La fotografía como afición y otras artes visuales

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Probando el Pentax SMC-M 50/1,4 en museos y en Madrid

La historia de cómo llegó hace unas semanas este objetivo a mis manos, procedente de Tokio a través de eBay, la expliqué hace unas semanas. Entonces, probé el objetivo, un Pentax SMC-M 50/1,4, en mi Pentax digital. Donde a apertura medias entre f/4 y f/11 daba resultados satisfactorios, pero a grandes aperturas, f/1,4 a f/2,8, mostraba que su diseño fue varias décadas anterior a la fotografía digital. Por supuesto, después me he dedicado a usarlo de forma relativamente intensiva. Y claro, puesto que uno da por hecho que es bueno a sus aperturas medias, había que hacerlo en lugares en los que se justificase el uso de sus aperturas más abiertas. Y qué mejor lugar que los museos. Así que el primer domingo de diciembre me paseé con ella, primero por el Museo de Zaragoza, del Gobierno de Aragón, que es gratuito siempre.

Ese mismo día, a continuación, con unos amigos, en el Museo Pablo Gargallo, del Ayuntamiento de Zaragoza, que es gratuito los primeros domingos de mes. Y que es mi favorito y por ello ha aparecido con frecuencia en estas páginas.

Las fotografías están hechas con el SMC-M 50/1,4 montado sobre mi fiel Pentax MX, y película Fujicolor Superia XTra 400. Se pueden decir, a la vista de los resultados, varias cosas. La primera es que enfocar a f/1,4 es difícil cuando las condiciones de luz son realmente limitadas. Y teniendo en cuenta que mi vista no es la que era. Sí para la visión general, pero no para la visión a corta distancia. La segunda es que el objetivo tiene mayor distorsión, en barrilete, de la que esperaba. Por lo tanto, para la fotografía de arquitectura u otros objetos geométricos puede ser poco adecuado. Salvo que el archivo digitalizado lo corrijas en el software adecuado... pero para eso ya están las soluciones de captura digital. La tercera es que la Superia XTra 400, a pesar de sus sensibilidad, gusta de más luz. En condiciones de iluminación limitada, especialmente si es artificial, incluso si te esmeras midiendo la luz, muestra mucho grano.

También me llevé esta combinación a Madrid, donde expuse casi dos carretes de película. También acudiendo a museos y exposiciones.

Allí funcionó mejor esta combinación, en parte porque, siempre que pude, sobreexpuse ligeramente la película. Las fotografías que me quedaron las terminé de exponer en una mañana de tiempo gris y fosco, con riesgo de lluvia. Decir que en líneas generales estoy muy satisfecho con el objetivo, que está en excelentes condiciones.

Recomendaciones semanales - especial PhotoEspaña en Zaragoza

Como comentaba en mi Cuaderno de Ruta hace tres días, este fin de semana estoy liado con determinados quehaceres relacionados con mi trabajo, y no tenía claro si iba a poder subir mi sección habitual de recomendaciones semanales. Pero para una cortita y concreta, sí que me da tiempo, así que a ello voy.

Ya está la edición número 21, la del XX aniversario, de PhotoEspaña a pleno rendimiento. En su sede principal en Madrid, pero también sus sedes secundarias y en sus sedes invitadas. Entre ellas, Zaragoza. Tengo el proyecto de viajar a la capital un día a ver algunas de las exposiciones allí presentadas. Quizá con compañeros de la Asociación de Fotógrafos de Zaragoza (AFZ). Pero si no, a mi aire, que además me puede servir para visitar a la gente que quiero y que le ha dado por vivir en tal lugar. Mientras, Zaragoza. A falta de que inauguren la "Ars Combinatoria" de Chema Madoz en la Lonja, tenemos las dos exposiciones del Centro de Historias. Una de ellas la visitamos de una forma muy especial. Os lo cuento.

