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Fotografía deportiva - Campeonato de España de Motocross en Motorland Aragón

Estaba programado desde hace dos meses. En la Asociación de Fotógrafos de Zaragoza AFZ se fletó un autobús para este pasado domingo 11 de noviembre, y nos fuimos a Motorland Aragón en Alcañiz para hacer un poco de manos y ojos en fotografía deportiva, aprovechando la celebración de algunas pruebas del calendario del Campeonato de España de Motocross. Sinceramente, a mí el mundo del deporte del motor no me atrae gran cosa. Me aburre bastante, incluso en la comodidad de la televisión en el salón de casa. Pero todo aquello que suponga un desafío fotográfico puede bastar para tenernos toda una mañana de lo más entretenido, poniendo a prueba nuestras capacidades y habilidades como fotógrafos, y los límites de los equipos.

Aquí no voy a entrar a describir las pruebas que se celebraron, ni voy a dar nombres de corredores, ni nada de eso. Por internet es posible encontrar el listado de participantes con sus dorsales para identificar a aquellos que aparecen en las fotos. Pero a mí no me interesan. Sólo los aspectos fotográficos. Pero diré que hubo pruebas diversas de jóvenes y adultos masculinos,...

También hubo una categoría femenina, bastante competitiva, aunque por coincidir con la hora en que decidimos comer algo, tan apenas puede ver ni fotografiar algo de la prueba,...

Y una categoría de críos con unas motillos diminutas que zumbaban como abejorros y que se curraban las carreras como desesperados, como si les fuese la vida en ello.

Hablemos del equipo. Me llevé una cámara de película, la Leica M2, con el Summilux 35/2 ASPH y algún carrete de Ilford XP2. No tengo revelado este carrete todavía, cuando esté, ya os contaré. Pero bueno, fue un poco el capricho de llevarme algo de película tradicional.

Lo que más utilicé fue mi equipo Canon EOS. Que últimamente sale poco de casa. De hecho, tengo pocas tarjetas Compact Flash disponibles, y como en fotografía deportiva se dispara mucho, tenía algo de miedo de quedarme corto. Al final tuve suficiente. La cámara es la ya veterana Canon EOS 5D Mark II que, presentada en 2008, yo adquirí en enero de 2010. Para los ritmos de vida del material digital, antediluviana. Pero nunca he sentido la menor necesidad de cambiarla. Me basta y de sobra para difrutar del formato completo, el 24 x 36 mm, lo que en tiempos de la película tradicional se llegó a llamar formato miniatura... qué cosas. Además del EF 40/2,8 STM,que no usé, sólo sirvió para montarlo en la cámara durante el transporte... abulta muy poco, llevé el EF 24-105/4 IS USM, su primera versión, que compré allá por el año 2006, nuevo, y el EF 200/2,8L II USM, que compré también por aquel entonces de segunda mano por un precio muy ventajoso. Y va de maravilla. Desde hace un par de años, este objetivo suele ir acompañado de cerca por el Extender EF 2x, la primera versión de hace casi treinta años, que va muy bien y está a muy buen precio de segunda mano. Así puedo disponer de un 400 mm f/5,6, que en estas lides conviene.

Sin duda alguna, fue el 200 mm, con o sin duplicador de focal el que más utilicé. Las zonas donde teníamos permitido permanecer los espectadores estaban separadas de la pista por una pista de servicio, que también ejerce de cinturón de seguridad. Por lo tanto, era impensable utilizar focales cortas para tomas dinámicas de la carrera. Especialmente barridos. Estos hubo que hacerlos con teleobjetivo, lo cual hizo que fuera bastante complejo obtener tomas nítidas del corredor, ya que es más difícil controlar el ritmo y velocidad de desplazamiento del teleobjetivo, y además, en una prueba de motocross, la velocidad de los corredores no suele ser constante por lo agreste del terreno, por lo que es difícil seguirlos de forma uniforme. Alguno se intentó, obteniéndose algún efecto "impresionista" curioso.

Quizá por su potencial espectacularidad, son los saltos que ejecutan los pilotos en distintos puntos del circuito lo que más atrae al público, especialmente a quienes llevan una cámara fotográfica con ellos. Obviamente, los más espectaculares son aquellos ejecutados por las categorías con vehículos más potentes. Pero incluso los más pequeños se lanzan a vencer los obstáculos con elevaciones que intentan resolver con la mayor gracia y eficiencia posibles.

En algunos puntos del circuito, la alineación de obstáculos permitía poder ver simultáneamente a varios pilotos volando alineados.

