La fotografía como afición y otras artes visuales

CARLOSCARRETER.ES

Home / Essays / paisaje

Una buena luz para la Kodak Portra 400 - Hasselblad 500CM

He recibido recientemente los archivos digitalizados de las fotos de un par de rollos de película negativa en color. Y uno de los que más me interesaba era un rollo de Kodak Portra 400 que expuse con la Hasselblad 500CM y el Carl Zeiss Planar 80/2,8 CF T*. Eventualmente, para alguna fotografía en la que necesitaba aproximarme más al sujeto, usé un tubo de extensión de 10 mm. Y cometí un despiste que me ha contrariado un poquito, aunque en definitiva no anula la experiencia fotográfica.

Tengo tres respaldos para la Hasselblad, dos A12, con los que se consiguen 12 fotogramas por cada rollo de tipo 120, y uno A16S, con el que se consiguen 16 fotogramas por cada rollo de tipo 120. Los negativos de los respaldos A12 tienen las famosas dimensiones de 6 x 6 cm... en realidad, más bien 56 x 56 mm. Y los negativos del respaldo A16S tiene las dimensiones de las llamadas en su momento superslides, porque era como unas diapositivas más grandes, y cuadradas, que las tradicionales obtenidas con una cámara de 35 mm. El tamaño de estos fotogramas se dice que es de 4 x 4 cm, más bien 41 x 41 mm. Con el A16S haces cuatro fotos más, pero los negativos tienen una superficie que es el 53 %, poco más de la mitad, que los de los respaldos A12. Y desperdicias superficie sensible del conjunto del rollo, ya que los negativos no ocupan el total del ancho de la película fotográfica.

Utilizo de vez en cuando el respaldo A16S con película en blanco y negro. Recientemente, durante la #FP4Party lo usé en el cementerio de Zaragoza. Y no me disgusta el resultado. El objetivo estándar de 80 mm pasa a ser casi un teleobjetivo muy cortito. El 50 mm, que muchas veces se compara con el 28 mm con película de 35 mm, se acerca más a lo que sería la focal de 35 mm... siempre teniendo en cuenta que estas equivalencias son un poco atrevidas, dada la diferente proporción de los lados del negativo entre el cuadrado y el 3:2. Pero nunca lo uso en color... porque cuando lo mando a revelar, me cobran el escaneo como un formato medio, pero el tamaño efectivo de la imagen es más pequeña. Por ejemplo, en lugar de 5000 x 5000 píxeles, se queda en 3600 x 3600. Con el blanco y negro en casa, con el mayor o menor acercamiento del objetivo macro con el que digitalizo los negativos puedo controlar el tamaño final del fichero. Pero en la relación comercial con el laboratorio, no con el producto estándar. Obviamente, siempre habrá más detalle y resolución auténtica en el negativo de 56 x 56 mm que en el de 41 x 41 mm. Pero no está mal lo que se puede extraer de este último.

El caso es que no usaba la Hasselblad desde aquel día en el cementerio. Y cuando hace un par de sábados decidí que la luz de la tarde podía ser ideal para hacer algún paisaje en el entorno del soto de Cantalobos con un rollo de Kodak Portra 400, me encontré conque llevaba el A16S y no el A12. En lugar de desistir, y limitarme a usar la Canon EOS RP que llevaba conmigo también, decidí usarlo. ¿Porqué la metedura de pata? Estuve dudando hasta último momento si poner un rollo de Kodak Ektar 100 o uno de Kodak Portra 400. Y no saqué la película del frigorífico hasta poco antes de salir de casa. Así que no cargué la película en el respaldo hasta que no llegué al lugar donde pretendía dar el paseo y hacer las fotos. Y ahí... la cosa no tenía ya remedio.