El trabajo de Judith Prat (instagram), fotógrafa de la tierra, aragonesa, lo conozco desde hace tiempo. Pero no había tenido yo personalmente la ocasión de coincidir con el ella. Con motivo de la presentación dentro del programa de PhotoEspaña en Zaragoza de su exposición "Expolio", tuvo la bondad de realizar una visita guiada por ella misma para los socios de AFZ. Ocasión que no debía, ni podía, desaprovechar. Así que el pasado miércoles, a las siete de la tarde, allí estábamos todos. Lo cierto es que la exposición, con fotografías de una calidad excelente, en la mejor tradición del fotoperiodismo que combina información, denuncia y una adecuada combinación de ética y estética, se explica por sí misma. Dos escenarios, la República Democrática del Congo y Nigeria, dos materias primas que el primer mundo codicia, el coltán y el petróleo, dos situaciones de violencia enquistada y promovidas por la actitud de ese primer mundo interesado, y dos poblaciones que sufren, con especial incidencia en las mujeres, que sufren formas muy especiales de violencia, con frecuentes agresiones sexuales y con la pérdida de la libertad personal y el sometimiento a situaciones de exclusión social. Pero que te lo explique la autora, de forma clara, sin ambages, centrándose en lo esencial, pero sin olvidar los detalles que nos recuerdan que estos conflictos afectan a seres humanos de verdad, es un plus impagable. Así pues, visita de 10 sobre 10, que se cerró con un breve coloquio ante unas cervecitas en la propia cafetería del Centro de Historias.

Pero la de Judith no es la única exposición de PhotoEspaña en la Centro de Historias. Si con ella habíamos quedado a las siete de la tarde, yo aparecí por el centro alrededor de las seis y cuarto, para tener tiempo de ver la exposición "1968: el fuego de las ideas", del argentino Marcelo Brodsky. Estamos en el 50º aniversario del mayo del 68, y con él, del rosario de protestas y revoluciones, grandes o pequeñas, que surgieron por todo el mundo en aquella época. América latina, Estados Unidos, Europa occidental, la Europa del Telón de Acero,... Brodsky no utiliza fotografías propias, se apropia de las que se publicaron en la época, fotografías de prensa en su mayor parte, pero también extraídas de archivos policiales, en blanco y negro, sobre las que interviene. Les aplica colores y las comenta. No deja de ser una reflexión, bastante profunda, sobre lo que aquellas protestas fueron y lo que han supuesto.

Las conclusiones no dejan de ser agridulces. Cincuenta años, un repaso al estado de las libertades del mundo, y las tendencias que observamos, no dejan mucho margen al optimismo. Aunque también se pueden apreciar cambios positivos que nacieron de aquellas protestas. Pero sigue habiendo ausencia de libertad y censura en muchas partes del mundo, algunos regímenes despóticos han sido sustituidos por presuntas democracias en las que gobiernan opciones populistas, frecuentemente xenófobas y con políticas que abocan a la desigualdad socioeconómica. Países se han disgregado. A veces en medio de situaciones de gran violencia. Véase la antigua Yugoslavia. Y los jóvenes de aquellas protestas no han dejado de ser la generación que ha guiado el mundo a la situación actual.

Algunas de las reflexiones del párrafo anterior pueden ser de mi cosecha. No coyunturales. Las llevo pensando desde hace tiempo, y más con los recuerdos que nos hacen del aniversario de aquellas protestas. Y se deducen con facilidad de las fotografías que selecciona Brodsky y las intervenciones que sobre ellas realiza, los comentarios que en ellas o alrededor de ellas introduce. Por ligar las dos exposiciones vistas en esa tarde, la propia Judith Prat nos comentaba la ausencia de ética en la relación entre los países desarrollados y emergentes con los subdesarrollados, en cuyo subsuelo se encuentran las codiciadas materias primas. O la dificultad de publicar determinados reportajes en una prensa cada vez menos independiente, o con intereses distintos de los que hicieron de ella el llamado "cuarto poder", un poder regulador de los tres oficiales que señalan las constituciones de los países presuntamente democráticos.

