La fotografía como afición y otras artes visuales

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Un paseo con una Fujifilm X100T

“Photowalk” por el casco histórico de Zaragoza con el X Asalto, patrocinado por Fujifilm.

El pasado miércoles 9 de septiembre de 2015 se celebró en Zaragoza un “photowalk”, un paseíco fotográfico nos gusta llamarlo por aquí, en el marco del X Asalto, festival de internacional de arte urbano, y patrocinado por Fujifilm.

La actividad comenzó con la presentación por parte de la organización de la misma, y tuvimos la intervención de dos fotógrafos que usan habitualmente equipos de la marca Fujifilm para comentar las virtudes del sistema X de la marca japonesa.

Por una lado estuvo Albert Muñoz, conocido como @barrut, que nos comentó las virtudes de las cámaras de objetivos intercambiables del sistema como apropiadas para la fotografía documental, por ejemplo en el marco de un viaje.

Después tuvimos a alguién “de casa”, a Marcos Cebrián de Zaragoza Walkers, que nos cantó las virtudes de las compactas de objetivos no intercambiables de la serie X100/X100S/X100T como cámara apropiadas para la fotografía documental de calle. Este es el tipo de cámara que me interesaba a mí en esta historia.

Había bastante afluencia de público de todas las edades y condiciones, lo cual me hizo temer de que no pudiera cumplir el objetivo que me había propuesto con esta actividad.

¿Y cual era este objetivo? Pues probar una de estas cámaras; como ya he comentado, la que me interesaba era la Fujifilm X100T. Esta es una cámara compacta, pero con un sensor de imagen de tamaño más que respetable, del tipo llamado comunmente APS-C, de un tamaño de 23,6 x 15,6 mm. Lleva un objetivo no intercambiable de 23 mm de focal y apertura máxima 1:2, equivalente a un 35 mm en el paso universal. Y el conjunto tiene un tamaño muy contenido y discreto.

La ergonomía es muy clásica, con rueda de diafragmas en el objetivo, selector de velocidades de obturación y compensación de la exposición sobre la cámara en mandos accesibles y fáciles de manejar. La carencia más grande que encuentro es que la sensibilidad hay que seleccionarla a través de los menús en la pantalla trasera. El visor puede ser de visión directa con abundancia de información o electrónico. Prefiero el primero. Hay más “delicatessen” en este ámbito en las que no entré. En el rato que dispuse de ella, puesto que conseguí el préstamo de un ejemplar, me centré al uso tradicional con estas cámaras, que no es muy distinto de las cámaras de película tradicional de hace unas décadas.

A partir de aquí, las fotografías están realizadas todas con la Fujifilm X100T; las anteriores proceden de mi Olumpus OM-D E-M5 con un objetivo Olympus M.Zuiko 45 mm 1:1,8.

Tras unos primeros fotogramas en formato JPEG, cuando me entretuve en encontrar y ajustar algunos parámetros, puedo decir que los archivos RAW de lo que dispones contienen abundancia de información y dan mucho juego para revelar posteriormente en Adobe Photoshop Lightroom. Este programa tiene un perfil dedicado a esta cámara con su objetivo. La imagen que nos propone por defecto es de contraste suave, colores muy moderadamente saturados, por lo que hay mucho margen para ajustarlos a tu gusto.

La cámara es pequeña y, además, silenciosa. Es muy discreta. No asustas a nadie, nadie se mosquea si te ve brujulear con ella en las cercanías. Por lo tanto, es realmente adecuada para fotografía documental.

Si has manejado cámaras de ergonomía clásica, te haces con ella en segundos, tras los cuales empiezas a hacer fotos. Aunque afinar los ajustes de la misma lleva algún ratito más, para encontrar tu configuración cómoda.

Mentalmente, mis comparaciones se iban a la cámara compacta que uso habitualmente, la Leica D-LUX. La ergonomía de la X100T es mejor, el visor directo mejor que el electrónico, aunque el de la D-LUX es muy muy utilizable. Hay una neta ventaja en la Fujifilm en la calidad de la imagen, especialmente a altas sensibilidades, sin que la imagen la Leica/Panasonic sea mala ni mucho menos. La Leica fabricada por Panasonic tiene la ventaja de un objetivo de focal variable equvalente a un 24–70 1:1,7–2,8 en formato universal.

Las fotografías a las pinturas de arte callejero me sirven como referencia para analizar en qué medida se ve afectado por el error de paralaje al usar el visor visión directa. El electrónico no sufre de este problema. La verdad es que el error es mínimo. Ya te dicen en la especificaciones que el marco de referencia cubre el 92% de la imagen real, error que también encontramos en algunas reflex de gamas baja o media. A mí me vale para este tipo de cámaras, porque se ve compensado con otras ventajas de la visión directa.

Como ya digo, es estupenda por su discreción para jugar en las distancias cortas. Su uso es rápido e intuitivo, la gente te ignora, y en cuanto encuentras tu configuración adecuada, vas muy ágil. Con la tarde cayendo, con una luz agradable pero progresivamente más débil, decidí poner la cámara en manual, con un diafragma f/4 y una velocidad de obturación de 1/125, la compensación de exposición entre neutra y +1 según las circunstancias, y dejando que escogiera automáticamente la sensibilidad hasta un IE máximo de 3200. Sin problemas en la calidad de la imagen.

No tengo previsto a corto plazo la compra de una cámara nueva. No hace tanto que compré la Leica D-LUX, que me está haciendo un papel muy bueno en los últimos tiempos, y cuyos usos se superpondrían. Pero en un futuro, dentro de un tiempo, cuando la D-LUX haya dado lo que debe ofrecer, me plantearé seriamente una de estas cámaras. Sólo me hace falta tomar una decisión valiente. La de ir por el mundo con una sola longitud focal. Porque disponer de un tele corto en la misma cámara es la principal razón para haber preferido en su momento la D-LUX.

Por lo demás, es una muy buena cámara, más versátil de lo que parece y muy divertida de usar. Veremos como evoluciona en un futuro en sus descendientes.

El paseíco fotográfico culminó con un sorteo de una compacta de Fujifilm más sencilla,… pero yo tengo muy mala suerte con los sorteos. Nunca me tocan.