La fotografía como afición y otras artes visuales

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Fotografía infrarroja en cámaras digitales y la exposición de Txabi Beroitz en Remolinos

Hace una semanas estuve probando la película Rollei Superpan 200 y os lo conté a su debido tiempo. Allí señalaba que esta película se puede usar de formas diversas. En esa primera prueba, el uso que le di fue el de una película en blanco y negro convencional de sensibilidad media. Pero también comentaba que esta película tiene una sensibilidad extendida en la gama de los infrarrojos. Lo que pasa es que para aprovechar esa circunstancia de forma específica hay que utilizar un filtro de color rojo profundo o, mejor aún, un filtro que prácticamente sólo deje pasar las longitudes de onda infrarrojas.

Con ese fin, en el encargo de película que hice durante este mes de febrero pedí algunos rollos más de Rollei Superpan 200 en formato 120. Pero es pronto para usarla. Las situaciones más adecuadas para probarla es cuando la vegetación esté verde, exuberante,... y ese momento no ha llegado. Los árboles de hoja caduca todavía están esqueléticos por el invierno, y con los de hoja perenne no tengo claro que el efecto sea tan llamativo.

No obstante, encargué también hace unos días un filtro Hoya R72 Infrared de 49 mm. Este filtro deja pasar la radiación electromagnética de longitud de onda de 720 nm (nanometros), que es un rojo muy muy profundo, en el límite del espectro visible, y más largas en el espectro de los infrarrojos. Habitualmente lo percibimos como opaco, aunque si lo apuntamos hacia alguna fuente de luz intensa, esta la podremos percibir con un tono rojizo por transparencia. Me vale para muchos objetivos Pentax y para el de la Fujifilm GS645S Wide de formato medio.

Los captores de la imagen de las cámaras no son sensibles solamente a la luz visible, también capturan las longitudes de onda infrarrojas. Y por ello, sobre los mismos, los fabricantes colocan un filtro infrarrojo que bloquea las mismas. Si no es suficientemente eficaz, se producen alteraciones en algunos colores. Y si no que se lo pregunten a Leica que se metió en un berenjenal con su Leica M8 porque dicho filtro no era suficiente. Incluso dicen que la M9 también sufre ligeramente de ese problema. No sé. Yo tengo una M-E, que en la práctica es lo mismo que una M9 y no he notado nada... pero ya veremos. El caso es que esto es una prueba de que a los sensores digitales les llega algo de radiación infrarroja, y con exposiciones suficientemente largas y un filtro como el Hoya R72 tenemos fotos. La que he puesto más arriba es una de ellas, realizada con la Pentax K-S1, el SMC-DA 21/3,2 Limited y el filtro Hoya R72, y luego convertida a blanco y negro. Hojas verdes de las enredaderas y cielos oscuros... lo típico de la fotografía infrarroja tradicional en blanco y negro. Aunque sin abusar del efecto.

Pero, ¿qué pasa si no la convertimos a blanco y negro? ¿Cómo queda la fotografía?

En primer lugar, decir que hay cámaras preparadas a tal efecto, que han vendido tanto Canon como Nikon, generalmente para uso astronómico. Y en segundo lugar, que hay talleres que sustituyen el filtro que bloquea los infrarrojos de los captores digitales y lo sustituyen por otro con una tolerancia amplia. Operación delicada que habrá que hacer con muuuuuuuucho cuidado. Yo escribí en una ocasión a un taller que proponía este servicio un correo electrónico, con el fin de indagar lo que me costaría convertir la Canon EOS 40D, pero nunca me contestaron. Es lo ideal para la fotografía infrarroja digital.

Pero vamos a ver qué pasa si no modificamos la cámara. ¿Qué es lo que obtenemos?

Pues con la configuración en la Pentax que he mencionado antes, con aperturas de entre f/5,6 y f/11, y tiempos de exposición entre 30 segundos y 2 minutos, aun con el equilibrio de color en automático, si hacemos pasar la luz por un filtro rojo profundo que percibimos como opaco,... obtenemos una fotografía roja. Totalmente. O por lo menos eso parece.

El caso es que a pesar de su aspecto, la fotografía no es totalmente roja. Podemos buscar un punto gris, para corregir el equilibrio de color y ver lo que pasa. Yo lo he hecho en Affinity Photo. En Adobe Lightroom o en Adobe Camera Raw no quedan bien porque no corrigen lo suficientemente el equilibrio de color para llegar al tono neutro donde lo elijamos.

Pues nos queda una cosa rara... no especialmente atractiva... ¿verdad? Bien. Ahora viene la "magia". Y la "magia" consiste en utilizar en nuestro programa de retoque favorito, para la mayor parte del personal alguna versión de Adobe Photoshop, para mí Affinity Photo, una capa de ajuste del "Mezclador de canales". Y con ella hacer lo que se llama una inversión de los canales rojo y azul.

Si abrimos esta herramienta y seleccionamos el canal rojo, vemos que los valores que aparecen son rojo 100 %, verde 0 %, azul 0 %. Pues bien, los cambiamos a rojo 0%, verde 0%, azul 100 %. Y si luego seleccionamos el canal azul, vemos que los valores que aparecen son rojo 0 %, verde 0 %, azul 100 %. Pues bien, los cambiamos a rojo 100 %, verde 0 %, azul 0 %. El verde lo dejamos en paz. Os habéis fijado, ¿verdad? Hemos puesto en el canal rojo los valores que tenía el azul y viceversa. Inversión de canales. Si luego ajustamos el contraste, la luminosidad, el tono... no necesariamente mucho... nos quedan fotografías como estas.