En fin. En cualquier caso, visita obligada al Centro de Historias para cualquier aficionado a la fotografía de Zaragoza o que pase por la capital aragonesa en estas fechas. Y para los demás, aunque no seáis aficionados a la fotografía, también.

Recomendaciones semanales - especial BFoto (y Capa en color)

Esta semana me voy a olvidar de posibles marcadores que haya recogido durante la semana, en la cosa fotográfica, y me voy a centrar en la rica jornada que pasamos ayer en Barbastro, provincia de Huesca, en el Somontano de las sierras prepirenaicas. Para los que no la conozca, Barbastro es una ciudad pequeña. Como lo son las de todo Aragón salvo la macrocefálica capital. Algo más de quince mil habitantes, y una fuerte dependencia de la agricultura; es la cabecera de la comarca del Somontano, que alberga una próspera industria vitivinícola, con una denominación de origen que produce caldos de excelente calidad. Pero lo que decía... una población limitada.

Un par de paisajes urbanos del "Barranqué", como es conocida la capital del Somontano, por su encaje en una relativamente angosta zona del valle del Río Vero.

El caso es que esta simpática ciudad es sede de AfiB, Asociación fotográfica y de la Imagen de Barbastro, que tiene ya una trayectoria respetable en el tiempo, que no es producto de la moda digital ya que nació en 1982, y que a pesar de no ser muchos, son dinámicos y activos. Y desde hace unos cinco años organizan el festival de fotografía BFoto, muy dinámico, con una calidad notable en las obras expuestas y las actividades realizadas, y con una preocupación especial por los talentos jóvenes y emergentes. Aunque no faltan los talentos consagrados y los talentos locales.

Algunas instantáneas de la jornada; la segunda fotografía de esta serie está realizada por Emilio Molins, compañero de AFZ, con mi propia cámara, la Panasonic Lumix G9, con el pequeño G 14/2,5 ASPH.

El caso es que desde AFZ, Asociación de Fotógrafos de Zaragoza, se organizó para el día 23 de junio de este 2018 una excursión para pasar el día en compañía con algunos miembros de AfiB y organizadores del festival, atentos y amabilísimos como pocos podrían ser, y visitar las exposiciones. También estuvieron presentes algunos miembros de la asociación de fotografía Litera Full Frame, venidos desde Binéfar. Además de la visita a las exposiciones, comimos todos juntos, intercambiamos fotografías en el Coso barbastrense, y nos tomamos algún chisme para paliar el calor de estos primeros días de verano. Aparte de ir visitando la ciudad de paso.

Pero vamos con las exposiciones y los fotógrafos. La sección del festival que más me ha llamado la atención ha sido la dedicada a los fotógrafos, en esta ocasión fotógrafas, emergentes. Cuatro son las que exponían en El Moliné, excelente centro de exposiciones... y oficina de turismo.

Beatriz Aísa es ya bien conocida por nosotros. Esta geógrafa/fotógrafa, artista en general, ha sido responsable de que entrará a muchos el gusanillo de la fotografía estenopeica y otras técnicas alternativas fotográficas como la cianotipia. El trabajo que presenta es resultado de un programa de residencia de artistas en el Espacio Portalet en el verano de 2017, y a través del uso de la fotografía estenopeica y la solarigrafía nos ofrece su punto de vista y su reflexión alrededor del emblemático Pic du Midi d'Ossau, viejo volcán extinto, pico emblemático del mediodía francés, casi en la frontera con España, desde la que también es una montaña notable,... aunque en este caso mirando hacia el norte.

Cristina Sánchez nos presenta una serie de trípticos, en pequeño tamaño en su mayoría, verdaderos haikus fotográficos, que como los literarios nos hablan de la vida y la muerte, de la naturaleza y del paso de las estaciones.

Marta Pareja nos presenta su conjunto de reflexiones y metáforas visuales sobre la percepción del entorno, el paisaje y la naturaleza. Muchas excelentes fotografías en formato cuadrado en blanco y negro, desconozco si usa equipo analógico o digital, que me gustaron mucho.

