La fotografía como afición y otras artes visuales

CARLOSCARRETER.ES

Home / Essays / travel

Recuperando tiempos pasados - 1992, cámara acuática de un solo uso Kodak en Sort y Salou

Estoy en proceso de reinstauración en mi vida de instrumentos musicales. En su momento, y durante años, tuve en casa una flauta dulce soprano en Do de plástico Hohner, un armónica Hohner Preciosa de 24 orificios en Do, y una guitarra Serrallonga, comprada al mismo Antonio en su tienda de la calle Loscos de Zaragoza. Pero tras diversas cesiones, se supone que ya sólo tengo en casa la armónica. Y el domingo la estuve buscando. Encontré la caja, donde esperaba encontrarla. Pero no la armónica. A cambio, encontré un paquete de negativos fotográficos en color expuestos en los años 80 y principios de los 90. Los reservé para empezar a digitalizarlos, porque encontré cosas interesantes. Y he empezado por un rollo de Kodak Gold 400 procedente de una cámara de un solo uso, también de marca Kodak, de la primavera de 1992. Creo que fue en mayo cuando la usé. Pero podría ser principios de junio.

Las cámaras de un solo uso, o desechables, han existido desde hace décadas, pero se empezaron a popularizar en la segunda mitad de los años 80 del siglo XX, con las QuickSnap de Fujifilm, y las FunSaver de Kodak, aunque también otros fabricantes de película vendieron sus modelos como Konica y Agfa, bajo sus propias marcas o licenciadas bajo marca de terceros. La forma básica era una cámara de plástico, negra, cubierta de un cartón con los colores de la marca y datos de la película e instrucciones, que llevaba un visor muy sencillo y una lente de plástico con focal y aperturas fijas, y un rollo de película, originalmente de ISO 400. Luego se popularizaron las ISO 800. La película venía previamente bobinada en uno de los ejes de su receptáculo, y conforme ibas haciendo las fotos la ibas introduciendo en el chasis. Así se ahorraban la palanca de rebobinado. Con posterioridad comenzaron a salir variantes. La más inmediata, con un flash incorporado alimentado por una pila AA sencilla. Como la apertura era fija, y en el entorno del f/9-f/13 para dar suficiente profundidad de campo a una focal de entre 30 y 35 mm, sólo eran aptas para hacer fotos al aire libre. Con el flash, podías hacer fotos en interiores, aunque el alcance del flash era limitado a unos pocos metros. Después salieron las "panorámicas" en las que la focal era más angular, y se recortaba el negativo por arriba y por abajo, para unas proporciones de algo más del 2:1 en lugar del 3:2 tradicional. Usé una de ellas durante unas vacaciones en París en agoto de 1991. Y también salieron las que venían recubiertas por una carcasa de plástico estanca al agua y permitía usarlas en un entorno acuático, e incluso sumergirlas unos pocos metros. Todo muy lúdico.

En este ambiente, fotolúdico, en la primavera de 1992, un grupo de amigos nos fuimos a hacer una bajada en rafting en Sort, provincia de Lérida, en un tramo del río Noguera Pallaresa. Fue la primera vez que hice esta actividad, sumamente divertida. Luego estuve alguna otra vez en el mismo tramo de río con otros amigos, y también lo he practicado en el río Gállego, en un tramo en las cercanías de Riglos y Murillo de Gállego. El caso es que en aquel momento, en el que me había adentrado ya bastante en mi afición fotográfica, la opción más lógica para aquella actividad fue probar una de aquellas desechables sumergibles. Y me llevé una. Como no la terminé, de hecho, con el trajín de la actividad no llegué a hacer ni 10 fotos de las 24 que tenía el rollo de película, un fin de semana más adelante el mismo año, en Salou, provincia de Tarragona, con los mismos amigos, la terminé, entre un parque acuático próximo y la playa de la popular localidad de vacaciones.

