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Canon EF 50/1,4 USM sobre Canon EOS RP; la óptica que cayó en desgracia

Hasta que Canon se puso las pilas con los nuevos diseños en objetivos con carácter telecéntrico para llevarse bien con los nuevos sensores digitales abundantemente poblados de píxeles, el objetivo estándar, el 50 mm, se declinaba en la marca nipona entres variantes:

El popular nifty fifty, EF 50/1,8, todo de plástico, barato, con unas prestaciones ópticas muy decentes y muy recomendado de toda la vida. Yo tengo uno de la primera generación, que duró poco, con escala de distancia de enfoque y montura de metal. El problema de las dos generaciones de este objetivo es que el motor de enfoque no era ultrasónico, era ruidoso, y no permitía la corrección del enfoque sobre la marcha. Fue sustituido hace unos añitos por un objetivo no muy diferente en prestaciones ópticas, pero actualizado en su motorización, STM, y construcción.

El EF 50/1,4 USM, del que hablaré hoy, que aumentaba la luminosidad del anterior, tenían una construcción en policarbonato más sólida y elegante, y un motor ultrasónico que permitía el reenfoque manual sobre la marcha. Más caro, pero con precios razonables.

El EF 50/1,2L USM, incluso un predecesor 50/1,0L, que era el objetivo de prestigio, con vidrios especiales y muy orientado a los profesionales del retrato. Muy enorme y muy caro. Hubo varias versiones que se sigue declinando, ya muy orientadas a la toma digital. Todavía más grandes y más caros.

De estos tres objetivos, el f1,8 y el f1,2 han tenido siempre una prensa excelente. Y siempre han sido recomendados a los usuarios de cámaras Canon EOS, tanto para entusiastas como para profesionales. Pero el f1,4, en un momento dado cayó en desgracia. Hará como hace unos 10 años o así. Quizá un poco menos. En cualquier caso, después de la aparición de la aparición de la Canon EOS 5D Mark II, fue perdiendo adeptos. Los otros no. Este sí. De repente no valía. Se lo he oído decir a mucha gente. Y a no pocos voceros con canales en Youtube y en otras plataformas sociales.

Yo tengo uno. Que compré muy bien de precio, en excelentes condiciones, de segunda mano. Una y otra vez he comprobado dos cosas. Que ya se habían dicho en todas las revisiones de este óptica previas al 2009 o 2010. A igualdad de apertura, tiene como mínimo la misma calidad óptica que el 50/1,8. Como mínimo. En su apertura máxima es casi un paso más luminoso. Tiene el motor USM que permite el ajuste fino manual del enfoque sin necesidad de dejar el modo AF. Tiene escala de distancia de enfoques. Es silencioso. La montura es de metal, sólida. No se estropea con facilidad con golpes frontales sobre el grupo óptico, como sucede con el f1,8, cuyo bloque de lentes está sujeto a la helicoidal de enfoque por tres finos puntos de sujeción que se rompen con facilidad. La calidad global de construcción es superior. Su precio es varios ordenes menor que los objetivos f1,4 actuales. Es algo más caro que el f1,8, pero no desmesuradamente más caro, especialmente las versiones de segunda mano en buen estado. ¿Alguien me puede explicar porque el 50/1,8 tiene tan buena fama y este 50/1,4, todavía en catálogo, no?

No me lo explico. He escuchado a un fotógrafo de paisajes, muy seguido en Youtube, que suele fotografiar a aperturas de f8 o f11 despreciarlo por sus características a f1,4...¡¡¡??? Vamos a ver. Ciertamente, su diseño viene de principios de los años 90, y es un diseño típico similar, como tanto 50 en el siglo XX a los Planar de Carl Zeiss. Estos diseños tienen limitaciones en fotografía digital. Pero no necesariamente son inútiles por ello. Lo mismo le pasa al Canon EF 50/1,8 que tanto gusta. El principal problema es que a su apertura máxima, su contraste es bajo y no las esquinas pierden nitidez. Aunque en retrato, principal aplicación de esta focal y apertura tradicionalmente, esto tiene una importancia secundaria. En lo que es mi experiencia, desde que diafragmamos a f4, posiblemente a f2,8, y de hay en adelante hasta que a f16 empieza a notarse la difracción, es un objetivo muy muy muy útil, aunque seguramente pasará dificultades para resolver los modernos sensores de más de 45 megapíxeles. Pero cuando nos movemos en el formato completo en torno a los 24 megapíxeles, unos cuantos arriba o abajo, nunca le he visto mayor problema.

