La fotografía como afición y otras artes visuales

CARLOSCARRETER.ES

Home / Essays / eis

Ciencia, compromiso y belleza en la fotografía - James Balog "cazando" hielos

Indudablemente, de los "espectáculos" que la naturaleza me brindó en mis vacaciones en Islandia el pasado mes de junio, sin duda el que más me atrajo y fascinó fue el de los glaciares. Enormes masas de hielo, dinámicas, en continua transformación, verdaderas montañas de esta particular "roca" que se escapa en forma líquida entre sus propias grietas y rendijas cuando la temperatura sube.

Como chico que soy de ciencias, tengo unos conocimientos suficientes para una lectura general del paisaje que observo cuando visito un glaciar. Las morrenas, las lenguas, los circos, las lagunas frontales, los valles en forma de U,... señales que la erosión producida por el hielo y el agua dejan por todo el entorno y permiten reconstruir la historia y la vida del glaciar. Y su posible destino.

Acompaño este artículo con fotografías de la lengua glaciar Svínafellsjökull, una de las colaterales del gran Vatnajökull, en la que se pueden apreciar muchos de los fenómenos que se nos cuentan en el documental del que hablamos.

Por todo ello, cuando volvía de las vacaciones marqué para ver en un futuro indefinido un documental que se puede encontrar en Netflix titulodo Chasing Ice. El alma de este documental es el fotógrafo James Balog, fotógrafo de naturaleza que en a mitad de la década de los 2000, fotografiando en Islandia, creo que en el Sholeimajökull, el primero de las lenguas glaciares que visité, apreció como en el plazo de pocos meses su fisionomía, el paisaje, había cambiado apreciablemente, con una notable reducción de la masa de hielo. Escéptico hasta ese momento con la teoría del cambio climático, decidió realizar un estudio, el Extreme Ice Survey, utilizando la herramienta que mejor conoce, la fotografía, para documentar la reducción de la masa glaciar en el mundo.

La presencia de amplias lagunas frontales en las lenguas glaciares nos habla de un glaciar en retroceso.

Ni corto ni perezoso, se propuso con un equipo de gente y el apoyo de alguna institución tipo National Geographic, organizó un sistema de cámaras fotográficas, Nikon D200 (creo que Nikon se convirtió en patrocinador del proyecto), que se instalaron en la vecindad de glaciares en Islandia, Groenlandia, y los estados de Alaska y Montana en Estados Unidos, que tomaban fotografías a intervalos determinado. Comenzaron en 2007 y creo que siguen... La idea es que después se podían montar películas mediante la técnica del "time lapse" que mostraban la evolución del glaciar de forma fluida. Además de poder realizar las mediciones oportunas una vez calibradas las distancias sobre las imágenes.

El resultado resulta demoledor, ya que se comprueba cómo el retroceso de los glaciares es brutal, y en plazos de tiempo muy inferiores a lo que se pensaba. Por supuesto, el estudio fotográfico complementa o se complementa, intercambiando datos, con otros estudios sobre los glaciares y el cambio climático que estan en marcha.

Como fotógrafo que es Balog, no descuidó la faceta artística, y siguió tomando esas fotografías que cuando vemos en revistas como National Geographic, nos maravillan y despiertan nuestra imaginación.

Había un objetivo secundario, muy importante también. Combatir el negacionismo sobre el cambio climático. Pese a lo que transmiten los medios de comunicación, cada vez menos fiables al estar manejados por empresas y empresarios con intereses bastardos, en la comunicación científica no hay debate sobre si se está produciendo o no un cambio climático de origen antropogénico. Desde hace ya 10 o 15 años, que yo sepa, la inmensa mayoría de los científico dedicados a este tema lo que discuten es la velocidad a la que se produce, las consecuencias del mismo y las posibilidades, cada vez menos, de ponerle freno. Dado que la inmensa mayoría de los seres humanos se siente más a gusto con las impresiones que dejan sus percepciones que sobre los razonamientos y exposición de datos del mundo científico, generar imágenes que no dejen lugar a dudas sobre lo que está pasando.

Equipos de científicos estudiando el hielo en el Svínafellsjökull.

La especie humana, no obstante, es muy testaruda. Con una predisposición natural a creer en mitos irracionales, prefiere escuchar a las voces que les hablan de que no hay problemas y que todo es natural y que la ciencia no es útil. Generalmente impulsadas por sectores conservadores y económicamente interesados de la sociedad, de la política y las finanzas, que como ya he comentado controlan la mayor parte de los medios de comunicación. Para estos, es fácil ignorar el hecho de que el 99% de los científicos están de acuerdo en lo esencial y prefieren mostrar debates de uno contra uno, como si hubiera una división en el tema. Con un poco de habilidad, el negacionista será un demagogo agresivo que atacará, interrumpirá o se reirá de los datos constantemente. Misión cumplida. Los telespectadores no tendrán remordimientos al seguir quemando combustibles fósiles con sus vehículo privados que utilizan hasta para ir a tomar una caña al bar de la esquina. Alguien en la tele les ha dicho que no hay problema o que se resolverá gracias a unos tipos muy listos.

Mientras, millones se ven afectados por las sequías, por los grandes incendios descontrolados, por las inundaciones ante las tormentas, mucho más fuertes por la progresiva reducción de las zonas de costa que suponen una transición entre el mar y la tierra,... por un montón de cosas.

Pero así son los seres humanos,... somos... Si tenéis la oportunidad ved el documental. Si sois aficionados a la fotografía, con doble motivo. Y pensad. Pensad un rato... que no produce dolor de cabeza, y el único efecto secundario es que, a veces, pensar por nosotros mismos nos hace más libres.

Quizá no hace tanto tiempo que por donde caminamos contemplando el glaciar, formaba parte del mismo.