Las fotografías que se obtienen nunca son muy nítidas. Y el encuadre es muy aproximativo. Pero son muy divertidas de usar, especialmente si hay buena luz. Hay que evitar los contraluces, y limpiar alguna gota de agua que se quede delante de la lente, salvo que quieras amplificar las imperfecciones del objetivo. Pero está muy bien, y la creatividad personal es el límite. Con los años he hecho algún rollo más con estas cámaras. No muchos. El más destacado, la cámara Fujifilm QuickSnap Waterproof con un rollo de Superia Xtra 800 que nos llevamos a las cataratas del Niágara y con cuyos resultados quedé encantado. ¿Son recomendables? Para las circunstancias adecuadas, sí. Pero seamos sensatos medioambientalmente. Son un derroche de plástico. Desecharlas apropiadamente. Y si no vais a sumergirlas, optad por haceros con alguna cámara compacta de segunda mando, con ópticas más competentes, y que no suponga un aumento de los residuos. De hecho, recientemente están surgiendo las cámaras "reusables" como alternativa más sostenible medioambientalmente que las desechables. Pero ya digo que hay cámaras de segunda mano compactas, muy baratas, de los años 90, que dan mejores resultados.

En Andalucía con Pentax MX + Ilford XP2 Super 400

Recientemente, antes de que desplazarse por España, incluso salir del propio municipio, se volviera imposible por los enormes repuntes en la incidencia de covid-19, pude pasar unos días de tranquilidad en Andalucía. Sevilla, principalmente, con excursiones a Doñana y Cádiz. Ya comenté que fue la escapada en la que puse de largo la pequeña Panasonic Lumix G100 como cámara digital apropiada para este tipo de escapadas de corta duración, en las que conviene viajar ligero y discreto. Pero esto último no me impidió echar a la mochila una cámara para película tradicional con algunos rollos de película en blanco y negro.

Salvo que decida llevar una compacta, mis cámara para película tradicional de preferencia para llevar de viaje han venido siendo la Pentax MX con un objetivo de 50 mm, a veces con el SMC-M 28 mm f/3,5 añadido, o la Leica M2 con un 35 mm. Poco a poco, tiendo a llevar una Pentax MX porque lleva fotómetro incorporado. Con la Leica M2 tienes que estimar a ojo la exposición o llevar un fotómetro de mano. No es que esto sea muy importante, pero ciertamente, que la cámara lo lleve incorporado, viene muy bien. Así que a Andalucía me llevé la Pentax MX con el SMC-M 50/1,4. Estoy encantado con este objetivo. A pesar de su mayor apertura sobre el SMC-M 50/1,7 (fuera de servicio) o el SMC-A 50/2, el tamaño sigue siendo un poco mayor pero muy contenido. Y desde mi punto de vista, con una clara diferencia de calidad desde f/2. Con el añadido de poder usar la apertura f/1,4, poco contrastada, pero perfectamente utilizable.

Después de la experiencia portuguesa con la Ilford HP5 Plus 400, decidí volver a llevarme mi película preferida para los viajes, la Ilford XP2 Super 400. Tiene un contraste más marcado, quizá no tenga una gradación de tonos tan agradable, pero en general, para lo que es un reportaje de viaje, ofrece unos resultados más llamativo. Desde luego, bajo nublado o entre las umbrías calles como las del barrio de Santa Cruz es más contrastada que la HP5 Plus 400. Y cuando sale el sol, su contraste no llega a poner en riesgo los valores más oscuros o más luminosos de luminosidad salvo casos extremos. No digo que sea mejor. Que no lo creo. Pero si la considero más adecuada.

Otra cuestión es que es una película para revelado en proceso C-41 por su naturaleza de película cromogénica. Esto hace que no la revele yo en casa sino que la envíe a un laboratorio comercial, en este caso Carmencita Film Lab. Y que confíe la digitalización de los negativo a sus servicios profesionales. No es barato, especialmente si solicitas tamaños de digitalización grandes, pero la calidad es claramente superior a lo que obtengo en casa. Que no está mal, pero no es lo mismo. Ante la posibilidad de tener alguna foto merecedora de una buena ampliación en papel, solicité el tamaño XXL, que prácticamente me ofrece unos 36 megapíxeles, si no recuerdo mal. Para dar y vender.

Un tema más, sobre esta película. Su sensibilidad nominal es ISO 400. Pero el fabricante establece que puede ser utilizada con índices de exposición (IE) entre 50 y 800 sin modificar el tiempo de revelado y con resultados buenos. O al menos aceptables. Buenos, diría yo. Y el tamaño del grano aparente en las copias va a depender del índice de exposición. El mejor compromiso lo encuentro a un IE 200. Las sombras están preservadas, las luces no se llegan a empastar, el grano es más fino que a su sensibilidad nominal, el detalle es abundante, es un índice de exposición válido para la mayoría de escenas al aire libre y para interiores bien iluminados, especialmente con un objetivo luminoso. Y en caso de que las cosas se pongan difíciles de luz, siempre tienes margen para exponer algún fotograma a IE 400 e incluso IE 800, salvando la situación. Estos últimos tendrán un grado más marcado en las sombras.

