La fotografía como afición y otras artes visuales

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Un carrete de Tri-X 400 expuesto con la Voigtländer Perkeo II en situaciones muy diversas - revelado desatendido con HC-110

Este pasado viernes me llamó un buen amigo al mediodía y me pidió que, si no tenía ningún compromiso, estuviera dispuesto con alguna cámara a las 5 de la tarde pero ir a algún sitio, fuera de Zaragoza, sin especificar. Había una sorpresa de fondo. Sin saber de que se trataba cogí el equipo que tenía más a mano con la batería cargada, la Olympus OM-D E-M5 con el Panasonic Leica DG Summilux 15/1,7 ASPH y el Panasonic Leica DG Macro-Elmarit 45/2,8 ASPH OIS. Que además es bastante adecuado para un eventual contacto con la naturaleza. El angular para paisaje y el tele corto macro para detalles, retratos y fotografía de aproximación.

Pero también me eché al bolsillo la Vogtländer Perkeo II con un par de carretes de la todoterreno Kodak Tri-X 400. El uso normal que hago con esta película cuando preveo situaciones de contraste elevado es usarla con un índice de exposición de 200 y luego acortar el tiempo de revelado para situar los tonos medios de gris en su sitio, consiguiendo un contraste más controlado. Eso es lo que me encontré esa tarde. Pero no acabé el carrete, que lo usé también en la visita que hicimos el sábado por la mañana al Caixaforum de Zaragoza, en interiores.

Cuando usas una cámara clásica, te tienes que poner en la situación de las personas que las usaban hace 60 años, cuando la cámara se fabricó. Sin fotómetro, enfocando por estimación, y utilizándola en situaciones muy diversas de luz y contraste, no siempre mides o estimas con rigor, o incluso admites riesgos confiando en que luego al revelar se podrán salvar las imágenes. Esta es una de esas situaciones. En algunas fotografías de interior en Caixaforum, utilicé índices de exposición superiores a la sensibilidad nominal de 400. De hecho, me limité a abrir el diafragma al máximo y ajustar una velocidad de obturación de alrededor de 1/50 segundo, confiando en que de allí saldría una imagen de alguna forma.

En estas circunstancias de variedad de escenas. luz y contraste, decidí optar por un revelado compensador. Con el revelador que estoy usando actualmente, el Kodak HC-110 en jarabe concentrado, esto implica un revelado desatendido (stand development en inglés) a una alta dilución. En concreto usé la dilución 1+119 (o 1:120). Para garantizar un mínimo necesario de cantidad de revelador, que algunos estiman en 6 mm, usé una cantidad total de preparado de 720 ml. Agité durante el primer minuto y luego dejé en reposo durante una hora, realizando cuatro inversiones a los treinta minutos.

El resultado es que todos los negativos del carrete son aprovechables aun a costa de un poquito más de granulación de la que obtengo habitualmente con las diluciones y tiempos de revelado recomendados. Veamos algunos resultados.

En un par de negativos con alto contraste y transición brusca entre luces y sombras se aprecia una cierta cantidad de halo, que es un efecto colateral del revelado desatendido.

Por lo demás, como curiosidad, ya he aprendido cómo obtener 13 negativos de un carrete de 120 con la Perkeo II, cosa que me pasó accidentalmente en París, y por un despiste en uno de los negativos hay una doble exposición.

Este último fue el negativo 13º.