La fotografía como afición y otras artes visuales

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Fotografiando el patrimonio de la humanidad: casco histórico de Santiago de Compostela y la Torre de Hércules en La Coruña

En estas últimas semanas, aparte de las recomendaciones semanales de los domingos, la actividad de este blog ha estado centrada en el taller de retrato de Fotógraf@s en Zaragoza. Hemos dejado este durante unas semanas, hasta que lleguen bien avanzado mayo el segundo y tercer módulo del mismo. Pero con motivo de un viaje por trabajo a tierras gallegas a finales de la semana pasada, tengo la excusa perfecta para retomar la serie dedicada al Patrimonio de la Humanidad según la UNESCO. Dos lugares declarados patrimonios de la humanidad por esta institución supranacional he visitado en tan corto viaje.

Ciudad vieja de Santiago de Compostela

La ciudad de Santiago de Compostela es indudable famosa por ser centro de peregrinación para el mundo cristiano, asociada a los mitos sobre el denominado apostol Santiago el Mayor, uno de los doce que se supone que acompañaron a Jesus de Nazaret en su predicación de carácter mesiánico en la Palestina de principios del siglo I de la era común.

Pero lo importante no es eso, lo importante es que el movimiento de gentes en la edad media que provocó estas peregrinaciones, en una época en la que para la mayor parte de las personas el mundo se reducía a unos cuantos kilómetros del lugar donde había nacido o se aposentaba de adulto, sirvió de correa de transmisión de cultura y saberes. Aquello que se desarrollaba y se aprendía en el norte y centro de Europa, llegaba al sur mediante la peregrinación. Los saberes de la península ibérica se transmitían al resto del subcontinente cuando los peregrinos volvían a sus lugares de origen.

Y así, una serie de mitos de escaso rigor histórico pero sancionados como "verdaderos" por las jerarquías religiosas, muy influyentes en los siglos difíciles que siguieron a la caída de la civilización clásica, en los que se despoblaron ciudades, aumentaron las hambrunas y las enfermedades, hubo un derrumbe demográfico, y se perdieron conocimientos científicos y de ingeniería, sirvieron para que se produjera un movimiento de ideas que contribuyo a la progresiva recuperación de la cultura y la civilización.

Así pues, Compostela, recibió un acopio de gentes y de dineros que permitió que entre sus calles se construyeran magníficos edificios religiosos, pero también que con el tiempo se fundara una universidad que da mucho carácter al conjunto de la ciudad. La existencia de otras ciudades con más dinamismo económico e industrial permitieron también que el casco histórico de la ciudad no se viese sometido a las presiones urbanísticas que otras ciudades españolas sufrieron, conservando su carácter y su belleza. Si sumas a ello una gran restricción para el acceso de vehículos a este casco históricos, nos encontramos en un lugar absolutamente privilegiado en el que merece la pena pasear si buscar un destino especial, perderse en el dédalo de callejuelas, sabiendo que finalmente encontraremos algún lugar donde refrescarnos con alguna cerveza, algún alvariño o mencía, aplacar el gusanillo con alguna porción de empanada de sardinas o pulpo a feira. Os dejo unas cuantas fotografías más.

Torre de Hércules

Hemos dicho que Santiago de Compostela fue consecuencia de la edad media, como época que devino del derrumbe de la civilización clásica, representada por el Imperio romano. Eso es lo que trajo el misticismo y la religiosidad exacerbada, en un mundo mucho más incierto y peligroso que el de las urbes romanas.

Y como contraposición viene bien conocer esta torre de señales, este faro, que representa perfectamente lo que se perdió con la caída de la civilización clásica. Un sistema social ordenado, en la que los mecanismos políticos del imperio permitían la construcción de infraestructuras, vías, puertos, faros,... para sostener la actividad comercial entre las ciudades del imperio. Civilización viene de civitas, ciudad en latín.

Lo cierto es que el monumento y el lugar me sorprendieron. Las imágenes que había visto previamente no le hacen justicia. El entorno es de gran belleza y la torre tiene una especial gracia, a pesar de que ya no veamos su forma original, sino su restauración del siglo XVIII, que también tiene su mérito. Pero sobre todo es bello el entorno.

