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Fotografiando el patrimonio de la humanidad: Distrito histórico de Quebec

Traigo hoy el segundo de los dos artículos dedicados al Patrimonio de la Humanidad en Canadá que pudimos visitar en nuestro viaje por el segundo país más grande del mundo, del que recorrimos una pequeña fracción.

La ciudad de Quebec es hoy en día la capital de la provincia canadiense, la única en la que el inglés no goza del estatuto de lengua oficial, ya que esta condición la ostenta en exclusiva el francés. Una ciudad que fue estratégicamente fundada al abrigo de los acantilados del Cabo Diamante a principios del siglo XVII, que fue la capital de Nueva Francia, las colonias francesas en norteamérica hasta la cesión del territorio al Reino Unido, y que mantuvo la condición de capitalidad de las colonias canadienses británicas hasta que esta pasó a otras ciudades con población anglófona más afín a la metrópoli.

Quebec está inscrita en la lista del Patrimonio Cultural de la Humanidad de la Unesco en honor a la conservación del urbanismo tradicional del viejo Quebec, a la superposición de las distintas fases de la colonización europea en América, con su importante sistema de fortificaciones, y por ser la única ciudad amurallada en el continente al norte de Méjico.

Son distintas las zonas de la ciudad histórica que se pueden individualizar dentro del conjunto y que responden a las distintas épocas de la presencia europea. La zona baja, en torno a la catedral, la Place Royal y el barrio del Petit-Champlain, sería la zona con más sabor a la colonización francesa de los siglos XVII y XVIII, un conjunto bastante bien conservado a pesar de la sobreabundancia de comercios destinados al turismo que despersonalizan un poco el lugar.

Luego tenemos el gran mazacote de la zona alta del Cabo Diamante, con todo el conjunto de edificios administrativos de la ciudad y la provincia dominados por la mole del Hotel Chateau-Frontenac. Entraríamos en una mezcla de estilos entre los orígenes franceses de la ciudad y la influencia del dominio británico posterior.

Finalmente, conviene conocer todo el sistema de fortificaciones centrado en torno a la ciudadadela. Esta estructura militar es de construcción británica sobre las fortificaciones francesas previas, y se construyó tras la guerra angloamericana de 1812, para defender la ciudad y la colonia de la agresividad anticolonial de los recientemente constituidos Estados Unidos de América que todavía veían con interés la posibilidad de anexionarse los restos de las colonias británicas en Norteamérica.

Realmente, estamos ante una ciudad agradable, muy paseable, con un sabor histórico que no encontramos en otras ciudades americanas en las que dominan los modernos distritos financieros con sus rascacielos en la siluetas de sus cascos urbanos, así como urbanizaciones cuadriculadas más racionales y modernas.