Los resultados han sido buenos, como esperaba. Y efectivamente, además de un número suficiente de fotos para incluir en mi álbum de viaje, tengo unas poquitas que podría merecer una copia de buen tamaño sin problemas. Que era la intención. Olvidé incluir en la mochila los filtros. Considero que viene bien el filtro amarillo, especialmente en los paisajes, para mejorar el contraste sobre todo de los cielos. El filtro rojo, que a veces incluso, puede ser más optativo, buscando un efecto similar al anterior, pero más exagerado. Y también conviene incluir un filtro de densidad neutra. La cámara tiene una velocidad de obturación máxima de 1/1000 segundo, y eso hace que en escenas muy iluminadas sea complejo fotografiar con el diafragma abierto gestionando la profundidad de campo. Yo prefiero mantener el IE 200 con la XP2 Super 400, y poner un filtro de densidad neutra de buena calidad para abrir el diafragma a exponer a un IE 50. Con esto sólo gano un par de diafragmas y corro el riesgo de empastar las luces, mientras que con el filtro esto último no se produce y puedo bajar la exposición hasta 6 diafragmas. Imaginad la diferencia de profundidad de campo a pleno sol entre f/8 y 1/1000 segundo, que es lo que se podría hacer sin filtro, a fotografiar a f/2 y 1/250 si le restas los seis pasos de exposición del filtro. O incluso f/1,4 y 1/500.

En Oporto (y más) con Pentax MX + Ilford HP5 Plus 400

En la segunda quincena de septiembre he tenido la oportunidad de disfrutar de la segunda mitad de mis vacaciones reglamentarias. Hoy estoy todavía de vacaciones, mi último día. Y de la misma forma que en agosto tuve que improvisar un viaje, a la isla de la Palma en Canarias, en esta ocasión improvisé cuatro días antes de salir un viaje, una estancia en Oporto, Portugal, de seis noches. Lo suficiente para visitar a fondo la bella ciudad portuguesa en el estuario del Duero y visitar algunas otras, a tiro de tren de cercanías o regional, como Guimaraes o Aveiro... o alguna otra. No hubo otra, las tres mencionadas.

Fotográficamente, el planteamiento inicial fue similar al que hice para la isla de la Palma. Un equipo digital principal y una cámara con película en blanco y negro como secundaria. En ámbitos fundamentalmente urbanos me gusta viajar ligero y con una bolsa o mochila discreta. Por ello, opté por la Panasonic Lumix GX9 con dos ópticas fijas, el Leica DG Sumilux 15/1,7 ASPH y el Olympus M.Zuiko Digital 45/1,8, así como el objetivo de focal variable supercompacto Lumix G Vario 12-32/3,5-5,6 ASPH. El conjunto ocupa muy poquito y es ligero. Como cámara con película negativa en blanco y negro me volví a llevar la Pentax MX y el SMC-M 50/1,4. Pero añadí un objetivo angular, el SMC-M 28/3,5, y en lugar de Ilford XP2 Super 400 opté por seis rollos de Ilford HP5 Plus 400. Para viajar prefiero la XP2,... pero como todo fue muy improvisado y repentino, no tuve tiempo de aprovisionarme de suficiente cantidad de película de este tipo. Así que cogí la que tenía. Luego veremos los inconvenientes de la HP5 Plus que, por otra parte, es una excelente película.

Pero cuando llevaba ya varios días de viaje, en Aveiro, me sucedió la desgracia. A la hora de tomar un autobús en esta ciudad portuguesa para dirigirme a ver las casas pintadas de Costa Nova y la Praia da Barra, todo ello en la ría de Aveiro, me hice un lío con el móvil, la mochila, la mascarilla obligatoria en los transportes públicos y la Lumix GX9 y esta última, con el 15 mm, se quedó olvidada en el banco de la parada del autobús. Y ya no la he vuelto a ver. Ni a la cámara con el objetivo, ni las muchas fotos de Oporto y Guimaraes que llevaba en su tarjeta de memoria. Así que la cámara "secundaria", la Pentax MX, se convirtió en principal. Y el último día de viaje efectivo, en lugar de hacer una excursión a algún otro sitio, me quedé en Oporto, "recuperando" algunas fotos entre la MX y el iPhone 7, que se convirtió en mi segunda cámara.