Esto ya está mejor. Quedan colores raros, surrealistas. Con la vegetación blanca o de color gris. Pero con el cielo azul. También observamos fenómenos curiosos. En la tercera de esta última serie, la del ciprés, observaréis que de uno de los tejados sale un surtidor blanco... que en vivo y en directo no se veía. Es una chimenea de salida de vapor de agua. Que es invisible habitualmente. El humillo blanco que vemos en ocasiones se debe a la condensación del agua en minúsculas gotas al entrar en contacto con el aire más frío. Pues bien, en esta ocasión, lo que sucede es que el calor se transmite en la radiación infrarroja, y como el vapor de agua que sale por esa chimenea está más caliente que el aire que la rodea, al pasar por el filtro infrarrojo algo llega al sensor y se ve blanco. Chachi.

La Pentax K-S1 no se lleva bien con las exposiciones largas. De hecho, la velocidad más lenta que se puede seleccionar son 30 segundos. Para llegar hasta dos minutos hay que usar el modo B (bulb) y un cronómetro. Pero aparecen una antiestéticas bandas en los fotogramas. En la fotografía del ciprés se puede observar una de ellas en el lado derecho de la imagen.

Una vez en casa, se me ocurrió que mi Olympus Zuiko Auto-W 21/3,5 al que le puse una montura para Canon EF tiene un diámetro de filtro de 49 mm, así que lo probé desde el balcón de mi casa con la Canon EOS 5D Mark II.

La cosa parece qeu funcionaba, aunque con unos tonos rojizos en parte de la imagen que no alcanzaba a explicar... pero pasemos a la segunda parte del experimento.

Si todo esto sucedía el sábado 18 de febrero, el domingo 19 me cogía el coche para ir a Remolinos a ver la exposición que el amigo Txabi Beroitz tenía organizada con enLATAmus, y que clausuraba ese día. Cogí la EOS 5D Mark II con el 21 mm de Olympus y me fui para allá. No me olvidé de coger el trípode y el filtro Hoya R72.

Decir que disfruté mucho de la exposición de Txabi, que además de estupenda de contar con el aderezo de su conversación y explicaciones, y con la presencia de Miguel Sanz Lázaro, hombre de gran corazón fotográfico y de lo demás, acompañado de su mejor mitad. Y además Txabi tuvo el detalle de obsequiarnos con un juego de fotografías de su exposición en tamaño postal y firmadas.

Pero a lo que vamos, desde el principio de este largo artículo. La fotografía infrarroja. El caso es que el día no salió tan bueno como esperaba. Faltaron a ratos los cielos azules, y cuando aparecieron el paisaje no era propicio.

Aun así alguna foto hice que conversión a blanco y negro quedaban vistosas. Porque las de color... Ahora lo explico.

El diseño de objetivos para cámaras digitales es más complejo que para cámaras de película tradicional. Para conseguir el mejor rendimiento es necesario que los rayos de luz lleguen lo más perpendicularmente que sea posible al captor de imagen. Si no, se produce cierta degradación en los bordes y las esquinas de la imagen y un notable viñeteo, especialmente con aperturas grandes. 

En el caso de las cámaras sin espejo, como las Leica, donde la distancia desde la lente más trasera del objetivo a la superficie sensible es muy corta, incluso se producen desviaciones del color que las cámaras corrigen a través de la programación de su hardware. Cuando uso mi 25/4 de Voigtländer con la Leica M-E, si no cuido de introducir en la cámara la corrección más oportuna, quedan los laterales de la foto con colores desviados y feos. Con las réflex, en la que esa distancia entre lente trasera y superficie sensible es mayor, a lo mejor no aparecen estas desviaciones de color habitualmente, aunque el problema de los viñeteos se da.

Bien, pues al utilizar el filtro infrarrojo, observemos la siguiente escena. Con el equilibrio de color corregido, pero en una primera versión sin inversión de los canales de color y otras con ella.

En esta ocasión... tenemos dos versiones de la foto que pueden ser válidas, según busquemos un rendimiento cálido... como si estuviésemos ante un atardecer, el día estaba con nieblas altas,... o frío,... como un nublado frío, y nevado.

Pero la cuestión es que el 21 mm de Olympus, que es razonable si el filtro, obsérvense las fotos de la exposición de Txabi, no presentan ningún problema, con el filtro para luz infrarroja nos produce desviaciones de color. Que pueden producir algún efecto interesante, aunque no es lo que yo estaba buscando.

En esta fotografía, donde abrí algo más el diafragma, aun se nota más el extraño viñeteado.

Habría querido probar el filtro con otras cámaras. Antes de ayer lo intenté con la Olympus OM-D E-M5 y el Panasonic Leica 15/1,7 ASPH. Tiene una rosca de 46 mm pero dispongo de un adaptador de rosca de 46 mm a filtro de 49 mm. Pero me dejé la tarjeta de memoria en casa. Ayer no pude. Hoy ha salido nublado. Ya lo probaré otro día. Pero de momento creo que he dejado claro que existen algunas posibilidades creativas que no son descartable. A cada uno le toca experimentar, fotografiar y encontrar su camino. Yo me limito a hablar del mío, cuando me lleva a sitios interesantes o cuando me lleva a caminos cortados sin destino y me tengo que dar media vuelta. Pero lo divertido es recorrerlo. Incluso si sólo nos ilumina la luz infrarroja.