Opté por la Portra 400 porque no me apetecía llevar trípode, luego tenía que hacer otras cosas, y no quería cargar con él el resto de la tarde-noche. Y además la luz era suave, y no demasiado intensa, gracias a unas nubes que no dejaban la luz plana y sin contrastes, pero que evidentemente exigían una reserva de sensibilidad si querías usar un diafragma cerrado. Pongamos a f/11. Y la verdad es que me gusta el resultado. Lamentablemente, estas agradables tardes con una luz tranquila, pacífica, no durarán ahora que vamos cara el verano, y sufriremos las duras luces tan difíciles de controlar, para que luego el atardecer dure un suspiro porque el sol cae a plomo en el ocaso.

# FP4Party Edición 2021 - Canon EOS 650 con Zuiko 21/3,5 adaptado

Último de los rollos de la #FP4Party de este año. Llegado el domingo de la semana dedicada a realizar las fotos, había dado por descontado prácticamente que con los tres rollos realizados hasta ese momento y que ya he comentado (12 y 3), me iba a conformar. Pero ese domingo, por la tarde, me quedé liberado de cualquier obligación, la temperatura ambiente era buena, la luz era agradable, y me apeteció darme un amplio paseo por la zona agrícola en industrial de Zaragoza. Y pensé que tenía que sacar a pasear algún equipo distinto, poco habitual. Diferente a lo que había usado hasta el momento.

Por supuesto, con un rollo de Ilford FP4 Plus, que revelé con los otros tres que os he presentado hasta el momento, en el mismo tambor, con Kodak HC-110 1+19, 5 minutos y 15 segundos durante 21 ºC. Digitalizado con una cámara digital y un objetivo macro, como de costumbre. La novedad es que decidí usar la Canon EOS 650 que tan a gusto me cae en la mano, con un objetivo Olympus OM-System Zuiko Auto-W 21 mm 1:3,5 con la montura adaptada a la Canon EF, y un filtro Hoya nº 8, amarillo. Porque quede claro; el objetivo no va montado sobre un adaptador, sino que a base de quitar tornillos, poner un elemento extra y volver a poner otros tornillos, la montura fija del objetivo está adaptada a la montura "electrofocus" de Canon. Aunque por supuesto sin enfoque automático y sin automatismos de ninguna manera con el diafragma.

Con la profundidad de campo que tiene un objetivo con esta longitud focal, es sencillo que el objeto este bien enfocado, enfocando por zonas usando las escalas incorporadas en el barrilete del objetivo. Y tiene una distancia mínima de enfoque muy interesante, de solo 20 cm, que permite acercarse mucho al sujeto a fotografiar. Llamarlo macro es excesivo, una tontada, pero es muy interesante. Originalmente lo adquirí para la Canon EOS 5D Mark II, digital, donde iba bien con la condición de diafragmar a f/8. Con película en lugar de un sensor digital, va muy bien a una diversidad de aperturas. Incluso a máxima apertura, generando un enfoque selectivo en el sujeto, si uno aprovecha la corta distancia de enfoque mínimo.

Evidentemente, un angular de 21 mm con casi 90 º de ángulo de visión no es un objetivo todo terreno. Es un objetivo para paisaje y arquitectura. Y en eso estuve un poco durante esa tarde durante esas zonas del extrarradio de Zaragoza, que alternan entre lo industrial y el mundo agrícola. Una parte de los límites de la ciudad un poco esquizofrénica, en la que la ciudad non sabe "qué quiere ser de mayor".

La verdad es que disfruté del paseo. Y de la experiencia de volver a utilizar un angular tan amplio, cosa que hago con muy poquita frecuencia. Quizá debiera usarlo más. La montura adaptada tiene una pega. Lleva un chip para ofrecer confirmación de enfoque con las cámaras EOS. Pero cuando lo intento usar sobre el adaptador EF-RF sobre la Canon EOS RP... no deja disparar la cámara. Una pena, porque ahí... sí que lo usaría con frecuencia.