Centrémonos en la experiencia de fotografía con la Pentax MX y la HP5 Plus. Además de los dos objetivos, 28 mm y 50 mm, me llevé tres filtros. Un Hoya gris neutro de 6 pasos de disminución de la luminosidad, y dos Heliopan, uno amarillo nº 8 y otro rojo nº 25. Sólo he usado los dos últimos. El amarillo casi siempre. El rojo, en ocasiones.

La película Ilford HP5 Plus 400 la expuse a un índice de exposición de 320, y la revelé en Kodak HC-110 con los tiempos recomendados para un IE de 400. El primer lote de cuatro películas, con el agua corriendo a 21 ºC, durante 6 minutos y 45 segundos, con una dilución E (1+47). El segundo lote de dos películas, con el agua corriendo a 20 ºC, durante 7 minutos y 30 segundos, a la misma dilución. No hay diferencias apreciables en el resultado final entre los dos lotes de revelado.

Siempre he presumido de que la Pentax MX tiene un fotómetro muy competente a la hora de utilizarlo para mediar la luz. Sin embargo, la impresión general es que la mayoría de los negativos están subexpuestos. Es una impresión que tuve durante el viaje. Si aplicabas la famosa regla del "tiempo soleado, f/16 y velocidad de obturación la inversa del índice de exposición", parecía que siempre me daba un paso de subexposición. Pero como nunca había tenido problemas de exposición con la cámara, seguí haciendo caso a las indicaciones del fotómetro. Sólo durante mi visita a Aveiro decidí usar el fotómetro de mano Gossen Digisix que había echado en la mochila. Es muy pequeñito y ligero. Y competente, tanto para medir luz incidente como reflejada. Si sabes como medir, claro. Desgraciadamente, la batería del fotómetro murió, y seguí confiando, durante el día restante, en el de la cámara.

Me pregunto si el fotómetro de la cámara se ve muy afectado por el color de los filtros y por ello da una información que induce una subexposición en el negativo. No lo sé. Tendré que hacer pruebas. El filtro amarillo tiene un factor de pérdida de luz de ⅔ de paso y el filtro amarillo de 3 pasos. Un paso supone doblar el tiempo de exposición o abrir un paso de diafragma. ⅔ de paso es aproximadamente multiplicar el tiempo de exposición por 1,5 lo cual no se puede hacer con la Pentax MX que tiene una escala de velocidades de obturación de pasos enteros, o abrir medio paso el diafragma, que es una aproximación razonable. Estos sí se puede hacer en los objetivos SMC-M de Pentax. 3 pasos es multiplicar por ocho el tiempo de exposición o abrir tres pasos de diafragma. Salvo en alguna fotografía de interiores, o cuando usaba el filtro rojo, siempre he llevado puesto el filtro amarillo.

Me diréis, y en la isla de la Palma, donde también fuiste con la Pentax MX... no hubo subexposición. Pues la cosa está en que la Ilford XP2 Super 400 siempre la expongo a IE 200 o IE 100, depende de la luz que haya, para obtener un grano más fino. Y del laboratorio donde la revelaron, me dijeron que todo estaba bien. Pero no he recibido todavía de vuelta los negativos. En cualquier caso, la Ilford HP5 Plus 400 tiene dos características importantes. Una, es que tiene una latitud de exposición muy amplia. No sé de cuantos pasos exactamente, pero muy amplia. Dos, que tiene una curva característica con una pendiente muy suave, es decir, que es muy poco contrastada. Eso hace que estos errores de exposición se los meriende sin problemas, y no tenga problemas de pérdida de información en las sombras. El principal efecto secundario es que el grano es algo más marcado que si estuvieran correctamente expuestos.

En general, los resultados son buenos, dadas las circunstancias explicadas. Aunque el rendimiento ofrecido depende un poco de los gustos de cada cual. Es curioso que siendo una película de ISO 400, la HP5 Plus 400 se luzca en las horas centrales del día soleado, en la que su suave contraste ayuda a matizar el fuerte contaste de la luz natural. Sin embargo, en tiempo nublado y luz muy suave, los resultados quedan un poco apagados para mi gusto. En un proceso mixto, químico-digital, la corrección del contraste en el procesado digital lleva a un aumento de la visibilidad del grano. Así pues, prefiero para los viajes, cuando no puedo seleccionar con antelación la película que usaré en cada momento, la XP2 Super 400, que me da un contraste mayor y unas fotos más vistosas. Es cierto que en horas centrales del día con abundante luz de sol y sombras profundas puede estar en sus límites... pero en general, prefiero sus resultados generales.