Con la llegada reciente a mis manos de la Canon EOS RP, salí una tarde a probar que tal. Enfoca perfectamente y con rapidez. Para el pequeño tamaño de la cámara, ofrece una solución más equilibrada que los modernos, enormes y carísimos 50 mm dedicados a la montura RF, incluso contando en el adaptador de montura EF a RF. Y tiene los mismos pros y contras que he señalado antes.

Las fotografías de hoy están tomadas entre las 7:30 y las 8:15 de la tarde. La apertura más cerrada que use fue f/4, que es suficiente para aislar cualquier sujeto relativamente próximo del fondo, por su limitada profundidad de campo. Y las realizadas a plena apertura, f1,4, tienen menos contraste, que se puede arreglar en el procesado, y siempre que no sitúes objetos importantes en las esquinas, tienen suficiente calidad para que la foto sea significativa o no, no por culpa del objetivo sino por la habilidad del fotógrafo. Así que... sí. Es un objetivo adecuado para mi recién llegada EOS RP. Ni que decir tiene, que sigue siendo muy útil con mis Canon EOS para película tradicional.

Tamron SP 35mm F/1.8 Di VC USD sobre Canon EOS RP a través del adaptador incluido

Las cosas parece que han cambiado en los últimos tiempos. Pero hace años, conforme la comunicación electrónica entre objetivos y cuerpos de cámara se hacía más frecuente e importante, existía un miedo a la incompatibilidad futura de nuestra inversión en objetivos de terceras marcas para una montura propietaria de algún fabricante de cámaras. A mí no me ha pasado mucho, pero me ha pasado. Un Sigma 28 mm f/1,8 de los años 90, con enfoque automático, para montura Canon EF, no funciona con ninguna cámara Canon EOS posterior a la Canon EOS 10D, si no recuerdo mal. Cierto que hoy en día hay formas de actuar mediante firmware los objetivos de todas las marcas, y que parece que hay mejor información sobre las características de las monturas para que la compatibilidad sea máxima. Pero es un miedo que siempre ha estado ahí, y que muchas veces los fabricantes de cámaras han estimulado para vender sus propios objetivos, generalmente considerablemente más caros que los de los fabricantes "independientes". Antaño había diferencias de calidad marcadas, pero hoy en día estos fabricantes plantan cara con descaro en la calidad de sus ópticas.

Hace no mucho decidí que mi combinación de objetivos más conveniente para mi Canon EOS 5D Mark II era un 35 mm y 85 mm. A ser posible con una apertura razonablemente amplia, f/2 o superior. El 85 mm lo tenía resuelto con el Canon EF 85/1,8 USM, un objetivo muy veterano, pero que ha aguantado bastante bien la transición a la tecnología digital, especialmente en su principal aplicación, el retrato, en la que la nitidez conviene, pero no es tan crítica como en otras disciplinas como el paisaje, el producto o la macrofotografía. Tras mucho darle vueltas al asunto, decidí que el 35 mm que me interesaba era el Tamron SP 35mm f/1.8 Di VC USD (esta enlace incluye un listado de mis otras ópticas para la montura EF), estabilizado, de alta calidad óptica, y precio razonable a costa de sacrificar la apertura máxima de f/1,4 por una de f/1,8, lo cual no me supone ningún problema. Casi todas las fotos que he realizado con este equipo en los últimos años han sido en el ámbito del retrato, y en el ámbito de lo privado, por lo que son fotografías que no suelo publicar en internet o en redes sociales. Reitero, un 35 y un 85 razonablemente luminosos, me parece una combinación adecuada para afrontar el ámbito del retrato desde una diversidad de situaciones. Además el 35 mm es un objetivo muy adecuado para el reportaje, pero hay me molesta el excesivo tamaño que están alcanzando estas ópticas.

Con la llegada de mi nueva Canon EOS RP tenía un desconocimiento de cómo sería el funcionamiento de este Tamron con el sistema RF a través del adaptador EF-RF. Me habían dicho que no tenía por qué haber ningún problema, pero tampoco había leído por ahí ninguna lista de compatibilidades/incompatibilidades que lo aclarase. Así que este domingo pasado, lo calcé a la cámara y me fui con un amigo al Museo Pablo Gargallo. Era primer domingo de mes, así que la entrada al museo era gratuita. Ya de camino al museo comprobé en tomas callejeras que el objetivo funcionaba sin ningún problema. Enfocaba con agilidad y precisión, como cualquier óptica original Canon EF. Efectivamente, la compatibilidad parecía ser muy amplia.

