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Andalucía en otoño - problemas con el digital, alegrías con la película tradicional

Si hace unos días os hablaba de cómo fueron mis andanzas fotográficas por Italia en mis vacaciones de principios de octubre, hoy haré una entrada similar pero dedicada a mi escapada andaluza de la última semana de octubre. Desde hace unos años, una buen amiga se trasladó a vivir a Sevilla, y este es el segundo año consecutivo en el que me desplazo media semana a darme un poco de aire, justo antes de que se produzca el cambio de hora de otoño, y se recorten las horas de luz aprovechables durante el día para recorrer mundo.

Excelente calidad la que ofrece la Lumix G9... cuando no se me estropea.

Como de costumbre en los últimos tiempos, mi intención era hacer la fotografía en color en digital, y en paralelo, fotografía en blanco y negro sobre película tradicional llevando conmigo una cámara compacta ligera y poco molesta. La cuestión estaba en que tras un segundo paso por el servicio técnico, mi Panasonic Lumix G9 parecía estar en buenas condiciones para ser la cámara principal del viaje. Con la tríada Leica DG Summilux 15 mm f1,7, Lumix G 25 mm f1,7 y Sigma 56 mm f1,4 para las jornadas más urbanas, y con los dos objetivos de focal variable, el Olympus 12-40 mm y el Lumix G Vario 35-100, ambos con f2,8 de apertura máxima para las jornadas en la naturaleza o si hubiese una seria amenaza de lluvia. Como así fue durante un par de días. En el fondo de la mochila, por si acaso, el supergranangular Laowa 7,5 mm f2. Pero como me generaba inseguridad la Lumix G9, metí en el equipaje la Lumix G100. Por si acaso. Y menos mal. Porque tras un día funcionando sin problemas en Jerez de la Frontera... la G9 volvió a fallar. El resto del tiempo seguí con la más modesta, e inconveniente por el mal tiempo, Lumix G100.

En interiores y en exteriores con niebla, la XP2 Super expuesta con la Minox GT-E no falla.

En cuanto a la película fotográfica, los tres primeros días llevé en el cinturón metida en una fundita la Minox 35 GT-E con unos rollos de Ilford XP2 Super 400, como es mi costumbre. También, como es mi costumbre, ajuste la exposición a un índice de exposición de 200, aunque en alguna ocasión, por la escasez de luz, lo subí a IE 400, que es la sensibilidad nominal de la película. La película funciona sin problemas, como ya he contado en otras ocasiones, entre IE 50 - 800, aunque con una mejor nitidez y grano prácticamente ausente en los índices de exposición más bajos. Insisto en que la sensibilidad de la película no varía, lo que cambia es la exposición, la cantidad de luz que le ofreces. Y que por su amplia latitud de exposición de este material sensible de carácter cromogénico, se revela en proceso C-41 como la película negativa en color, admite una gran sobreexposición sin que se resienta su calidad, y con un grano más fino. Hasta tres pasos de sobreexposición. Sólo admite, siendo juiciosos, hasta un paso de subexposición.

También bajo la lluvia de Ronda se comporta bien la película de Ilford.

Pero la novedad fotográfica del viaje se me ocurrió cuando preparaba el equipaje. Ya tengo muchas fotografías digitales de Sevilla, muchas realizadas el año pasado. Así como no pocas fotografías en blanco y negro, también del año pasado, y diapositivas de viajes anteriores, en los años 1992, 1994 y 2000. Por lo tanto, miré mis reservas en la nevera, y comprobé que tenía tres rollos de película negativa en color de ISO 400 de sensibilidad, la más polivalente. Un rollo de Kodak Portra 400 y dos rollos de Kodak Ultramax 400. Así que, ni corto ni perezoso, cogí la Olympus Trip 35, con la que tan contento estaba ya, y estos tres rollos de película, y los eché al equipaje. Mi idea... que si el jueves íbamos a visitar Jerez de la Frontera, el viernes iríamos de excursión a Riotinto y sierra de Aracena, y el sábado visitaríamos Ronda, el domingo por la mañana, antes de coger el tren de vuelta poco antes de las tres de la tarde nos daríamos un paseo tranquilo por Sevilla, y no iba a llevar nada encima más que un paraguas en un bolsillo del cortavientos impermeable y la Olympus Trip 35 y la película en el otro. Sin más bultos ni peso.

