La fotografía como afición y otras artes visuales

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Recomendaciones semanales - del 11 al 25 de octubre de 2015

Esta vez traigo recomendaciones de un ciclo de dos semanas, ya que el domingo pasado, al estar recién llegado de viaje, no redacté el artículo correspondiente de esta serie. Eso no quiere decir que traiga el doble de recomendaciones. Los días de viaje no reviso mis fuentes de información sobre fotografía en internet, así que la cosa queda en las magnitudes habituales. No así en lo que se refiere a la recolección de fotografías que me han llamado la atención y que podéis ver en el correspondiente tablero de Pinterest. Hay bastantes. De alguna forma, no han dejado de llegar durante estas dos semanas imágenes potentes.

Las fotografías acompañantes de hoy corresponden a una modesta sesión de bodegón que hice ayer en casa. Son las pruebas de luz realizadas con una pequeña cámara digital, la Panasonic Lumix GM5 calzada con el Panasonic Leica Macro-Elmarit 45/2,8 ASPH, mientras que sobre el trípode se encontraban las Hasselblad 503 CX con pelicula Kodak Tri-X para negativos en blanco y negro o la Pentax MX con película Kodak Portra 160 para negativos en color. Ya iremos viendo como quedan estas. Una amiga que estuvo presente en las algunas de las fases de la sesión sugirió como nombre de la serie "Risotto de funghi porcini con postre de granada".

Mientras estuve de vacaciones fue noticia en el mundo de la fotografía el fallecimiento de Hilla Becher. Yo he recogido especialmente la noticia tal y como la publicaron en BeAnalogic, por la amplia muestra de fotografías de la autora que nos muestran. Hilla, con su marido Bernd Becher, fueron las almas de la enseñanza de la fotografía en la Kunstakademie Düsseldorf, y de lo que se ha venido en llamar la Escuela de Dúseldorf de fotografía. Son herederos de posguerra de la Neue Sachlichkeit (Nueva Objetividad), que surgió especialmente en la segunda década del siglo XX. Sus fotografías se caracterizaron por su precisión y por su cuidado técnico. Sus motivos más frecuentes fueron de naturaleza arquitectónica, y especialmente rescataron visualmente la arqueología industrial en Alemania, especialmente en las zonas más industrializadas en el occidente del país. No sólo influyeron en los fotógrafos de su país; también se aprecia su influencia en la New Topographics norteamericana. Yo tuve la ocasión de visitar una exposición colectiva dedicada a la Escuela de Dúseldorf en el Museo de Arte Moderno de París en 2008. Me parece que el trabajo de estos alemanes es técnicamente impresionante. Conceptualmente interesante, a veces. Y en líneas generales, me aburre un poco. Sus correspondientes americanos me parece que tienen más alma e interés.

El recuerdo a Hilla Becher me hace pensar en las mujeres fotógrafas, que no siempre alcanzan el mismo reconocimiento que sus colegas masculinos, aunque bajo ningún concepto son inferiores técnica o conceptualmente. Por ello me viene bien como recordatorio un artículo de The Guardian dedicado a las mujeres fotógrafas olvidadas. Y realmente, algunas de ellas eran desconocidas para mí. Otras no.

Y también es casualidad que en estos días, en Aesthetica Magazine, nos hayan hablado de Candida Höfer, otra mujer fotógrafa, miembro de la Escuela de Dússeldorf, que es conocida por sus meticulosas y técnicamente perfectas imágenes de interiores en color, por ejemplo, si cogemos sus últimos trabajos, de los grandes museos y palacios de San Petersburgo, u otras ciudades del mundo. Otro ejemplo de esa forma de reproducir con precisión clínica la realidad que se percibe a través de la fotografía.

Antes he hablado de un artículo en el que nos hablaban de una serie de mujeres fotógrafas, y en el que se incluían retratos o autorretratos de algunas de ellas. Bernard Plossu, como nos cuentan en L'Oeil de la photographie, también fotografía a sus amigos fotógrafos. Solos o con otras gentes del mundo del arte y la cultura. Curiosos algunos de los retratos.

En Cada día un fotógrafo/fotógrafos en la red nos proponen conocer a Li Zhensheng (en chino, lo siento), fotoperiodista chino conocido especialmente por sus fotografías de la Revolución Cultural China, como reportero acreditado de un diario de provincias. Yo recuerdo muy vivamente la obra de Li (este es el apellido, hay que recordar que en China el apellido va delante y el nombre de pila detrás; una forma de identificar cuando hay duda, es que el que tiene más de una sílaba suele ser el apellido). Hace unos años se realizó una exposición sobre su obra en la sala de exposiciones de la Casa de los Morlanes de Zaragoza, y me impresionó notablemente.