Cuando llegué al museo, y puesto que en interiores la luz es más tenue que en la calle, con intención de conseguir la mejor calidad de imagen posible ajustando un nivel ISO lo mas bajo posible, decidí que sería un buen momento para comprobar la compatibilidad con el estabilizador óptico incorporado en el objetivo. Y también funcionó sin ningún problema. El objetivo parece en todo lo que he probado hasta el momento 100 % compatible con la EOS RP más el adaptador de montura EF-RF. Lo único que llama la atención es que hay un cierta desproporción entre el tamaño del objetivo, grandote, con el de la cámara, de lo más pequeñito en formato completo que hay en el mercado. Pero no me sentí incómodo manejando el conjunto.

Aunque el enfoque automático funcionó sin ningún problema, lo cierto es que acabé haciendo lo que suelo hacer en estos entornos, en los que la rapidez en la toma de las fotos no es necesaria, te puedes tomar tu tiempo si no molestas a otros visitantes, por lo que, con la ayuda de la ayuda del enfoque por resalte de color, el focus peaking de los angloparlantes, procedí a enfocar manualmente, sin problemas, con agilidad y con buenos resultados. Perfecto.

No obstante... tuve un "problema" debido a mi mala cabeza. En un momento dado, me extrañaba de que los encuadres me resultaban muy cerrados para la focal de 35 mm. Cuando llevas un tiempo fotografiando, en mi caso de desde 1989, ya sabes intuitivamente, ante una escena dada, que va a cubrir la focal que llevas, o qué focal necesitas para cubrir lo que te interesa. Y estuve toda la mañana sorprendiéndome, porque me encontraba en la situación de tener que recular, o con encuadres muy cerrados. Sin embargo, no fue hasta que llegué a casa cuando me di cuenta del problema. En la selección de formatos de imagen, la cámara tiene varias opciones; la imagen completa, con una relación de lados 3:2, la 4:3, la 16:9, la 1:1 y una que no esperaba. Tiene una opción x1,6, que básicamente lo que hace es que la cámara funciona como una cámara con sensor recortado APS-C y sólo 10,2 megapíxeles en lugar de los 26 megapíxeles propios del sensor de formato completo. Y sí. Sin darme cuanta, tenía ajustada la opción a x1,6. Un opción que para mí no tiene ningún sentido. Así que estuve fotografiando toda la mañana con el ángulo de visión equivalente a un 56 mm y con archivos de poco más de 10 megapíxeles. Como con mi antigua Canon EOS 40D, pero con mejor resultado a altos niveles ISO. De verdad, se podría ahorrar esa opción y cambiarla por una 5:4, para ayudar al encuadre con esta opción.

Por lo demás, como ya he dicho, el funcionamiento del objetivo sobre la EOS RP es excelente, agradable, interesante, y la calidad de imagen de alto nivel. Que es lo que interesa. Una cámara que en estos momentos adelanto que tendrá estos usos según la óptica que le aplique:

El Tessar de la DDR sobre la Canon EOS 650 y película Kodak ColorPlus 200

Siempre he sentido simpatía por los objetivos con una fórmula óptica de tipo Tessar. Se llamen así o no, se reconozca este ascendiente o no. La marca Tessar es propia de Carl Zeiss, pero el diseño del triplete con cuatro elementos es un clásico que durante décadas ha sido utilizado por muchas marcas, especialmente en sus objetivos o en sus cámaras más económicas pero dignas. Por esta fórmula óptica tan sencilla es más capaz de lo que nos parece. Con la salvedad de que no admite aperturas máximas grandes, normalmente los más luminosos se quedan en el f/2,8, el centro de la imagen suele ser nítido y las esquinas y los bordes lo son menos a no ser que diafragmemos a sus aperturas óptimas, pero generan una imagen agradable. Por lo menos con película fotográfica tradicional; los sensores digitales, especialmente los que tienen más densidad de píxeles, ponen en grandes dificultades estos objetivos.