Finalmente, la mejicana Rebeca Cordero juega con el equívoco al presentar idílicas escenas domésticas representadas en comercios de mobiliario doméstico.

El tema principal del festival del año 2018 es RURAL, centrándose en la vida, los problemas o el paisaje del mundo de las pequeñas poblaciones, agrícolas en su mayoría, y su relación con el paisaje. Y son diversas las exposiciones que nos hablan de este tema. Voy a comentar algunas... no todas para no hacerme excesivamente prolijo.

Creo que ya he traído a estas páginas al riojano Carlos Traspaderne (también sobre arquitectura brutalista y sobre Adriana en sitios) y su deambular por las riberas del Ebro buscando las edificaciones precarias o efímeras que surgen entre los campos del valle de este río principal en buena parte de la península. Elegante fotografía realizada con una Hasselblad.

Ricardo Cases nos ofrece una visión muy chocante, muy expresiva del mundo de la caza, que no dejará indiferente a nadie. A favor. O en contra. De la caza. Las fotografías son excelentes.

La local Katerina Buil nos presenta una serie muy íntima y próxima al optar por su propia abuela, que vive sola en un pequeño pueblo pirenaico para mostrarnos la dureza y la potencial, y real, soledad de los habitantes de ese medio.

Otro altoaragonés, Antonio Lachós, se toma el paisaje transformado por el ser humano con cierto humor, pero también con reflexión, a través de su serie de coches abandonados en medio del campo.

Junto al anterior, el murciano José Quintanilla busca el aspecto de los procesos antiguos, especialmente similar a la platinotipia, para reflexionar sobre el impacto del paso del tiempo en los objetos, los lugares y el paisaje. Grandes formatos, para una exposición visualmente llamativa, pero que convenció menos que otras.

No tiene un tema explícitamente relacionado con lo rural, pero la serie sobre los miedos nocturnos de una insomne Myriam Correa también llamó la atención.

Como he dicho no voy a ser exaustivo. A lo largo y ancho de Barbastro se pueden encontrar bares, librerías, escaparates de tiendas y otros establecimientos que albergan y exponen obras vinculadas al festival. También los "verotipos", grandes copias de fotografías sobre la mujer rural en los muros de la canalización del río Vero a su paso por Barbastro.

 Como mención especial, en uno de los cafés de la ciudad podemos encontrar una breve representación de una serie de depósitos de agua en poblaciones rurales de la presidenta de AFZ, Beatriz Orduña, que a algunos nos recordó los trabajos de la pareja formada por Bernd y Hilla Becher, aunque ella confesó que no eran una referencia suya.

Una jornada cansada, pero afortunada. Comentar simplemente que para hacer el reportaje fotográfico de la jornada me llevé la Panasonic Lumix G9 sobre la que monté el 95 % del tiempo el pequeño "pancake" G 14/2,5 ASPH de Panasonic. En un par de ocasiones sólo usé el Leica G Macro-Elmarit 90/2,8 ASPH para acercarme un poquito al objeto. Las fotos son directas de cámara, usando el perfil de color para fotografía en blanco y negro que introdujeron hace unas semanas en la actualización de firmware, L.Monochrome D, y que me gusta mucho. Nada de procesado del archivo RAW aquí; el JPEG acompañante tal cual sale.

Hoy domingo, AFZ ha continuado visitando exposiciones, con una visita guiada a "Capa en color", que ya pude visitar hace un par de años en el Círculo de Bellas Artes de Madrid, pero siempre es un placer revisitar la obra de genial, y algo caradura, Robert Capa. Y aún volveré a verla alguna vez más mientras esté en el Caixaforum Zaragoza. La foto realizada con la pequeña Leica D-Lux.