Ciudad, extrarradio y museo - Leica Minilux y Kodak Ultramax 400

Este entrada va sobre el cuarto y último de los rollos de película negativa en color que usé durante el mes de marzo de 2021 y primeros días de abril, los de Semana Santa. Y de alguna forma es complementario a lo que comenté hace unos días sobre la Hasselblad 500CM con la Kodak Portra 400. Ahora me explicaré. De momento digamos simplemente que las fotografías de esta entrada están realizadas con la compacta Leica Minilux y un rollo de Kodak Ultramax 400.

En los últimos tiempos, tanto la Leica Minilux como la película Kodak Ultramax 400 se han convertido en dos favoritas a la hora de llevar encima en mis quehaceres por la ciudad. Tanto si salgo a caminar con intención de hacer ejercicio y/o hacer fotografías, como si simplemente las llevo encima por si surge alguna oportunidad fotográfica mientras hago otras cosas. No siempre combinadas... por ejemplo, ahora la Minilux ha ido con un rollo de Kodak ProImage 100 que he terminado esta mañana con la luz del amanecer mientras venía a trabajar.

La cuestión es que, en esta ocasión, una buena parte de las fotografías fueron tomadas en paralelo a las realizadas con la Hasselblad 500CM. Bien en el extrarradio industrial de Zaragoza, bien en el Museo Pablo Gargallo. Es la primera vez que uso una compacta en el museo, donde hay que acercarse al objeto fotografiado, y eso puede producir imprecisión en el punto de enfoque. Bien es cierto que como se puede seleccionar el diafragma y funcionar con prioridad a la apertura, salvo en los rincones menos iluminados de las salas del museo, con una sensibilidad ISO 400, se puede seleccionar un f/4, dando una velocidad de obturación de 1/60 o 1/45 segundo, suficientes para la focal de 40 mm sin trepidaciones, y con cierto margen, no enorme, pero algo, para ligeras imprecisiones en el enfoque.

Tenía interés en comparar la visión de la Minilux con su formato 3:2 frente a la Hasselblad con su formato 1:1, cuadrado. La focal de 40 mm recortada a 1:1 da un campo de visión muy próximo a la de 80 mm del formato medio cuadrado. Por lo que se obtiene más o menos lo mismo, pero extendido por los laterales o por arriba y abajo, según la orientación del fotograma. A veces se hablan de equivalencias entre formatos sin tener en cuenta que las proporciones del mismo influyen en el campo de visión, y conviene entrenar la visión para los distintos tipos de formato.

Algunas fotografías fueron tomadas simplemente caminando por el centro de la ciudad, sin más propósito que el placer de ir haciendo alguna foto en escenas que llamasen la atención. Como ya he adelantado en otras ocasiones la combinación de la Leica Minilux con la película Kodak Ultramax 400 va muy bien con carácter general, siempre y cuando no pretendas controlar demasiado la gestión de la profundidad de campo cuando hay mucha luz. Al fin y al cabo, la velocidad máxima de obturación de la cámara es de 1/400 segundo. Lo justito para poder usar sin sobreexponer una película de ISO 400 cuando hay una escena soleada.

Las flores del Parque Grande - Canon EOS 100 y Kodak Ektar 100

Segundo de los rollos en color que expuse durante el mes de marzo. Voy a ir alternando las entradas dedicadas a la película en color y las dedicadas a la #FP4Party, en blanco y negro, para ir dando variedad.

Después de un año, el 2020, en el que por el confinamiento domiciliario de la población debido a la pandemia de covid-19 los parques de la ciudad quedaron totalmente clausurados, este año están llenos de gente. Con restricciones en los viajes, la hostelería, los establecimientos de diversión... cuando hace buen tiempo, visitar los parques de la ciudad se ha convertido en una actividad apetecible por una proporción de la población superior a la habitual. Especialmente si las flores de primavera han hecho su aparición y podemos disfrutar de su belleza y colorido.