Hace unos años, me entró la curiosidad por los objetivos fabricados en los países de más allá del Telón de Acero, con las fórmulas ópticas de Carl Zeiss. En aquellos momentos eran muy baratos y, siempre que fueran suficientemente antiguos, bastante decentemente construidos. Los más modernos solían tener calidades más cuestionables. Hoy en día se han encarecido, en algún caso injustificadamente para lo que ofrecen. Pero existe un cierto esnobismo en el mundo, que es aprovechado por quienes quiere vender determinados objetos. Me hice con una pequeña colección de cuatro objetivos de 50 mm de focal, o similar, de fabricación germanooriental o soviética, que funcionan bien. Dos de ellos eran de tipo Tessar. Uno soviético, de tamaño minúsculo, un Industar-2 50/3,5, y otro de la Alemania oriental, un Tessar 50/2,8, que he sacado de la vitrina para usarlo durante unas semanas en el mes de enero.

La cámara con la que venía el Tessar alemán, una Praktica MTL B, y que por un precio ridículo adquirí para usar estos objetivos de montura de rosca M42, es una lata de utilizar. El disparador es muy duro, situado en una posición incómoda. Utiliza pilas de mercurio que no se pueden conseguir, cuyas alternativas son una complicación, con lo que acabo usándola sin el fotómetro incorporado. Es grandota y fea para lo que sirve... Por lo tanto, decidí usar el Tessar con la Canon EOS 650  y un adaptador de rosca M42 a montura EF. Y es mucho más cómodo fácil de usar. Sinceramente.

Le puse a la EOS 650 un carrete de Kodak ColorPlus 200, una película económica, pero digna, con un rendimiento agradable de los colores, y me la llevé encima como cámara de paseo durante unas semanas. Terminé el carrete en la excursión que hicimos el 30 de enero al Parque Natural del Chopo Cabecero del Alto Alfambra en Galve, provincia de Teruel.

No he descubierto nada nuevo, salvo que efectivamente, como ya he dicho, es más agradable de usar este objetivo con la EOS que con la Praktica con la que venía. Como ya recordaba, tiene una mecánica agradable de usar. No la he utilizado a distancias muy cortas de enfoque, pero tiene una distancia mínima más favorable que la mayoría de los 50 mm lo cual lo hace adecuado para fotografía de aproximación. Y se confirma lo que ya sabíamos. A diafragmas intermedios, entre f/5,6 y f/11, el objetivo cumple sin problemas, ofreciéndonos una imagen no muy contrastada, pero razonablemente nítida. Los colores, en combinación con la ColorPlus 200 son agradables. Y la nitidez sufre en las aperturas más abiertas. Cuando alguna toma general se me quedó el objetivo a plena apertura o cuando intenté aislar del fondo los chopos cabeceros abriendo el diafragma, la nitidez del detalle fino sufre. Esto hay que tenerlo en cuenta. En los cuatro últimos años he aprendido más a evaluar las ópticas y noto más los problemas.

Un objetivo este, que puede ser divertido de usar, pero por el que no recomendaría pagar mucho dinero. En un vistazo a las cotizaciones en eBay, he visto que van entre los 30 y los 70 euros. Creo que su valor más justo está más entre los 30 y los 40 euros que entre los 50 y 70 euros. Es un objetivo frecuente, con una calidad digna, pero limitada. Que las modas no impongan gastos excesivos. A mí me costó bastante bastante menos, con cámara incluida.

Hacia el solsticio de invierno - Hasselblad 500CM con Kodak Ektar 100

Durante el otoño de este pasado 2019, he utilizado en diversas ocasiones mi Hasselblad 500CM con película Kodak Ektar 100, que en paisajes naturales o semiurbanos, ofrece un aspecto visual excelente, sin necesidad de mayores retoques. Quizá con alguna pequeña corrección del equilibrio de color sobre los archivos digitalizados que remiten desde Carmencita Film Lab.

Para muchos, el objetivo tradicional es el gran angular. Y según las modas que imperan en la actualidad, cuanto más extremo el angular, mejor. Pero yo no estoy tan convencido de este dogma. Creo que los paisajes cerrados con teleobjetivos cortos pueden ser muy interesantes, centrándonos más en el detalle que en la gran escena. Si además te mueves en un entorno urbano o semiurbano, la presencia del ser humano, el paisaje con figura, favorece especialmente el uso de estas focales. Y tengamos en cuenta que yo favorezco la realización de paisajes en los que está presente la inevitable acción del ser humano. Véase por ejemplo el planteamiento de mi galería en la web de la Asociación aragonesa de fotografía de naturaleza Asafona.