Exposiciones en Roma, marzo de 2018 - Fotografía y algo más

He pasado cuatro días en la capital italiana. Entre el miércoles y el domingo de la Semana Santa de este 2018. Estoy recién llegado, como quien dice. Entendámonos, el objetivo de este viaje no era hacer turismo o culturizarme. Era ver y charlar con gente a la que uno quiere, que ve muy poco y que echa de menos. Pero una buena forma de hacer eso es pasear. Teniendo cuenta en no caer en una tourist trap, difícil en Roma, aunque menos de lo que parece. Y si llueve, incluso si amenazan tormentas, visitar alguna exposición o museo, que nunca faltan. No son baratos en Roma, salvo alguna excepción. Se pasan un puñado. Ley de oferta y demanda. Tienen a mucha gente visitando la ciudad... se lo cobran.

Primera tarde de lluvia, el viernes, y primer refugio expositivo; la exposición Magnum Manifesto, que en estos momentos va circulando por varios continentes. En Europa está en Roma, en el Museo dell'Ara Pacis. Donde no dejan hacer fotos en las exposiciones temporales. En la exposición permanente, sí.

La exposición pretende ser un, como se puede deducir de su nombre, "manifiesto", una declaración ética y programática de los valores que impulsaron la creación de la agencia y su realidad presente. Al mismo tiempo, recorre la historia de la misma y del mundo desde que se creó hasta la actualidad, dividiéndola en cuatro etapas históricas. Está bien. Es muy entretenida. Pero quizá demasiado autocomplaciente y propagandística para una institución que debería hacer del escepticismo y el sentido crítico, también autocrítico, su bandera.

Pronóstico de lluvia todo el día para el sábado. Chubascos por la mañana y tormentas, más torrenciales, por la tarde. A primera hora de la mañana nos refugiamos en la Galleria Nazionale d'Arte Moderna.

Encontramos una sección dedicada al arte contemporáneo africano, que nos gustó bastante. Luego, como suele suceder con muchos museos dedicados al arte moderno y contemporáneo, la exposición de los fondos propios del museo no toma el carácter de exposición permanente. Periódicamente, van cambiando y rotando las obras, con presentaciones distintas de las mismas.

En la actualidad, la presentación puede desconcertar al visitante. No hay ordenación cronológica. Ni por movimientos o estilos. Incluso aquí y allá encontramos algún préstamos del museo arqueológico. Más bien hay una agrupación por temas o conceptos. A veces por contrastes. Que unas veces son más evidentes que otras. Falta alguna orientación en forma de textos explicativos. La exposición está bien; pero podría estar mejor comisariada.

La fotografía es una arte del final de la era moderna y de la era contemporánea. Por lo tanto, tiene su presencia en la muestra. Como tal arte, con personalidad propia, como a través de las influencias que recibe de otras artes o a través de la influencia que ejerce en ellas.

Como sucede en muchos museos italianos, sus fondos artísticos son fenomenales, pero resultan algo fríos y poco acogedores para el visitante. Visitar museos es cansado para las piernas. Que no haya lugares para sentarse en el centro de las salas para contemplar las obras, me parece extraño en estos días.

Paseamos por Villa Borghese, enfrente de la Galleria Nazionale d'Arte Moderna, aprovechando que ha mejorado la mañana. Entramos, porque nos pilla a mano y es gratuito, en el museo dedicado al escultor Pietro Canonica. No esta mal, pero sin entusiasmos.

Después de comer, y comenzando de nuevo a llover, nos acercamos tirando de transporte público al Museo centrale del Risorgimento, ubicado en el horrible Vittoriano, hoy en día más conocido como Altare della Patria más que como faraónico monumento a la memoria de un rey. Pero no vamos a ver sus fondos propios, sino tres interesantes exposiciones. Dos de fotografía y una de pintura. A la de pintura, muy notable y concurrida, no le dedicará mucho tiempo. Pero se trata, nada más y nada menos, que de uno de los padres del impresionismo, Claude Monet, aunque no se quedase en ese estilo toda su vida, ni mucho menos. Sus últimas obras son más expresionistas que otra cosa, en mi humilde opinión.