Tuve unos momentos con una luz de lujo para la Portra 400 en Sevilla.

Y fue una buena idea, que además confirmó algunas cosas que ya tenía en la cabeza. La primera, que para tener un reportaje o un recuerdo de un viaje, de la visita a otra ciudad, a otro lugar, no hace falta un equipo muy complejo. Y que la óptica de 40 mm que lleva la Olympus Trip 35 probablemente sea una de las más adecuadas y todoterreno. Hace tiempo que tengo esta sensación y se ha confirmado una vez más. Aunque con la focal de 35 mm de la Minox también voy bien... prefiero el 40 mm.

Con buena luz, el comportamiento de la Kodak Ultramax 400 es impecable.

La segunda es que no por nada la Kodak Portra 400 es película preferida por tantos. Aunque las condiciones de luz fueron variando a lo largo de una mañana de nubes y claros, con momentos soleados y momentos de lluvia, lo cierto es que tampoco se desviaron mucho a situaciones extremas. Aunque la película Kodak Ultramax 400 está bastante bien y es una buena polivalente, con un precio apreciablemente inferior a la Portra 400, lo cierto es que tiene un grano mucho más aparente que esta, así como una dinámica inferior, sufriendo más cuando los contrastes son más elevados, especialmente en las sombras. Muchos prefieren sobreexponer un paso la película negativa en color, pero eso conlleva menor saturación de los colores a cambio de un grano más fino. Yo prefería conservar unos colores más vivos y utilicé un IE 320, sólo un tercio por debajo de la sensibilidad nominal de las películas. En general, estoy contento con la experiencia. Acabarán sobrándome la mayor parte de los objetivos que tengo y me llevaré sólo una cámara con un 40 mm, para librarme de pesos y cansancios. Sea en digital o en película tradicional.

Solo cuando la luz escasea mucho, y el contraste puede aumentar, la Ultramax tiene algún problema en las sombras... aunque nada grave.

Por Italia, con digital micro cuatro tercios y mi cámara ya tradicional para película en blanco y negro

La redacción de esta entrada puede ser más laboriosa de los previsto. Me llevará mi tiempo. Tal vez varios días. Tengo el ordenador de sobremesa en el servicio técnico, y la reparación se va a prolongar bastante más de lo que pensaba. Para la mayor parte de las tareas, la tableta me vale con comodidad, pero redactar en condiciones artículos de un blog es bastante menos confortable. El caso es que más de un mes después de mi regreso del viaje de vacaciones a Italia, todavía no había hablado de las "condiciones fotográficas" del viaje. Que tienen dos componentes, que voy a comentar en la misma entrada; la fotografía digital y la fotografía con película tradicional.

Sitio arqueológico de Pompeya.

Lo más sencillo de comentar es esto último, la fotografía con película tradicional. Aunque consideré seriamente la posibilidad de llevarme la Olympus Trip 35 ante los buenos resultados que ofrece. Acabé llevándome la Minox 35 GT-E. Esta es más pequeña y bolsillera, tiene más posibilidades de intervención sobre la exposición, y es una solución que ya he usado en suficientes ocasiones como para sentirme cómoda con ella. La única pega que tiene, en realidad, es que hay que prever unas pilas de repuesto por si se agotan las que lleva. Duran mucho... pero llega un momento en que se agotan, claro. Y me ha pasado, que no me he dado cuenta a tiempo y he malgastado película y perdido ocasiones fotográficas. Pocas veces, pero ha sucedido. La Olympus Trip 35 no necesita pilas, pero es más grandota y con muchas menos oportunidades de intervención sobre la exposición. No obstante, hablaré de ella en un futuro, en una entrada más o menos similar a esta sobre mi más reciente viaje a Andalucía.

Ravello.