Entorno que se complementa con distintos elementos de tipo cultural y artístico, como el parque de esculturas que rodea el faro y el promontorio en el que se encuentra. Y la relativa absurda rosa de los vientos, que incluye los llamados pueblos celtas, pero si que aparezcan correctamente orientados en su interior, y sin que podamos realmente creernos que las afinidades entre la Galicia española y la "galias" del occidente europeo pueden tener más que ver con lo común a las culturas subyacentes europeas en todo el continente, que con el hecho de pertenecer a una cultura celta común. Los celtas penínsulares quedaron claramente aislados culturalmente de sus colegas galos y bretones muy pronto en la historia y durante mucho tiempo. Pero esto probablemente será considerado herejía por el oficialismo histórico, y hará que yo caiga mal a no poca gente... Demasiados dogmas...

En cualquier caso, accedemos al interior de la torre, y vamos subiendo sus escalinatas hasta la terraza superior para apreciar las vistas. Aunque realmente, lo interesante es intentar orientarse en su interior y desentrañar el saber de la ingeniería civil romana que permite construir tan magnífico edificio con una sabia disposición interior de muros y vanos, que permite que la torre esté construida para durar, y que nos haya llegado hasta nuestros días.

Antes de despedirnos del lugar, aprovecharemos que son las dos únicas horas de luz e incluso algún rayo de sol que vamos a disfrutar de nuestra visita a la capital coruñesa. Cuando abandonemos el parque que rodea la torre, comenzará a llover, y yo no parará en todo el día. Mientras, contemplamos sorprendidos alguna de las esculturas del parque, debatiendo si se trata de una figura femenina, por sus voluminosos pechos, o una figura masculina, por lo que nos sugiere su cabeza y su rostro. O todo a la vez, o nada al mismo tiempo.

Fotografiando el patrimonio de la humanidad: Verona, Mantua, Modena, Vicenza,... incluso el Garda si nos hubieramos informado mejor

Inicié tras mi regreso de las vacaciones en Japón una serie de artículos de modo informal sobre fotografías en los lugares declarados como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Puede ser patrimonio cultural, natural, o incluso situaciones mixtas. Incluso se puede plantear el tema del patrimonio inmaterial...

En cualquier caso, después de recorrer en el otoño pasado los sitios patrimonio de la humanidad que visitamos en Japón, e intercalar nuestra visita a Córdoba a mediados de octubre, ahora, recién llegado de una corta estancia en el norte de Italia de cuatro noches, tres días y medio aprovechables si descontamos los desplazamientos, me he dado cuenta que prácticamente de forma constante hemos estado rodeados de lugares declarados patrimonio de la humanidad. Porque la riqueza cultural de Italia se antoja a veces infinita. Cuando menos inabarcable en términos prácticos en el intervalo vital de una persona. Hagamos un recorrido, aunque sea somero por los lugares.

Verona

Ya conocíamos esta ciudad. La visitamos hace casi once años. Pero la elegimos con lugar de alojamiento, por sus buenas comunicaciones con el resto de lo que hemos visitado, en un radio de unos 100 o 110 kilómetros alrededor.

Verona es conocida por muchos por ser la ciudad en la que William Shakespeare sitúo su famoso drama romántico "Romeo y Julieta". Pero es mucho más importante que eso. Una de las principales ciudades de la región del Véneto, estuvo asociada durante mucho tiempo a la República Serenísima de Venecia, región de Italia con una inmensa riqueza cultural. Citando literalmente:

Fundada en el siglo I a.C., la histórica ciudad de Verona conoció dos períodos de auge: el primero bajo el gobierno de la familia Scaliger entre los siglos XIII y XIV, y el segundo bajo la dominación de la República de Venecia entre los siglos XV y XVIII. Verona es un ejemplo excepcional de plaza fuerte que ha conservado un número considerable de monumentos de la Antigüedad grecorromana, la Edad Media y el Renacimiento. (UNESCO/BPI)

Os dejo un par de fotografías, de la Piazza delle Erbe y de la Arena romana, como ejemplos de la riqueza cultural de la ciudad.