Ya en ocasiones anteriores había visitado los cerezos ornamentales de lo que pretende ser un jardín japonés en el Parque Grande de Zaragoza, que florecen entre finales de marzo y principios de abril. También, a partir de finales de abril y durante unos meses, paseo por la rosaleda del mismo parque, buscando tanto las rosas en flor, como los frecuentes insectos, minúsculos, que se refugian entre sus pétalos. Todo ello, en el 90 % de las ocasiones, con fotografía digital. Pero este año se han puesto de muy de moda, han ido muchos espectadores a contemplarlos, las bulbosas de la acequia de las Abdulas, que recorre paralela al paseo de los Bearneses, un paseo entre plátanos muy agradable para los paseantes en el principal parque de la ciudad.

Los grupos de florales de bulbosas son realmente llamativos, aunque no son tan abundantes como podrían ser. Y los cerezos ornamentales todavía son muy jovencitos. En invierno parecen estacas. Todavía faltan años para que supongan un espectáculo completo. Además de que vendrían bien otros arreglos paisajísticos para que realmente a esa zona se le pueda llamar "jardín japonés". Pero bueno... poco a poco... y si los presupuestos municipales lo permiten,... quizá alguna vez podamos disfrutar de un Parque Grande que, además de "grande", sea también un orgullo para la ciudad. Desde mi punto de vista, tiene posibilidades, pero todavía le falta. Reconozco que la naturaleza árida del clima de Zaragoza hace que los esfuerzos que hay que invertir en unos jardines vistosos sean mucho más costosos e ímprobos que en otros climas más húmedos.

En cualquier caso, tras algún paseo con alguna cámara digital, en el sábado de Semana Santa fui relativamente pronto por la mañana, antes de que la multitud fuera excesiva, con la Canon EOS 100, un rollo de Kodak Ektar 100, una película negativa en color que ofrece colores muy vivos, saturados, un buen trípode y un par de objetivos, el Canon EF 85/1,8 USM y el Canon EF 200/2,8L USM II, que con la ayuda añadida de combinaciones de tubos de extensión y el multiplicador de focal x2, me permitieron ejercitar la fotografía de aproximación con las flores.

Unas fotos quedaron mejor y otras peor. Lo más crítico es el enfoque y la gestión de la limitada profundidad de campo. A veces, con posiciones en la cámara sobre el trípode poco cómodas para enfocar. En estas circunstancias, casi siempre hay que enfocar en manual. Bueno... al final tengo algunas fotografías de las que estoy contento. Y es algo que repetiré de vez en cuando, mientras estemos en temporada. Con las lluvias de hace unos días, las flores del cerezo, las "sakura", ya se han venido al suelo. Y la mayor parte de los tulipanes se han ido marchitando. Los narcisos parecía que aguantaban mejor. Aunque hace varios días que no paso y no sé realmente cuál es su situación actual. Pero os dejo unas cuantas fotos.

El "puente" de final de enero - Canon EOS 650 + Lomography Color Negative 400

A mediados de enero, una compañera de trabajo me hizo una consulta. La novia de su hijo le había pasado una Canon Sure Shot Zoom, no puedo recordar el modelo exacto, para ver si se podía usar. Esta fue una gama de cámaras "compactas" para película tradicional que fue muy popular en los años 90, con numerosas declinaciones. Sus características principales era una fabricación sencilla, en plástico, policarbonatos, pero de razonable calidad, armadas por un objetivo zoom de amplitud variable, generalmente muy poco luminoso especialmente en el extremo de focal más larga. Flash incorporado, lectura de la sensibilidad por contactos DX y pocas posibilidades de intervención por parte del fotógrafo; todo muy automático. Era una de las variantes de las popularmente conocidas como "cámaras para tontos". Yo siempre he dicho que no hay cámaras para tontos, pero sí "tontos" con cámaras. Lo suyo era utilizar estas cámaras con una película con un mínimo de ISO 400 de sensibilidad; por la escasa luminosidad del objetivo, en toda su gama de focales, pero especialmente en el extremos largo. El problema es que habían intentado ponerla en marcha... y no iba. Me la trajo.