En el mes de diciembre, disfrutamos en Zaragoza de un clima notablemente benigno para la época. Temperaturas moderadas, tiempo soleado, que no empeoraron hasta la llegada de las nieblas poco después del día de Navidad. Así que los dos semanas previas al solsticio de invierno, con el sol en su posición más baja sobre el horizonte de promedio, encontramos momentos con bellas luces sobre la ciudad. Y entre las fotografías que fui realizando en esos días, un nuevo rollo de Kodak Ektar 100 en mi equipo Hasselblad.

Tomadas en el entorno del Canal Imperial de Aragón a su paso por la ciudad de Zaragoza, entre el puente de América a la entrada del barrio de Torrero y el ojo del Canal, el lugar donde esta obra hidráulica cruza sobre el río Huerva, estas fotografías presentan sus virtudes y sus problemas. Y estos vienen asociados especialmente a la óptica utilizada.

Entre los usuarios de las Hasselblad de la serie 500, el Carl Zeiss Sonnar 150/4 C T* es un objetivo muy popular. Muy frecuente en estos equipos por ser el objetivo de retrato por excelencia, es equivalente a un 80 - 85 mm en el formato pequeño más corriente, de negativos de 24 x 36 mm, y en la medida que se puedan establecer equivalencia entre un fotograma cuadrado y uno rectangular con unas proporciones 3:2, que no deja de ser un pequeño panorama. Pero a mí me gusta utilizarlo para paisajes.

Sin embargo, no es fácil de utilizar, y tiene sus limitaciones. En esta serie utilicé la cámara sobre trípode. Y me encontré con los siguientes problemas. El primero es independiente de si usas trípode o no. En formato medio, con un negativo de 55 x 55 mm aproximadamente, la profundidad de campo es limitada con un 150 mm. El uso del trípode te permite cerrar el diafragma, pero aun así, en escenas con mucha profundidad, necesitas elegir con mucha precisión el punto de enfoque, qué vas a privilegiar con la nitidez y qué vas a sacrificar, porque es difícil obtener toda la escena enfocada. Desde este punto de vista también, cometí un error al no coger el visor de prisma. Por ir más ligero fui con el capuchón básico, pero lo cierto es que el prisma permite usar la cámara a más altura y ser más preciso en el enfoque.

Y luego tenemos otra cuestión. Los objetivos de la serie C T* fueron fabricados entre 1974 y 1979. Tienen las fórmulas originales de los objetivos originales del sistema (serie C), pero con una mejor sustancial de los revestimientos en las lentes, de donde les viene la designación T*. Sin embargo, comparados con los posteriores CF, de los cuales sólo tengo el Planar 80/2,8 CF T*, y en una ocasión pude usar el 150/4 CF T*, me parecen más flojos de contraste. Y más peligroso su uso en situaciones de contraluz. Lo cual, con estas condiciones de luz, me parece un cierto problema. Téoricamente, la fórmula óptica entre el 150 mm C T* y el CF es idéntica. Un Sonnar con 5 elementos en 3 grupos, un clásico,... pero no me resulta lo mismo.

En fin. Es lo que hay. Es lo que tengo. Y ahora no me voy a poner a cambiarlo. Pero tengo que pensar bien cómo aprender de estas series para sacar lo mejor de estas ópticas en el futuro.

Los zooms "amplios" que NO deberíamos comprar; Canon EOS 650 + EF 28-135/3,5-5,6 IS USM

He empezado esta entrada con una afirmación categórica. Pero ya adelanto que no creo en dogmas. Ni positivos ni negativos. Sobre nada. Y mucho menos sobre cuestiones relacionadas con la tecnología fotográfica. Pero en general, mi experiencia, sumada a la que me han comunicado otras personas mucho más sabias que yo, es que los objetivos de focal variable con un recorrido muy amplio de focales, presentan ventajas teóricas que no siempre compensan los inconvenientes ciertos. Hagamos un poco de historia.