Mantua

Mantua es una ciudad perteneciente a la Lombardía, aunque situada a 45 minutos con el tren regional desde Verona. Ha sido una de las sorpresas agradables del viaje, porque es mucho más interesante de lo que habíamos imaginado. La declaración de patrimonio de la humanidad incluye a la localidad de Sabbioneta, cerca de Parma, y reconoce los méritos y el interés del urbanismo renacentista. Citando literalmente:

Situadas al norte de Italia, estas dos ciudades son representativas de dos aspectos del urbanismo del Renacimiento. Mantua constituye un ejemplo de renovación y extensión de una ciudad ya existente, mientras que Sabbionetta, situada a unos 30 kilómetros, es ilustrativa de las teorías renacentistas sobre la planificación de la ciudad ideal. Aunque algunas partes de su tejido urbano son regulares, el trazado irregular de Mantua atestigua las distintas etapas de su crecimiento desde la época del Imperio Romano. Esta ciudad posee numerosos monumentos medievales –entre los que figura una rotonda del siglo XI– y un teatro barroco. En cambio, Sabbionetta, construida en la segunda mitad del siglo XVI por orden de Vespasiano Gonzaga Colonna, se puede definir como una ciudad de un solo periodo con un plano en forma de damero. Ambas ciudades aportan un testimonio excepcional de las realizaciones urbanísticas, arquitectónicas y artísticas del Renacimiento, dictadas por la visión y las ambiciones de la familia gobernante de los Gonzaga. La importancia de los dos sitios estriba en el valor de su arquitectura y en su eminente papel en la difusión de la cultura renacentista. Los ideales de ésta, promovidos por los Gonzaga, han quedado plasmados en la morfología y la arquitectura de ambas ciudades. (UNESCO/BPI) 

Aunque la parte que más nos gustó, dejando aparte el Palazzo Te, fueron las calles porticadas del núcleo de origen medieval de la ciudad de Mantua. 

Módena

Los aficionados al buen comer conocen Módena por el vinagre balsámico; los tiffosi del automovilismo como lugar de peregrinaje por ser la ciudad natal de Enzo Ferrari. Pero lo que motiva su inscripción como patrimonio de la humanidad es el entorno urbano de la catedral. Quizá ha sido el destino menos llamativo de los que hemos visitado, pero si cae a mano y se pasa por ahí, conviene para un rato. Citando literalmente:

Construida en el siglo XII por dos grandes artistas, Lanfranco y Wiligelmo, la magnífica catedral de Módena es una obra de arte suprema de los comienzos del arte románico. Junto con la plaza y la esbelta torre aledañas, este edificio atestigua el vigor de la fe que animó a sus constructores, así como el poder de la dinastía de los Canossa que ordenó su construcción. (UNESCO/BPI)

Incluyo un detalle del interior de la catedral, y una escena callejera en la Piazza Grande.

Vicenza

Esta ciudad del Véneto, a 50 kilómetros de Verona y unos 70 de Venecia, empieza a ocupar ya un lugar importante en mi corazón. Es la segunda vez que la visito, y en las dos ocasiones he tenido la oportunidad de ser acogido con mucho cariño en el hogar de algunos de sus más estupendos habitantes, que han dado muestras de una simpatía y una hospitalidad exquisitas. Pero la belleza de esta ciudad que impulsó su declaración como patrimonio de la humanidad está muy asociada a los edificios que en ella quedaron, que salieron de la mente del arquitecto Andrea Palladio, nacido en la vecina Padua.

La declaración como patrimonio de la humanidad incluye muchas de las villas que Palladio construyó para los plutarcas venecianos en toda el área de influencia de la República Serenísima, actualmente región del Véneto. Algunas de estas villas las pude visitar hace dos años en la navegación que realizamos por el canal del Brenta. En cualquier caso, citando literalmente:

Situada en el norte de Italia, Vicenza fue fundada en el siglo II a.C. y prosperó bajo la dominación veneciana, desde principios del siglo XV hasta finales del XVIII. La obra de Andrea Palladio (1508-1580), basada en un estudio profundizado de la arquitectura romana clásica, dio a la ciudad su sello excepcional. Las construcciones urbanas de este arquitecto, así como las villas campestres que edificó en toda la región del Véneto, tuvieron una influencia decisiva en la arquitectura de los siglos posteriores, dando lugar a un peculiar estilo arquitectónico –el palladianismo– que se extendió por algunos países europeos como Inglaterra, y también por América del Norte. (UNESCO/BPI)

Algunos de los lugares que incluyó nuestra visita fueron la Basílica Palladiana (palazzo della ragione de la ciudad, muy hermoso), el Teatro Olímpico, de clara inspiración romana, algunas de las dependencias de la Iglesia de la Santa Corona, donde sorprendimos a la orquesta sinfónica de Vicenza ensayando la Sinfonía Inacabada de Schubert, o la Galleria d'Italia en el Palazzo Leoni Monatanari, convertido en museo y salas de exposiciones.