Como material sensible,... no hay novedades. Mi película de elección cuando viajo es la Ilford XP2 Super 400, muy versatil. Material sensible para fotos en blanco y negro de tecnología cromogénica, que se revela en procesado C-41 con cualquier otro rollo de negativos en color. Aunque admite el revelado con química tradicional para blanco y negro. Cuando se revela en C-41, tiene una gran latitud de exposición. Su sensibilidad nominal es ISO 400, pero es pueden usar índices de exposición entre 50 y 800. A índices de exposición bajo, hay un grano muy fino, prácticamente imperceptible y mucho detalle. Las luces tardan mucho en bloquearse. A sensibilidades altas el grano es mucho más aparente, especialmente en las sombras, pero salvas con una calidad razonable la situación y obtienes un documento fotográfico más que digno. Así que desde el punto de vista de la fotografía con película tradicional, nada nuevo sobre lo contado en viajes anteriores.

Fiordo de Furore; Positano.

Mis quebraderos de cabeza me los causa la digital. Mi equipo de viaje de fotografía digital es la Panasonic Lumix G9, con una serie de ópticas de focal fija o variable que viajan conmigo, aunque no todos los días van todas en la mochila. Depende. Si se anuncia lluvia, los dos zooms de apertura máxima f2,8, uno de Olympus (12 - 40 mm) y otro de Panasonic (35 -100 mm), protegidos contra la intemperie como la cámara, son de elección. Lo mismo si es una jornada de naturaleza y paisaje. Pero en entornos urbanos prefiero la discreción y el escaso peso de las ópticas fijas. El Summilux 15 mm, el Lumix 25 mm y un teleobjetivo corto son de elección. Hasta recientemente el Olympus 45 mm. Desde hace poco, quizá, el Sigma 56 mm, más luminoso. Y perdido siempre, en toda ocasión, en algún rincón de la mochila el súper-gran angular Laowa 7,5 mm. Pero...

Sitio arqueológico de Herculano.

Pero desde esta primavera la Lumix G9 tiene una avería que va y viene, no es fiable, y en el servicio técnico no acaban de acertar con ella. A Suiza me llevé la Panasonic Lumix G100, con el planteamiento de ópticas que he explicado en el párrafo anterior. Pero la Lumix G100 es una cámara de construcción barata, muy de plástico, y que no siempre se equilibra bien con los zoom. La calidad de las imágenes está al mismo nivel que la Lumix G9, no obstante.

Museo arqueológico nacional de Nápoles; claustro de Santa Chiara.

Por ello, probé en Dinamarca a llevarme la Canon EOS RP. El problema con esta es que, aunque el volumen y el peso del cuerpo no se lleva gran cosa con la Lumix G9, aunque no tiene las protecciones contra la intemperie y otros refinamientos de la Panasonic, las ópticas son mucho más grandes y pesadas que las del sistema micro cuatro tercios. Por ello, y con mi planteamiento de equipajes ligeros, no podía llevarme más allá de lo que me llevé a Dinamarca, el EF 24-105 mm y el RF 50 mm. Y con un peso similar. Al final, me decidí por llevar la Lumix G100, porque las combinaciones de ópticas son mucho más versátiles, siendo un equipo muy ligero y discreto en ambientes urbanos. Aunque es cierto es que los archivos raw del sensor de formato completo y 26 megapíxeles de la EOS RP son mucho más poderosos que los 20 megapíxeles de las Lumix y un sensor que tiene una cuarta parte del tamaño. En la práctica... tampoco se nota tanto en el 95 % de las situaciones.

Villa Adriana.

Como de costumbre, el equipo principal es el digital, con la pequeña Minox 35 GT-E reservada para circunstancias concretas en las que una fotografía en blanco y negro con película tradicional pudiera aportar un plus o una variante interesante sobre la versión en color digital. Salvo una tarde en Roma. Como ya tengo muchas fotos digitales de Roma, como entre unas cosas y otras mi paseo por la ciudad comenzó a las cuatro y cuarto de la tarde, con una luz buena que iba a durar no mucho más de dos horas, decidí organizarme yo solo un rally fotográfico por los monumentos de la Roma clásica, que se prestan mucho a la película en blanco y negro. Y ciertamente estoy muy contento con los resultados.