En septiembre de 1995, Canon lanzó al mercado su primer objetivo con óptica estabilizada. Y esta fue una primicia mundial. Nadie más hacía en esos momentos objetivos estabilizados. Y quedaba lejos en el tiempo todavía la idea de una estabilización en el cuerpo de la superficie sensible. Era un zoom 75-300 mm f/4-5,6, de las series intermedias que hacía en aquellos momentos Canon. Ni pertenecía a la prestigiosa serie L del aro rojo con elementos ópticos de baja dispersión, ni era de los teleobjetivos de focal variable económicos que aparecían en kits de oferta y similares. En marzo de 1997 apareció el primer objetivo de serie L con esta innovación, un 300 mm f/4, cuya misión estaba clara. Con una limitada apertura, más modesta que los prestigiosos f/2,8, se fabricaba un objetivo más compacto y ligero, con la ventaja de que el estabilizador de imagen compensaba en parte la pérdida de luminosidad.

Y en febrero de 1998, la innovación se democratizó todavía más, al presentar el EF 28-135/3,5-5,6 IS USM con un precio, si no barato, contenido, y con un intervalo de focales que lo hacía muy apetitoso por su polivalencia. Con el añadido de esa maravillosa estabilización, que nos "vacunaba" contra las fotos trepidadas cuando la luz flojeaba. Eran tiempos de película fotográfica, y si habías montado una diapositiva de ISO 100, con eso te quedabas, incluso en interiores o cuando se hacía de noche. Yo me apunté a la idea, respalda por alguna prestigiosa revista del sector en aquellos tiempos, vendí mi EF 28-80/3,5-5,6 USM, el primero de esa gama de focales y probablemente el más digno, y me compré el nuevo objetivo. Y me serví de él durante unos años. Aunque siempre sentí algo en su contra... aunque no muy pesado por estar construido en plástico, de buena calidad, pero plástico, era voluminoso. Y cansado. Unos años más tarde empezó mi deriva hacia los objetivos de focal fija como más idóneos para mi concepción de la fotografía.

Cuando llegó la fotografía digital, y compré mi primera réflex digital en diciembre de 2005, una Canon EOS D60 de segunda mano, lo acoplé a la misma y empecé a tirar millas. Pero en septiembre de 2006, en un viaje a Milán y los grandes lagos italianos, el mecanismo de selección de focal empezó a fallar. Salí adelante, pero cuando llegué a mi casa comprobé con pavor que el objetivo ofrecía muy escasa nitidez, especialmente en el lado derecho de la imagen (en fotografías horizontales). Sufría un descentramiento espantoso. Creí que se debería a la avería. Pero revisando fotografías retrospectivamente, siempre había estado ahí. A mí me había faltado criterio para observarlo.

Puse el objetivo en barbecho, me compré como sustituto el EF 24-105/4L IS USM, que sólo es un poquito menos amplio (x 4,375 frente a x 4,821 del más veterano), y que es mucho mejor, pero que he usado poco. Mucho bulto y peso para mi gusto.

La moda de los objetivos de larga amplitud focal se hizo más acusada. Y en estos momentos hay objetivos que flirtean con amplitudes de x10 o más, es decir, la focal más larga es 10 veces superior o más a la focal más corta; por ejemplo, 28-300 mm, que sería un x10,7. Todos ellos "parecen" muy convenientes por su polivalencia, pero suelen conllevar una serie de inconvenientes de los que no eres realmente consciente, si eras relativamente nuevo en el "negocio", hasta que adquieres experiencia. Peso y bulto más o menos elevados, calidad de imagen francamente disminuida con respecto a otros objetivos no tan ambiciosos, luminosidad muy escasa, especialmente en su extremo superior. Y carácter no físico sino psicológico, son malos "profesores". Nos hacen muy vagos. Nos acostumbran a no caminar y a no variar nuestro punto de vista recortando nuestra creatividad y visión.

En el mes de diciembre, expuse mi último carrete de película en color, un Kodak ColorPlus 200. Y tuve el capricho de desempolvar el EF 28-135/3,5-5,6 IS USM, que arreglé en su momento, y calzarlo a la Canon EOS 650. Y me fui a pasear varios días aprovechando las matizadas luces de un benigno invierno, hasta ese momento. Y ayer me llegó revelado y escaneado por Carmencita Film Lab... y ahí se puede ver que todos los defectos del objetivo campan a sus anchas. Sí. Es cierto. Es polivalente... pero ¿compensa? A mí me parece que no. Ya he decido que desde este momento pasa al estatus de "pisapapeles".