También había por allí una exposición de fotografía dedicada a Terry O'Neill. Un buen fotógrafo, no es de los que más me maten, pero su obra es curiosa porque se ha dedicado a fotografiar a los famosos de la cultura popular a diestro y siniestro. Así que... muy entretenido.

Cerraré esta entrada comentando la exposición que probablemente más he disfrutado. La que más interesante me parece. Se trata del artista chino Liu Bolin (escrito al estilo chino, con el apellido en primer lugar). Habitualmente es considerado fotógrafo, e indudablemente la calidad técnica de sus fotografías es notable. Pero básicamente es un artista conceptual, que hace de un estilo muy determinado de performance, la ocultación camaleónica en el paisaje pintando sobre sus ropas y su cuerpo, así como el de otras personas, una forma muy personal de expresarse. Muchas de sus obras tienen un fuerte contenido sociopolítico, lo cual tiene mérito, dada la censura que reina en China, donde no parece encontrar la oposición de las autoridades. Lo he leído varias veces; no es imposible opinar en China, siempre que no te metas con el partido y la esencia del régimen. Pero de otras cosas sí. No sé; puede. Es lo que he leído. En cualquier caso, me ha encantado ver estas obras, que conocía en revistas y en internet, en copias impresas de gran formato y gran calidad que te dan un fuerte impresión del mensaje de la obra de Liu.

Cierto es que Liu Bolin tampoco le hace ascos a trabajos comerciales, más integrados en esa sociedad que de fondo critica, aunque siendo fiel a su estilo. Bueno... supongo que tendrá que comer y ganarse algunas pesetillas. Yuanes o dólares, mejor. Y realizar sus obras exige un equipo considerable. Por lo menos las más recientes. Quizá cuando empezó todo tenía un nivel más modesto.

En cualquier caso, a mí, me gusta bastante.

Recomendaciones semanales,... algunas exposiciones y una polémica

Creía que hoy iba a ser un domingo como otro cualquiera, tranquilo, sin mucho lío, pero no. Tal ha sido la cosa que en todo el día me he puesto a revisar los marcadores de las posibles recomendaciones fotográficas de esta semana. Así que las dejaré para el domingo que viene.

Hoy me limitaré a comentar algunas exposiciones que he visto recientemente en el Centro de Historias de Zaragoza, y que todas ellas tienen que ver, aunque sea un poquito, con la fotografía.

Además, estos días estoy trasteando una pequeña cámara fotográfica digital que me han prestado. Es de un buen amigo. Curioso por ver como va el famoso pequeño captor de imágenes de 1" de Sony en su implementación por Canon. Os lo comentaré dentro de unos días, pero de momento las fotografías que acompañan esta entrada están hechas con la pequeña Canon Powershot G5X.

En el Centro de Historias tenemos en estos momentos tres interesantes exposiciones. Vamos por orden, de abajo a arriba, obviando el último piso y su exposición permanente de papiroflexia.

En el sótano y en el Espacio Cripta tenemos la exposición Las Armas 300. Este es un proyecto artístico a desarrollar durante 10 años por el británico Steve Gibson, que vive y trabaja en la ciudad de Zaragoza desde hace ya un tiempo. Si vemos su página web, comprobaremos que fundamentalmente ha trabajado como escultor. Pero de este proyecto, aunque alguna escultura pueda salir, es otra cosa. En un portal de la calle de las Armas de Zaragoza hay instalada una cámara fotográfica. Cualquier viandante, a cualquier hora, se puede parar delante de la cámara, pulsar un botón, posar, y unos segundos más tardes la cámara hará una fotografía del viandante. Mediante un programa informático, cada cierto tiempo se selecciona al azar una fotografía, y esta se convierte en un dibujo. Hasta tres cientos dibujos a tamaño natural, que han de representar al barrio, sus vecinos y sus visitantes. El proyecto está lejos de estar terminado, por lo que la exposición actual, además de algunas esculturas del artista, consta de una selección de los dibujos que hasta el momento se han realizado. A mí me parece un proyecto estupendo; aunque al parecer el programa informático no haya seleccionado mi foto.