Foro romano; Coliseo.

Olympus Trip 35, la original, una cámara que siempre quise - Probada con Ilford FP4 Plus 125

Hace bien poco, la entrada anterior de este cuaderno de bitácora fotográfica, os presentaba los resultados de un rollo de película negativa en color expuesto con una Olympus Pen EE3. Y os comentaba algunas de sus características. Cámara de uso muy simple, con un programa de exposición que varía entre una amplia selección de valores de apertura y dos velocidades de obturación, asociado a un fotómetro de células de selenio que rodea el objetivo fijo de la cámara, un 28 mm f3,5, que es una focal estándar amplia para el formato subminiatura de 17 x 24 mm que ofrece la cámara. Es una cámara en la que el único parámetro que ajustas, si no usas un flash externo, es el índice de exposición en ASA (ISO en la actualidad), coincidente o no, según la voluntad del fotógrafo, con la sensibilidad nominal de la película. Así que de lo único que te tienes que preocupar es de elegir un motivo y encuadrar correctamente.

La Olympus Trip 35 y la Olympus Pen EE3.Como la Pen EE3 está más próxima al fotógrafo, parece que la diferencia de tamaño es pequeña, pero en la realidad es más sustancial.

Pero como ya decía, obtienes un negativo que es ligeramente inferior a la mitad del fotograma estándar de 24 x 36 mm que habitualmente se obtiene con la mayor parte de las cámaras que usan carretes de película biperforada de 35 mm, o formato 135 de película. Y claro, la capacidad de ampliación y el detalle que podemos recoger en nuestra fotografía está en relación con el tamaño del negativo. Por ello, en 1967, Olympus decidió sacar al mercado la Olympus Trip 35, una cámara que reúne las características principales de su serie Olympus Pen EE, pero con un tamaño de negativo de 24 x 36 mm. Y como su nombre indica, siendo una cámara más grande que las Pen EE, pero bastante compacta, orientada a los viajes ("trip" en inglés) de los aficionados, o de los no aficionados a la fotografía, pero que buscaban una cierta calidad en sus fotos de recuerdo. Siempre me ha apetecido tener una, pero he esperado hasta encontrar una buena oferta, de una cámara revisada y comprobada en su funcionamiento, con los sellos de luz cambiados, y con la "piel" que la recubre también sustituida y como nueva, de un bonito color... "borgoña" le llaman... a mí me parece más bien marroncito.

Estas dos fotos y las cuatro siguientes están realizadas con el índice de exposición a 125, sensibilidad nominal de la película, con negativos más densos de lo esperado.

Aparte del tamaño, ¿existe alguna diferencia esencial entre la Olympus Pen EE3 y la Olympus Trip 35? La Olympus Trip 35 comenzó a distribuirse en 1967, y es contemporánea de las últimas series de la Olympus Pen EE, hasta 1968, y de todas las series de la Pen EE2, desde 1968 hasta 1978, y de todas las series de la Pen EE3, desde 1973 hasta 1983. La Trip 35 dejó de comercializarse en 1984, momento a partir del cual se fabricaron otras Olympus Trip que no mantenían el mismo estilo que la Trip 35. Fue una cámara de mucho éxito. Todas estas cámaras comparten un mismo ángulo de visión, sea el 28 mm de las Pen o el 40 mm de la Trip 35, son similares. Son objetivos tipo Tessar, con cuatro elementos en tres grupos, y tienen muy buena nitidez. La Trip 35 se permite el lujo tener una apertura f2,8, que es dos tercios de paso más luminosa que las f3,5 de las Pen EE. Y junto al mayor tamaño del fotograma, hace que el enfoque sea más crítico. Por lo que la principal diferencia en el uso entre estas cámaras es que las Pen EE tienen el foco fijo, mientras que la Trip 35 "tiene" tres posiciones, retrato en primer plano, retrato medio, retrato de grupo y paisaje, representadas por iconos.