Y no ha sido el único fotógrafo chino que nos han traído desde Cada día un fotógrafo/fotógrafos en la red. También nos hablan de de Mi Zhou, o Zhou Mi, escrito a la occidental, ya que este fotógrafo se encuentra radicado en San Francisco. Es un fotógrafo documentalista, que ha recorrido diversas partes del mundo, y cuyos retratos en blanco y negro, tomados durante sus reportajes, me parece que tienen una gran fuerza.

Dedicaré ahora algunos párrafos a los paisajes. Por ejemplo, Elizabeth Avedon nos trae al fotógrafo italiano Domingo Milella, cuyos paisajes integran con frecuencia restos arqueológicos u otros recuerdos del pasado. Paisajes de colores suaves, con saturaciones moderadas, que nos transmiten reflexión y serenidad. Y la melancolía de esos pasados perdidos.

Enrique Silguero en The HUB nos trae los paisajes de gran formato de Richard Misrach, uno del los precursores coloristas, y sus paisajes me parece que encajan bien en lo que decía al principio cuando hablaba de Hilla Becher. Este norteamericano nos proporciona imágenes precisas, técnicamente impecables, perfectamente descriptivas, pero con más alma que la de los fotógrafos alemanes. A mí me gusta mucho además cómo juega con las escalas, situando al ser humano en su pequeñez ante las dimensiones del mundo que habitamos.

Uniendo el paisaje con la denuncia, tenemos el artículo de L'Oeil de la photographie sobre el trabajo Memento de Péter Kollányi, dedicado a la catástrofe ambiental que supuso el desastre de la fábrica de aluminio de Ajka en Hungría, que liberó una cantidad ingente de "barro rojo" que inundó los campos de los pueblos cercanos.

Como la fotografía de arquitectura ha estado presente también en esta edición de las recomendaciones semanales, traeré también la entrevista que en The Phoblographer hacen al fotógrafo James Attree, especializado en fotografía de arquitectura con cámaras de gran formato. Tiene algunas imágenes realmente interesantes. No necesariamente en el artículo mencionado están sus mejores obras. Visitad la página web del fotógrafo.

Dejemos de lado un poco la fotografía más seria, y entremos en el terreno de lo humorístico o más anecdótico, sin perder por ello la calidad a la hora de ejecutar la obra fotográfica. Así, por ejemplo, también en The Phoblographer nos muestran la obra de Nathan Wirth, que incluye en sus paisajes cuidadosamente ejecutados en blanco y negro, figuras de la ficción fantástica, cinematográfica o literaria, haciendo uso de técnicas de posproducción digital. A mí me han parecido estupendas. Y es divertido reconocer las referencias cinematográficas de cada imagen.

en Feature Shoot nos muestran la imaginativa obra de Rich McCor, quien, jugando con la perspectiva, la profundidad de campo, a veces muy extendida, otras convenientemente reducida, y unos recortes en cartulina negra, convierte monumentos y paisajes bien conocidos en algo totalmente distinto, a veces fantástico, a veces totalmente ordinario. Muy divertido y muy bien ejecutado.

Por último, yo había oído hablar de la tarjeta Shirley (Shirley Card). Esta es una tarjeta tradicional de Kodak usada como referencia de colores, en la que durante muchos años se mostraba una sonriente señorita de piel blanca. La chica fue cambiando con el tiempo. Se supone que la primera de las chicas, en los años 40 o 50, cuando la fotografía en color se empezó a popularizar y se publicó la primera de las Shirley Cards, la modelo se llamaba Shirley. Pues bien, en Hasta los megapixeles nos cuenta como durante años las películas en color de Kodak estaban calibradas para una correcta reproducción de la piel caucásica. Las personas de piel oscura, con estas películas, mostraban una alarmante falta de detalle, que apenas se podía resolver con una sobrexposición de la imagen, ya que en ese caso sufrían el resto de los tonos. Parece que el tema se resolvió... por las quejas de los fabricantes de muebles y chocolates... En fin... En las últimas Shirley Cards que publicó Kodak, a partir de los años 90 del siglo XX, ya aparecían varias chicas de diverso color de piel. Aun hoy en día, con las tecnologías digitales, suele haber controversias sobre cómo se reproducen en prensa los tonos de las pieles oscuras. Y hoy en día el rango dinámico de las cámaras, o la latitud de exposición de las películas, no justifica estas desviaciones.