Confort Hell es una pequeña exposición fotográfica en el Espacio En Tránsito que debemos a Karto Gimeno (instagram). A partir de elementos en miniatura propios de la decoración de casas de muñecas, construye pequeños dioramas o escenarios que luego refleja con sus fotografías, y que se convierten en ambientes comunes pero con un aspecto inquietante, en el que el concepto de hogar deja de ser tranquilizador para convertirse en inquietante. Me ha parecido muy interesante, además de con una estética y una composición muy cuidadas.

Finalmente, en la primera planta, encontramos la exposición titulada De Picasso a Kapoor: Obra gráfica y múltiple contemporáneos. Fundamentalmente lo que hay es papel, lo que ha permitido traer firmas muy conocidas: Picasso, Dalí, Warhol, Arroyo, Barceló, Murakami,... ya que aquí hablamos sobretodo de fotografía, Spencer Tunick. Papel, porque la exposición va de la obra que es reproducible; grabados, litografías, fotografía, impresión digital, xilografías,... lo que permite hacer obras más extensas. El arte deja de ser "tan" exclusivo. Desde luego, la exposición tiene bastante interés. aunque la fotografía sólo esté representada por una fotografía de Tunick, cuando es el arte reproducible por excelencia. Para quien no se cosque, Spencer Tunick se caracteriza por sus fotografías espectáculo, performances en las que participan cientos de personas que se desnudan todas a la vez en escenarios más o menos emblemáticos y posan, adecuadamente dirigidos por Tunick, para el objetivo de su cámara fotográfica.

Finalizado el repaso a lo que podemos encontrar en el Centro de Historias, comentar brevemente la polémica por el "descuelgue" de la obra de Santiago Serra, Presos políticos; fotografías pixeladas de personas que en estos momentos se encuentran en prisión, y que para algunos pueden ser considerados presos políticos. Como entre ellos se encuentran algunos de los encarcelados por el asunto independentista catalán, parece que alguien en IFEMA, la feria de Madrid donde se celebra ARCO, la feria más importante del país de arte contemporáneo, decidió que había que quitarlas para que nos las viera el rey cuando inaugurase la feria. Y la galerista, Helga de Alvear, parece que aceptó sin mucho protestar. Algo protestaría, supongo. O a lo mejor no, porque igual le ha servido para hacer negocio. Si vas a su página web, y pulsas en el enlace a Noticias, aparece una página que dice "Últimas noticias. No hay noticias.". Bueno, a lo que vamos.

Una democracia se basa en la libertad de las personas que viven en ella para expresarse. Pueden establecerse los límites derivados del odio, la violencia y alguna otra cosa, pero deben ser restringidos con cuidado. Y un demócrata es el que defiende el derecho a expresarse de... TODOS. También de los que no piensan como él. No es demócrata el que defiende SU PROPIO derecho a expresarse, sin más.

Los artistas, o un colectivo de ellos, en cualquier sociedad, suponen una vanguardia en la expresión pública de la sociedad. Y en su posición de vanguardia pueden adoptar posturas muy críticas, molestas, e incluso transgresoras. Pero eso es bueno. De la reflexión y la digestión de las mismas se produce el avance de la cultura. Los impresionistas, cuando aparecieron, fueron demonizados o rechazados como transgresores. Hoy en día, el gusto por el impresionismo es el gusto más burgués y acomodado que se me ocurre.

En la medida en que se sigan dando este tipo de situaciones, incluso en los juzgados, como se está produciendo estos días, podemos asegurar que la democracia española y sus libertades están en involución. Cada día somos un país un poco menos democrático.

No conozco la obra "descolgada". No tengo juicio sobre ella. Pero todo indica que nunca debería haber sido descolgada. Aunque me pareciese horrorosa, o en mis antípodas de pensamiento. Cosa que puede ser.