Pero mientras otros fabricantes que usan el sistema de los iconos no aclaran siempre cuáles son las distancias de enfoque de cada posición, Olympus, siempre detallistas, sí que lo hace. Porque si le das la vuelta a la cámara, verás que hay una escala de enfoque en pies y metros. Que se puede estimar la distancia de enfoque a ojo desde unos 90 cm hasta infinito, y que los iconos corresponden a los clics de fijación para las distancias de 1 metro, 1,5 metros, 3 metros e infinito. Más claro, agua. Ideal. Me encanta, porque realmente es útil para conseguir un buen enfoque, si estás acostumbrado a estimar la distancia de enfoque. Cosa que, después de años usando las Minox 35... se me da razonablemente bien.

Probé la cámara inicialmente con un rollo de Ilford FP4 Plus 125, revelado en Kodak HC-110 dilución C 1+19 durante 5' 15" a 21 ºC, mi fórmula habitual para esta película. Y los negativos resultantes fueron plenamente aprovechables con abundancia de detalle tanto en sombras como en las altas luces... pero con una clara sobreexposición, por lo densos que se ven los fotogramas, que yo estimé entre 2/3 y 1 paso. Por lo que volví a exponer otro rollo de la misma película, pero con un índice de exposición en la cámara de 200, aunque lo revelé exactamente igual que el anterior, como si el índice de exposición coincidiera con la sensibilidad nominal de la cámara. La llevé al foto paseo de AFZ Asociación de Fotógafos de Zaragoza, del que os hablé hace unos días. Los resultados fueron perfectos. Por lo tanto, ya sé que para una exposición correcta tengo que incrementar el índice de exposición un poco. Lo malo es que si usas película ISO 400... no tienes posiciones más allá de este índice de exposición para ajustar mejor la exposición. Como un poco de sobreexposición, salvo en diapositivas, no suele acarrear consecuencias especialmente importantes, tampoco le daremos más importancia.

Estas dos fotos y las dos siguientes están realizadas con un IE 200. Como el día estaba más soleado, la luz era más contrastada, con mayor riesgo de perder información por los extremos. Pero la película quedó bien expuesta, y la FP4 Plus pudo absorber sin problemas el contraste de la luz del mediodía.

Llegué a pensar en llevarme la cámara a mi reciente viaje a Italia, del que todavía no he hablado por estas páginas. Las ventajas de llevar esta cámara es que la focal de 40 mm me gusta más que el 35 mm de las Minox, y que no es dependiente de las pilas. En el momento de realizar el viaje, no disponía de pilas de repuesto para la Minox 35 GT-E, que lleva unos cuantos rollos con el juego actual. Y tenía planeado exponer unos siete rollos más durante el viaje. No es fácil encontrar las pilas adecuadas en los comercios de la ciudad. Las pido por internet. Las ventajas de la Minox es que es más pequeña, y sus posibilidades de intervención sobre la exposición son superiores. Finalmente, me arriesgué y me llevé la Minox. En general, estoy muy contento con la cámara que va a pasear conmigo con frecuencia. Planeo llevármela esta semana para usarla deambulando por Sevilla algún día. Y recientemente conseguí un adaptador de rosca para filtros que me permita usar los filtros de color para mejorar el contraste. El diámetro de rosca de las Pen EE y la Trip 35 es 43,5 mm, inhabitual para estos días. Pero tras buscar mucho encontré un adaptador de filtros de 49 mm a 43,5 mm que ya he empezado a probar, aunque no he podido revelar todavía el primer rollo usando filtro amarillo. Ya os contaré.

Por Dinamarca con película en blanco y negro - Minox 35 GT-E con Ilford XP2 Super 400

Sinceramente, podría empezar esta entrada como lo hice hace unas semanas a propósito de mi viaje de vacaciones a Suiza, y replicarla casi al completo. Prácticamente, lo único que tendría que cambiar son las fotos de muestra. Como vengo haciendo desde hace unos años, decidí llevar en mi escapada danesa una cámara fotográfica para película tradicional, además del equipo digital. Como las fotografías del equipo digital, siempre en formato RAW, son por defecto en color, independientemente que luego se puedan trabajar en blanco y negro, la película fotográfica que me llevo es en blanco y negro. La que mejor resultado me viene dando desde hace tiempo es la Ilford XP2 Super 400, película negativa en blanco y negro que tiene la peculiaridad de que está basada en tecnologías similares a las películas negativas en color, y se revela en el proceso C-41 o equivalentes al igual que esta.