Y podría haber sido más... en la lago de Garda

Uno de los días los dedicamos a recorrer navegando el lago de Garda, uno de los bellos grandes lagos italianos de origen glaciar en el norte de la península, en las estribaciones de los Alpes. Y de lo que me he enterado después es que bajo el nombre de "Palafitos del entorno de los Alpes" hay declarado patrimonio de la humanidad, cito literalmente...

Este sitio comprende 111 lugares con vestigios de asentamientos humanos prehistóricos en palafitos, esto es, viviendas edificadas sobre pilotes. Situados dentro de la zona de los Alpes y en su entorno, esos vestigios datan del periodo comprendido entre el quinto milenio y el siglo V a.C. y están situados a orillas de lagos, ríos y pantanos. Las excavaciones arqueológicas, efectuadas solamente en algunos lugares hasta la fecha, han proporcionado elementos que dan una visión de la vida diaria del hombre del Neolítico y de la Edad de Bronce en la Europa Alpina, así como de su interacción con el medio ambiente. En Suiza se hallan cincuenta y seis de los lugares que integran el sitio. Estos asentamientos humanos, que forman un conjunto único de vestigios arqueológicos excepcionalmente bien conservados y extraordinariamente ricos en el plano cultural, constituyen una de las más importantes fuentes para el estudio de las sociedades agrarias primitivas de la región. (UNESCO/BPI)

Pero no lo sabíamos y no visitamos nada de esto en las localidades en las que pudimos hacerlo, como Peschiera del Garda y Sirmione de las que os dejo una fotografía de cada una. Pero no, no puedo anotarme este lugar como uno más de los que he visitado, declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco.

El 2014 en fotos (1): De viaje con la cámara al hombro

No ha sido un año fácil para viajar. De hecho, ha habido sobresaltos en alguno de mis viajes. Pero ha sido un buen año y productivo. Quizá con el hito más importante el del viaje a JAPÓN, un par de veces aplazado por distintos motivos, y que este año, aunque con miedo, nos decidimos a hacer y disfrutar.

Pero ha habido más cosas. Tanto en viajes al extranjero, como moviéndonos en cercanías. Os lo cuento como es tradicional con fotografías.

Varias excursiones con Fotógraf@s en Zaragoza; la primera al Monasterio de Rueda y las saladas de Sástago. Y frecuentemente me he llevado alguna cámara de película tradicional. Paisaje del río Ebro en Escatrón,
Durante todo el año he estado montando un equipo de formato medio Hasselblad. Probé el sistema por primera vez en las trincheras de Alcubierre.
Nueva salida con Fotógraf@s en Zaragoza; en esta ocasión a Uncastillo.
El viaje a Italia en Semana Santa empieza a ser una tradición. Disfrutando de Riomaggiore, en la costa de las Cinque Terre.
Un lugar no carente de magia es el cementerio de Staglieno en Génova.
Y desde Génova, un viaje relámpago a Florencia, a disfrutar del sol de la Pasquetta a orillas del Arno.
No es mi primera visita al yacimiento arqueológico de los Bañales. Y en ambas he llevado una cámara de formato medio para película tradicional.
Otro día, a finales de primavera, por las Cinco Villas, cerca de Erla, también con un carrete de película en blanco y negro.
Nuevamente de excursión con Fotógraf@s en Zaragoza; en esta ocasión mezcla de historia y naturaleza en el Monasterio de San Juan de la Peña.
En verano a Suecia y Copenhague, con base en Malmo.
En Copenhague, visité por primera vez el notable museo de arte contemporáneo Louisiana.
El viaje por Suecia se vio interrumpido por problemas familiares. El último lugar visitado fue el casco histórico de Ystad.
La excursión de enero a las saladas de Sástago-Bujaraloz me dejó con ganas de más, así que una tarde de verano con tormenta me acerqué de nuevo.
El viaje a Japón estuvo pendiente de un hilo por lo problemas familiares hasta pocas semanas antes. Pero al final pude disfrutar de lugares como Fushimi Inari Taisha en Kioto.
También disfrutamos de una tarde casi perfecta en Kasuga Taisha en la ciudad de Nara.
El populoso cruce de Shibuya en Tokio bajo la lluvia.
Paseando entre los lugares sagrados de Tosho-gu en Nikko.
Desde mi infancia quise ver con mis propios ojos al Daibutsu de Kamakura; deseo cumplido.
Y un viaje a Japón no puede estar completo si el Monte Fuji.
La alegría del viaje a Japón se vio ensombrecida por la melancolía de las semanas siguientes, paliada en parte por una escapada a Córdoba, donde no faltó la visita a la mezquita-catedral.
Una cierta melancolía acompañó mi escapada a Madrid; típica alpargatería y cordelería en la Calle de Toledo.
Un tono más alegre tuvo la excursión familiar a Barcelona unas semanas más tarde, con visita al acuario incluida.
La guinda a los viajes del año la puso mi visita a París en diciembre; por primera vez visité el Museo Rodin. Debería haberlo hecho antes.
En París tuve el tiempo gris propio de finales de otoño; aunque con excepciones, como la hermosa puesta de sol que me sorprendió en el Centro George Pompidou.
Y a París me acompañó también una cámara de película tradicional, y con esta vista del Sena, el puente de Jena y la Torre Eiffel me despido hasta próximos viajes. Feliz año 2015 viajero.

