diapositiva en color, pero no los negativos en color porque se producían horribles alteraciones en los colores. Pero hoy en día, con las modernas emulsiones hay gente que lo hace constantemente. Las fotos se salvaron, aunque no tienen la calidad de los otros carretes.

Esta es una de las fotografías que más sufrió con el error en el ajuste del fotómetro.

También coincidió ese rato, con el ajuste del fotómetro cambiado, con el momento en que sobre Valderrobres se nubló y la luz fue menos intensa que en el resto del día. Me ha llegado algún consejo de que otra vez que me pase eso, que subexponga dos pasos, pida un revelado +3 en lugar de +2. Hablaré otro día del tema del forzado de las Portra 400, y no estoy del todo de acuerdo con el consejo, pero ya veremos.

El caso es que el resto del día siguió sin problemas, terminando la visita a Valderrobres y a los campos de girasoles con un último carrete expuesto como los dos primeros a un índice de exposición de 200-400.

Salida fotográfica al Matarraña con Fotógraf@s en Zaragoza... y a vueltas con el concepto de "HDR"

Este miércoles pasado, 14 de septiembre de 2016, había propuesta una excursión fotográfica por parte de Fotógraf@s en Zaragoza (flickr, facebook), esas que llamamos de "jubilados" por aquello de los que tienen más posibilidades de apuntarse entre semana. Aunque hay de todo. Como iba bien de festivos, decidí cogerme un día de asuntos propios y acompañarles. No voy a entrar en el proceloso proceso que nos llevó a dirigirnos a la comarca aragonesa del Matarraña después de una semana observando cuidadosamente las predicciones meteorológicas, y que anunciaban justamente para ese día el final de los calores del verano y la entrada de las lluvias y tormentas de otoño. El destino original era otro... pero al Matarraña fuimos.

Cargué con la Olympus OM-D E-M5 y varios objetivos, entre los cuales el Meyer-Optik Görlitz Trioplan 50/2,9 V y el adaptador correspondiente. Este último lo iba a compartir con una compañera que dispone de la E-M5II y las más prestigiosa versión del Trioplan de 100 mm de longitud focal. Nos referimos a las versiones históricas, no a las carísimas nuevas versiones que está desarrollando una empresa que ha comprado los derechos de uso de las marcas de Meyer-Optik. También me llevé la Fujifilm GS645S Professional con algunos carretes de Kodak Portra 400, de los cuales use tres a su sensibilidad nominal y otro a un índice de exposición de 1600, y de Ilford XP2 Super 400, que se volvieron a casa tal como salieron. Tardaré unos días en comprobar los resultados de la película.

Comenzamos la excursión en la bella población de La Fresneda.

Comencé el día usando el Trioplan,... aunque pronto cambié a un gran angular y ya tan apenas use el histórico objetivo.

En La Fresneda pudimos visitar una colección de fotografías de la zona que dispone en su casa un antiguo fotógrafo profesional de la zona, tras lo cual recorrimos las calles del pueblo hasta acabar haciendo el primer control de avituallamiento en una terraza de la Plaza Mayor, donde por la hora no hubo acuerdo pleno sobre si era ya la hora de la cerveza o todavía la del café. Lo que sí cayó fue una deliciosa empanada gallega de bacalao.

Tras abandonar La Fresneda, nos dirigimos al Parrisal o Parrizal de Beceite. Se trata de un lugar donde el río Matarraña, que da nombre a toda la comarca, se encañona, ofreciendo una calidad paisajística y naturalista de primer orden. Como el primer control de avituallamiento se había prolongado demasiado y el segundo tenía hora fija, no pudimos dedicar todo el tiempo que se merece el lugar, pero disfrutamos bastante del mismo.

En el Parrizal existen pinturas rupestres que si no estoy mal informado pertenecen al extenso conjunto del Arco Mediterráneo de Pinturas Rupestres declarado como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.

Cuando llegó el momento, replegamos los trastos de fotografiar y nos dirigimos a Valderrobres, capital de la comarca del Matarraña, para proceder al segundo control de avituallamiento, la comida, donde se nos unieron algunos destacados miembros de FeZ que residen en el Bajo Aragón. Lo cual todavía más el buen ambiente de la salida. Después de comer, paseamos, a ratos bajo la lluvia por el bellísimo casco histórico de Valderrobres... Bueno... a algunos les dio también para cazar "pokemones"... todo sea dicho.

Tras un breve tercer control de avituallamiento que consistió en algunos cafés, algunos caramelos de Ecuador y las maravillosas galletas de chocolate o avena de Carmina, nos encaminamos a paisajear el ocaso en algún campo bonito en los alrededores de Alcañiz. La intención era encontrar algún campo de girasoles donde, a pesar de lo tardío de las fechas, estos conservasen algo el porte. Nos costó, pero algunos, poquitos, encontramos.

Allí discutimos y pusimos en práctica la idea de tomar varias tomas con horquillado de la exposición con el fin de aplicar algunas técnicas para obtener imágenes con gama tonal ampliada o "alto rango dinámico" que dice la mayoría maltraduciendo la expresión inglesa "high dinamic rank", el famoso HDR.

Hoy en día la mayor parte de los aficionados (y muchos profesionales) denominan HDR a las técnicas de mapeo tonal, que permiten reducir el contraste de una imagen a partir de una serie de imágenes iguales pero horquilladas respeto a su exposición, o una sola imagen a partir de la que se obtienen varias variantes con distinta luminosidad. Pero lo cierto es que hay otras muchas formas de comprimir el excesivo contraste de una imagen. Yo siempre he sido partidario, especialmente desde que la fotografía digital encaja tan amplias gamas tonales de hasta 12, 13 o 14 diafragmas, del ajuste de brillo y contraste por zonas, reproduciendo las técnicas de quemados y reservas heredadas del cuarto oscuro fotoquímico. Pero últimamente, usando el programa HDR Effects Pro 2, que desde hace unos meses Google puso a disposición del público de forma gratuita, me he estado introduciendo en el mapeo tonal. En el reciente viaje a Suecia obtuve algún éxito en fotografías de la ciudad vieja de Estocolmo, pero habitualmente no he sido muy partidario de estas técnicas por el aspecto artificioso y efectista que presentan con frecuencia. Soy partidario de un aspecto más natural, aunque haya que sacrificar algunas luces o sombras.

Esta era una ocasión para usarlo con paisajes. De momento no he acabado de obtener resultados del todo satisfactorios. Y no sé si es que no consigo dominar el programa, o es que definitivamente no me convencen los resultados que ofrece el método. Os dejo para terminar con dos imágenes obtenidas con el sistema de reservas y otra con el mapeo tonal.