En esta ocasión no tuve dudas sobre qué cámara usar. Cuando planificamos el viaje, esta vez con más tiempo que a Suiza, pensaba que íbamos a transitar por caminos ya conocidos. Pero no me plantee llevarme el blanco y negro en película tradicional como cámara tradicional, porque tenía unas intenciones muy clara sobre las fotos que quería hacer en color digital. Así que la Minox GT-E, colgada del cinturón del pantalón, era la opción perfecta.

Al igual que sucedió con la Panasonic Lumix G100, convivió perfectamente con la Canon EOS RP. Que como ya conté fue la mayor parte del tiempo calzada con el RF 50 mm f1,8 STM. Así, mientras íbamos de un lugar a otro, una cámara con un 35 mm y otra con un 50 mm. Ambas focales tienen partidarios, que muchas veces discuten ardientemente sobre cuál es la mejor cuando sólo puedes o quieres llevar un objetivo fijo con una única longitud focal. Para mí... es indiferente. A lo que llevo un par de horas de viaje, ya me he acostumbrado a buscar sujetos apropiados a la focal que tengo disponible. Y no son exactamente las mismas con un 35 mm que con un 50 mm. En ocasiones, ha sido un 40 mm, que también funciona muy bien.

Como conté con el viaje a Suiza, fue usada preferentemente en exteriores, con valores de exposición que van desde el f11 y 1/500 segundo en tiempo plenamente soleado y los f5,6 y 1/60 segundo en situaciones de sombra densa, nublados profundos o luz crepuscular. En estos últimos casos, si me quedaba corto de exposición, podía subir a IE 400 u 800. Pero preferentemente he usado un IE 200. Con aperturas habituales en f5,6 y f11, es fácil enfocar por zonas con la escala de profundidad de campo. No hay ayuda al enfoque que es manual, por lo que siempre hay que estimar la distancia de enfoque. En algún caso me atreví a usar el f2,8 sin muchos problemas, para aislar el sujeto principal del fondo. Pero también me he atrevido con interiores. Teniendo cuidado al disparar, incluso a velocidades próximas al 1/30 segundo, no he tenido grandes problemas de fotos trepidadas.

Mis conclusiones son similares a las que llegué hace unas semanas. Estoy bastante satisfecho con los resultados. Como ya he dicho, la película Ilford XP2 Super 400 es una película polivalente que va muy bien para un todo uso. A IE 200 y con escenas bien iluminadas, tan apenas se aprecia el grano. Que se hace más evidente, pero no desagradable, en las sombras o en días más grises y nublados. En fin, espero que os gusten las fotos.

Blanco y negro con el pequeño Industar-50-2 - Canon EOS 650 e Ilford HP5 Plus 400

Nuevamente uno de los últimos y diversos rollos que expuse durante la segunda mitad del mes de agosto pensando en la #CrappyCommieCameraParty de la que os he estado hablando durante todo el verano, en la que he participado utilizando mis cámaras y objetivos fabricados en los países del antiguo bloque prosoviético durante la guerra fría. Siempre he sido más "de ópticas" que "de cámaras". Siempre me han interesado más los objetivos que los cuerpos de cámara, especialmente durante la época de la película tradicional. Los vidrios que atraviesa la luz antes de llegar a la superficie sensible influyen mucho más en la calidad final de la imagen que la cámara. Esta es importante por otras cosas. Lo segundo que influye en esta calidad es la superficie sensible, es decir, la calidad o características de la película o la calidad o características del sensor digital.