La Voigtländer Perkeo II en París

Hace un par de días os contaba cómo había sido que mi cámara principal en mi reciente viaje a PARÍS había sido mi nueva compacta, la LEICA D-LUX (TYP 109). Pero cuando salgo de viaje siempre voy con dos cámara. En la mayor parte de los casos, la segunda cámara es un respaldo de la principal. Por si algo va mal, para poder seguir haciendo fotografías. O si la principal es muy aparatosa o va recogida, la segunda, compacta, está a mano para seguir abierto a posibilidades fotográficas. Pero en otras ocasiones, la idea es llevar material para hacer fotos de tipos muy distintos.

Por ejemplo, en la mayor parte de la década de los noventa lleva dos cámara con película; una réflex con diapositiva en color y una compacta con negativo en blanco y negro. Pues bien, esto he hecho en esta ocasión. Me he llevado la compacta digital y una cámara "compacta" con película negativa en blanco y negro. Puesto que se puede llevar sin problemas en el bolsillo del chaquetón de abrigo, me he llevado la VOIGTLÄNDER PERKEO II con varios carretes de KODAK TRI-X 400 en formato 120. Para 12 negativos de 55 x 55 mm, aproximadamente. Disparé cuatro carretes. Bien es cierto que de uno me salieron 11 y de otro, sorprendentemente, 13. En total, 12 de promedio, 48 fotos.

Puente de Alejandro III y edificio de los Inválidos.
El Sena a su paso bajo el puente de Alejandro III.

Las condiciones de luz fueron durante la mayor parte del viaje un poco tristonas,... para el color. Nublado, con cielos de color gris panza de burra, con poca textura,... Pero estas condiciones implican una luz suave difusa que hace que estos negativos sean fáciles de gestionar, fáciles de digitalizar, con archivos digitales posteriores fáciles de trabajar. Con tal de no abusar de los cielos faltos de información... El principal problema en un momento dado es que la luz se hace muy escasa enseguida, con la tarde no muy avanzada; o que es muy engorrosa de usar si empieza a llover.

Plaga de candados del amor en el Puente de las Artes.
El arco de triunfo del Carrusel ante el palacio-museo del Louvre.

He de decir que en algún momento incluso me he atrevido a usarla en algún interior bien iluminado, pero sólo ha funcionado con éxito en mi visita a la MAISON LA ROCHE de la FONDATION LE CORBUSIER, donde unos magníficos ventanales orientados al norte inundaban de luz difusa buena parte del edificio. Una maravilla de luz para cualquier artista; en las casa de los maestros de la BAUHAUS en DESSAU vi concepciones similares. Como me gustaría tener un estudio con una luz así.

Interior de la Maison La Roche en la Fundación Le Corbusier.
Interior de la Maison La Roche en la Fundación Le Corbusier.