Y esto es lo que os tenía que contar sobre este viaje y esta experiencia fotográfica.

Viajando por la isla de la Palma con Pentax MX + Ilford XP2 Super 400 (además del equipo digital)

En la segunda mitad del mes de agosto de este atribulado año 2020 pude disfrutar de parte de mis vacaciones reglamentarias. En estos momentos, vuelvo a estar de vacaciones para terminarlas el 30 de septiembre. Con alguna tribulación que otra, pero también con un poquito de suerte en estos tiempos de incertidumbre, pude montarme un viaje, una estancia de siete noches en la isla de la Palma, Canarias. Un lugar precioso, lleno de buenos motivos fotográficos, aunque una climatología adversa, por el calor, y el riesgo de incendios forestales me impidieran disfrutar la isla plenamente.

Como de costumbre en mis vacaciones, llevé un equipo fotográfico "principal" digital. Mi fiable y eficaz Panasonic Lumix G9 con varios objetivos intercambiables que cubrían una razonable gama de focales y algunos filtros y un pequeño trípode para paisajes. También me llevé la pequeña Fujifilm XF10 como respaldo... pero no la usé.

Pero, como vengo haciendo siempre que puedo últimamente, también me llevé una cámara para película tradicional. Normalmente, cuando llevo un equipo digital amplio, suelo llevar una cámara compacta. Pero en esta ocasión decidí llevarme una cámara en la que confío mucho, la Pentax MX. Eso sí, con un único objetivo, el SMC-M 50 mm f/1,4, que proporciona una excelente calidad de imagen. La cámara, para ser una réflex de objetivos intercambiables, es de lo más pequeño y compacto que se puede conseguir, sin sacrificar nada en absoluto en calidad de construcción y fiabilidad. Además, tiene un fotómetro muy fiable.

Como material sensible, opté por cuatro rollos de Ilford XP2 Super 400. Esta película en blanco y negro tiene la peculiaridad de que no se revela en los químicos habituales de las película en blanco y negro, sino que por la estructura de su emulsión sensible, de tipo cromogénica, se revela en proceso C-41, como los negativos en color. La remití para revelar a Carmencita Film Lab, donde solicité un escaneado de muy alta resolución. Cada archivo tiene un tamaño de 7673 x 5118 píxeles, o sea, aproximadamente 39,3 megapíxeles.

La XP2 Super tiene una sensibilidad nominal ISO 400, pero el fabricante nos dice que se puede exponer con buenos resultados a índices de exposición IE 50 - 800, sin necesidad de variar los tiempos de revelado. Cuando más bajo el índice de exposición, más denso el negativo, y más fino es el grano. Yo encuentro el punto más adecuado en un IE 200. Y suele ir bien.

En general, la XP2 Super 400 da un aspecto al negativo distinto al de las películas tradicionales. El grano en estas últimas tiene un aspecto uniforme en toda la superficie del negativo, independientemente de que sea más fácil notarlo en zonas con tonos uniformes y poca textura. La XP2 Super tiene un grano que cambia con la densidad de cada zona del negativo, pasando inadvertido por completo en las luces y notándose más en las sombras, independientemente de la textura de lo fotografiado. Por ello, un cierto grado de sobreexposición le sienta bien.

Según esto, ¿por qué no exponer siempre que se pueda a los índices de exposición más bajos que sean posibles? En mi experiencia, porque siendo una película bastante contrastada, si una escena muy luminosa es muy contratada de por sí, existe un riesgo considerable de bloquear las luces. Por ello, prefiero mantenerme en ese IE 200. En este viaje en concreto, he tenido iluminaciones naturales muy muy contrastadas, y me he encontrado por primera vez en el límite de un uso cómodo de este material sensible. De haberlo pensado mejor, igual hubiera optado por la Ilford HP5 Plus 400, con un contraste mucho más moderado. Aunque también con un grano más apreciable en general.