La óptica que me interesó en esta ocasión fue el minúsculo objetivo soviético Industar-50-2 50 mm f3,5. Con una fórmula óptica de cuatro lentes en tres grupos, no deja de ser una copia más de los Tessar de Carl Zeiss. Creo que originalmente se fabricó para montura de rosca de 39 mm, compatible con la de las telemétricas Leica originales, antes de la serie M. De hecho, tengo un Industar 50 mm f3,5 para esta montura. Aunque necesitaría de un engrasado y limpieza para que su mecánica funcionara correctamente. Pero luego se fabricó también para cámaras réflex, Zenit, primero con montura de rosca 39 mm, pero con mayor distancia de brida [distancia entre el plano de la montura y el plano de la película] que los fabricados para las telemétricas, por lo que no son compatibles, por no enfocar a infinito en uno de los dos sistemas, y luego con la popular montura de rosca de 42 mm. Uno de estos es el que he usado en esta ocasión.

Poco después de hacerme con este diminuto objetivo, que compré en una feria de coleccionismo por cuatro perras con una Zenit E conmemorativa de los Juegos Olímpicos de Moscú de 1980, baratísimo todo aunque la cámara dejó de funcionar después de tres rollos, encontré una oferta en la que vendían seis filtros dedicados para este objetivo, con una rosca de filtro de 35,5 mm, son diminutos, que también son compatibles con el Meyer-Optik Görlitz Trioplan 50 mm f2,9. Entre ellos hay un par de lentes de aproximación, un filtro de densidad neutra que resta dos valores de exposición, un filtro naranja que todavía tengo que estudiar si es para corregir contraste o para usar película calibrada para luz de tungsteno a la luz del día (está marcado de una forma, pero tiene aspecto de la otra), y dos filtros amarillos de distinta intensidad, uno resta un valor de exposición a la luz que llega a la película, y el otro resta dos valores de exposición.

Como ya he comentado en más de una ocasión, estos objetivos con montura M42 son más agradables de usar con una Canon EOS con el adaptador de montura correspondiente, que con las cámaras originales para los que se construyeron. Me refiero a las cámaras de la Alemania oriental o de la Unión Soviética, que solían tener ergonomías "dudosas" y controles de calidad en su fabricación más dudosos todavía. Tampoco van mal con otras monturas, como con mi Pentax K, también con el adaptador correspondiente. Aunque las EOS son más cómodas; en modo automático de prioridad a la apertura consigues un gran agilidad, visión permanente en el visor de la profundidad de campo y buena precisión en la exposición. En esta ocasión he usado la Canon EOS 650, que es la más ligera de las Canon EOS que uso.

He usado el filtro amarillo x4, es decir, el que resta dos valores de exposición a la luz que llega a la película, el más denso, con el fin de mejorar el contraste sobre película en blanco y negro. En esta ocasión, el material sensible utilizado ha sido un rollo de Ilford HP5 Plus 400, creo que el último que me quedaba en el frigorífico en formato 135. Con la pérdida de dos valores de exposición por el filtro, en caso de usar un fotómetro externo hay que ajustarlo a un índice de exposición de 100 en lugar de a la sensibilidad nominal, ISO 400. Pero como he usado el fotómetro incorporado en la EOS 650, he dejado el ajuste automático a ISO 400 por la codificación DX del carrete, y medido la exposición con el filtro incorporado. No supone ningún problema.

Revelada la película en Kodak HC-110, dilución B, 5 minutos a 20 ºC, como de costumbre, he obtenido unos negativos bien expuestos y bastante contrastados, especialmente dadas las condiciones de luz del verano, aunque he evitado usarla en días de luz excesivamente intensa y contrastada. Digitalizada con la Panasonic Lumix G100 y el Leica DG Macro-Elmarit 45 mm f2,8 ASPH OIS, he obtenido unos archivos de 20 megapíxeles, un poco menos, por no ser los formatos del sensor y de la película homotéticos, a los que he ajustado el punto negro, el punto medio y el punto blanco sin problemas, con un grano más contenido que en otras ocasiones, me parece a mí. Por lo demás, las fotos han quedado correctas en una diversidad de situaciones. Cámara, película, revelador y equipo para digitalizar los negativos son totalmente fiables. El único elemento que podía condiciona el resultado ha sido el pequeño Industar, que con tal de que no lo apuntes hacia una fuente de luz muy intensa, a poco que cierres el diafragma un par de pasos o más, ya va bien, también.