No pude hacer nada. La cámara, como casi todas las Canon desde finales de los 80 del siglo XX, tiene un sistema de carga automática, motorizada, como el avance de la película entre fotogramas, que se encarga de dejar la película en condiciones de ser expuesta, tras depositar el extremo de la lengüeta del rollo en una marca apropiada para el correcto funcionamiento de la cámara. Pero este ejemplar era incapaz por completo de enhebrar la película. Intentamos varios truquillos, pero fue en vano. Le dije a mi compañera que por el precio actual de estas cámaras, que la desechase apropiadamente, que se buscaran una de segunda mano si les hacía ilusión. Me agradeció el intento,... y me regaló el rollo de película que habíamos fracasado en cargar en la cámara.

El rollo en cuestión era un Lomography Color Negative 400. Con lo cual... cualquier cosa podía salir de ahí. Para empezar, porque nadie sabe exactamente qué tipo de película vende Lomography bajo sus marcas. En sus iteraciones más recientes, se dice que esta película negativa en color alguna vieja emulsión de Kodak de ISO 200 o 400, mínimamente actualizada. Se sabe que la versión en rollos de tipo 120 viene de China, pero no se sabe si la emulsión se fabrica allí, si simplemente se envasa allí, y si las emulsiones en rollos de 35 mm y tipo 120 son las mismas o diferentes. Pues eso. Lomography. Quien quiera consistencia en los resultados que busque en otra parte. Para los que gusten de sorpresas... quizá les convenga.

Cargué la película en la Canon EOS 650,... en esta ocasión sin problema alguno, a pesar de que con tanta manipulación la lengüeta del rollo estaba un tanto deformada, y en el último fin de semana de enero, me dediqué a hacer fotos con ella. Fue un fin de semana largo. Un "puente". El 29 de enero, que fue viernes en 2021, es festivo en Zaragoza. Y yo me cogí un día de fiesta el lunes 1 de febrero por motivos que hoy no vienen al caso.

El grueso de las fotos están hechas con el Tamron SP 35mm f1.8 Di VC USD, un objetivo con una ópitca muy buena, estabilizado, pero que con una cámara de hace más de 30 años, teóricamente compatibles, se lleva regular, y no funciona el enfoque automático. O por lo menos no funciona la mayor parte de las ocasiones. Tampoco me supuso mayor problema. La mayor parte de las fotos se hicieron en un paseo por los pinares de Venecia de Zaragoza, y en la caminata hasta la Cartuja Baja, en la que terminé el rollo antes de empezar a usar la Hasselblad 500CM.

En cuanto a los resultados... El rollo fue mandado a revelar en el mismo lote que el Kodak Ultramax 400 del que os hablaba hace unos días. Por lo tanto, se podría, hasta cierto punto, comparar las dos emulsiones de la misma sensibilidad nominal, negativos en color, y que se supone están elaboradas por el mismo fabricante. Es difícil comparar dos películas que se han usado en distintas condiciones. Parece que la granularidad de la Ultramax 400 es más discreta que la de la Lomography 400. Las diferencias en los colores pueden justificarse por la variabilidad del operador del laboratorio a la hora de escanear los negativos. Y este operador, de Carmencita Film Lab, me informó al remitirme los archivos escaneados, que había algunos fotogramas subexpuestos... pero no me especificó en qué rollo estaban. Así que tengo que esperar a que el transportista se digne en entregarme los negativos revelados para ver cuáles son y en qué circunstancias.

En general, los resultados no están mal. Como digo, los principales problemas que he observado con los productos "lomográficos" es de consistencia. Como nunca sabes exactamente con qué estas fotografiando, no puedes prever lo que va a salir. Otra cuestión es el precio. Por lo que veo en la web de la marca, estos rollos los venden en paquetes de tres unidades a un precio que supone algo más de nueve euros por rollo. Lo cual evidentemente es un sinsentido, pagar semejante cantidad por un producto de origen semidesconocido que no garantiza la consistencia de resultados como otras marcas más económicas y con unos controles de calidad mejor establecidos. Así que la cosa quedará como una anécdota del mes de enero de 2021.