Si puedo, en los próximos días volveré a salir de viaje. No sé dónde todavía. Y probablemente me volveré a lleva algunos rollos de película. No creo que sean XP2 Super 400. No voy a tener tiempo de aprovisionarme. En Zaragoza, es posible encontrarla cualquier día, pero no necesariamente en la presentación adecuada y en las cantidades adecuadas. Como tengo un almacenada en el frigo una cantidad apreciable de HP5 Plus 400, me llevaré esa película. Y espero contároslo en algún momento del mes de octubre.

Historias de mi historia; en Londres con una Minox ML 35 e Ilford Delta 400

He estado de vacaciones unos días. En la isla de la Palma, en el archipiélago de las Canarias. Una semana. Y he tenido la oportunidad de hacer cuatro rollos de fotografía con película en blanco y negro, además de las que proceden de mi cámara digital. Algunas de estas últimas las podéis ver en entradas recientes de mi Cuaderno de ruta o de mi cuenta viajera en Instagram. Pero hasta que me lleguen los revelados y escaneados, voy a volver al pasado. Al momento en que empecé a llevarme una segunda cámara a los viajes, generalmente una compacta, con película en blanco y negro.

En los años 90, cuando salía de viaje, solía llevarme una cámara réflex con pelicula diapositiva en color; una Pentax P30N entre 1989 y 1992, una Canon EOS 100 a partir de 1993. Aunque aún me llevé la Pentax a un viaje a Eslovenia y Venecia en el verano de 1993 y a Londres en diciembre de 1994. Como os contaba hace unas semanas, en mayo de de 1993 comencé a llevarme una cámara compacta con negativos en blanco y negro. Las más de las veces era Ilford Delta 400, que solía revelar en Tetenal Ultrafin. Como ya os dije, en aquel primer viaje me llevé una Olympus mju-I que había comprado para mis padres y hermana. Pero unos meses después, para mi uso personal, compré una Minox 35 ML. Las pequeñas Minox son una delicia de usar para el fotógrafo avezado. Y a pesar de que el fotógrafo tiene que configurar por sí mismo el enfoque por estimación y la apertura que desea, pueden ser más ágiles de uso que las compactas de exposición y enfoque automático.

A Londres, como ya he dicho, un frío pero soleado mes de diciembre, me llevé la Pentax P30N. Fue un tema de volumen y peso. Con un 28 mm prestado, un 50 mm f/2 y un Rikenon 135/2,8 que adquirí de segunda mano, iba más ligero que con la Canon EOS 100 y sus objetivos zoom de focal variable. Y además, empecé a comprender que las cámara más modernas eran muy grandes y muy intrusivas para fotografiar en las ciudades, en lo que yo llamaba reportaje urbano, y que ahora los modernos denominan, pedantemente street. Del inglés, street photography. Y la Minox 35 ML con unos rollos de Ilford Delta 400. En aquellos momentos, las Delta de Ilford y las T-Max de Kodak eran las películas modernas y más atractivas para muchos, con sus tecnologías de granos tabulares, y mayor nitidez que sus equivalentes de grano cúbico tradicional. Hoy en día, parece que estas últimas, Tri-X, FP4 Plus o HP5 Plus, entre otras, gozan más del favor de los fotógrafos con película tradicional.

Otra cuestión es que tengo anotado el revelado realizado en aquellos rollos de Ilford Delta 400. Fue en una época en la que ya había casi culminado mi transición del Rodinal con el que aprendí a revelar, y que era muy conveniente desde muchos puntos de vista. Pero dejaba, y dejan sus equivalentes actuales, un grano más marcado. Y siempre se ha asegurado que no se lleva igual de bien con las películas de grano tabular como con las de grano cúbico tradicional. Por eso, empecé a usar el Tetenal Ultrafin, en aquellos momentos fácil de encontrar a un precio razonable en algún comercio de Zaragoza. Siempre me gustaron los reveladores de Tetenal, pero en los últimos años he optado más por el Kodak HC-110, puesto que tiene muchas de las ventajas del Rodinal en longevidad y economía, con mejores resultados generales en la mayor parte de películas, sea cual sea su tecnología de fabricación.

En estos momentos, tengo en la nevera todavía unas reservas apreciables de Ilford HP5 Plus, que es muy fácil de encontrar y comprar en Zaragoza. Pero estoy tentado, cuando bajen un tanto, en adquirir unos cuantos rollos de Delta 400, porque realmente me gustan los resultados que obtuve durante aquellos años 90. Ya os contaré.