He de confesar que tuve un problema a la vuelta con uno de los carretes. Sin darme cuenta, no lo enrolle correctamente en la espiral de revelado antes de introducirlo en la cubeta correspondiente. Por lo tanto, algunas de las superficies de la película estaban en contacto con otras y no se han revelado correctamente. Me ha dado especialmente rabia puesto que los negativos afectados corresponden a los de la TORRE EIFFEL. La buenas condiciones de luz y el formato cuadrado me hacían presumir unos buenos resultados aprovechando el grafismo de la estructura metálica de la torre. Pero casi todos estos fotogramas se han visto afectados de una forma u otra. Os muestro los no afectados o los poco afectados.

Conversaciones ante el puente de Jena y la Torre Eiffel.
Detalle de la estructura de la Torre Eiffel.
Detalle de la estructura de la Torre Eiffel.

Otra de las cuestiones que tiene esta cámara es que es lenta de manejar. Para mayor rapidez con el medio formato, tendría que haber optado con la telemétrica que me traje de NUEVA YORK, la FUJIFILM GS645S. Aquella es mucho más ágil para reportaje. El objetivo tiene una focal más angular, con mayor profundidad de campo. También es más rápida de accionamiento, tanto para avanzar la película como para cargar el obturador, que en la VOIGTLÄNDER exige dos operaciones en vez de una. Y además, con el telémetro se puede enfocar con precisión. La PERKEO II obliga a enfoca por estimación, que en condiciones de buena luz, con diafragmas de trabajo de f/8 o superiores no supone mucho problema, pero con poca luz, diafragmas abiertos, y a distancias cortas... el resultado es más azaroso. A cambio, como ya he dicho, la puedes llevar en el bolsillo del chaquetón. La FUJI tiene que ir en una bolsa o colgada del hombro o al cuello. Pero algún pinito en plan reportaje he intentado.

Vendedor de fruta en St-Paul.
Callejeando por el Marais.

En definitiva, no me he traído la octava maravilla de la humanidad en fotografías en blanco y negro, pero me ha proporcionado algunos ratos de diversión fotográfica que es de lo que se trata. Este tipo de aparatos son también muy útiles, cuando viajas solo, para dar pie a conversaciones con desconocidos curiosos que se acercan y te preguntan.

En el BOULEVARD BEAUMARCHAIS, que es como la meca del comprador de material fotográfico de primera mano y de ocasión en PARÍS, me sirvió para demostrar mi interés por el formato medio en un comercio donde tenían un respaldo HASSELBLAD CFV-50C, respaldo digital con el maravilloso sensor de 50 megapíxeles de SONY que se ha puesto de moda este año en el formato medio digital. Viendo que usaba una cámara de formato medio, comentándoles que tenía en casa una HASSELBLAD 503CX funcionante, más o menos se convencieron de mi interés por el medio y me dejaron usar el respaldo montado sobre una HASSELBLAD 503CW. La pena es que no me dejaron traerme los archivos de las tres fotografías que tome. Fui lo suficientemente imprudente para incluir al vendedor en el fotograma... Si no, igual os podría enseñar las fotos que hice con ese respaldo.

En fin... todo tipo de utilidades para un chisme simpático aunque limitado. Aunque quizá en aprender a superar esas limitaciones está la gracia y la diversión. Seguiré llevándome de vez en cuando estos chismes por el mundo. Y procuraré mostraros el resultado de mis esfuerzos. De momento, me despido con una de las vistas más típicas de la capital francesa.

La Torre Eiffel desde la terraza de Trocadero.

De viaje, recién llegado de una semana por París

Quien se haya pasado por mi CUADERNO DE RUTA los últimos días, habrá visto que estaba en modo "sólo fotos". Es decir. He estado fuera de casa, de viaje, en concreto en París. Unos días de escapada y relax activo que me han venido "terapéuticamente" muy bien, aunque los efecto duran poco tiempo.

En cualquier caso, en los próximos días iré complementando con algún comentario de las actividades realizadas, fundamentalmente culturales. Me he hartado de ver exposiciones de fotografía, y algunas de otras artes muy, muy, muy interesantes. He comprado algún libro, he conocido algún museíllo que no había visitado todavía en los últimos 25 años (los que hace que fui a la capital francesa por primera vez, esta es la novena) y, simplemente, he paseado. Os dejo unas cuantas fotografías.

De la cámara de verdad. Nada de la del móvil.