En cualquier caso, no hay que desdeñar las tomas en las que los competidores entraban en terreno más irregular, más blando, con surcos más profundos, y especialmente en las curvas. En esos lugares, la velocidad desciende y el fotógrafo puede centrarse en obtener imágenes que muestren el detalle de la indumentaria y la máquina, que en otras fotografías a más velocidad quedan en un segundo plano.

También pueden ser emocionantes las persecuciones; unos pilotos tratando de alcanzar a los que les preceden, y estos luchando por mantener o aumentar la ventaja que han adquirido.

Finalmente, también recorremos las zonas de boxes. Que no son tremendamente espectaculares. Pequeños pabellones en los que protegidos del sol, que lució con intensidad en este domingo de noviembre, trabajan en la limpieza y el mantenimiento de las máquinas. Y también sirven de exposición para los curiosos que deambulan entre ellos. Algunos con miradas de envidia por no poder montarlas.

Este es el momento de cambiar de objetivo. Dejar a un lado el largo teleobjetivo que hemos venido utilizando casi todo el día y colocar delante de la cámara el versátil objetivo de focal variable, 24-105 mm f/4, que permite ampliar el ángulo de visión y nos introduce más en el ambiente.

Las carreras van llegando a su fin, y debemos regresar. Vemos regresar el autobús que nos trajo a primera hora de la mañana, y nos vamos reagrupando para la vuelta mientras comentamos la jornada.

Yo me quedo pensando con algunas reflexiones personales sobre el equipo fotográfico necesario para estos eventos. Especialmente en estos meses en los que hemos escuchado tantas novedades en el mercado de las cámaras, y escuchamos tantos comentarios sobre las bondades de unas marcas frente a otras. El caso es que yo he disfrutado del día con un equipo que muchos considerarían desfasado e incluso poco apropiado para un evento de este tipo. La 5D Mk II nunca fue vista como una cámara para la fotografía de acción. Más atracción recibió de otros fotógrafos que practican géneros más tranquilos. Su número de sensores de enfoque puede resultar ridículo con respecto a los de hoy en día. Y su velocidad de disparo muy inferior a la de algunas ametralladoras fotográficas actuales. No digamos ya lo de funcionar con un 200 mm y un duplicador para improvisar un 400 mm f/5,6.

Pero el caso es que el número de fallos que tengo entre los disparos realizados debidos a la arreactividad de la cámara son muy escasos. Hay que tener en cuenta que no es mi primera vez en un circuito de este tipo, y no tengo los reflejos adquiridos, ni el conocimiento adecuado para anticiparme adecuadamente a la acción. Aunque... se aprende rápido. Y si conoces las bases de la técnica fotográfica, tampoco es tan complicado lo que pide técnicamente el objeto. El enfoque en modo AI Servo me ha servido bien. Las fotos están nítidas y, sin duda, admiten ampliaciones respetables. Muchas de las fotos presentadas aquí podrían ir en un tamaño DIN A-2 sin mayor problema. Es cierto que el 200 mm con el duplicador de focal viñetea un poco más de la cuenta a su apertura máxima, pero nada que no se pueda corregir en el procesado. Y si realmente disminuye su nitidez en las esquinas... importa poco, puesto que la escasa profundidad de campo con la que se trabaja hace que aparezcan desenfocadas en la mayoría de las ocasiones. Y estoy seguro que, a pesar de todo, es muy superior a las cámaras que se utilizaban con antelación a su aparición en 2008, salvo algún cuerpo ultraprofesional mucho más caro. Y la gente lleva fotografiando acontecimientos deportivos durante décadas. Así que, poco añoro nuevos cuerpos de cámara con sensores grandes; cuerpos pesados, caros, que uso de vez en cuando, y que ya no me llevo nunca de viaje. Que me dure muchos años.

XI Maratón de Zaragoza - A por los teleobjetivos...

Este domingo pasado se ha celebrado el XI Maratón de Zaragoza, carrera de fondo que se complementaba por una más popular de 10 kilómetros de recorrido. Con este motivo, la Asociación de Fotógrafos de Zaragoza (AFZ) organizó una actividad para permitir ensayar, trabajar o conocer la fotografía de eventos deportivos. Siendo una carrera de este tipo probablemente uno de los más sencillos. Colorido, rostros esforzados, detalles simpáticos en los corredores y entre el públicos, estos eventos pueden ser fuente de un entretenido reportaje.

Desde el punto de vista técnico, son diversos los materiales que se pueden utilizar para cubrir una prueba de estas características, desde los grandes angulares, con efectos gráficos y composiciones dinámicas, hasta el teleobjetivo que comprime los planos y se centra en el corredor.

Como yo no soy especialmente aficionado a utilizar los teleobjetivos, decidí que esta podía ser una buena ocación justamente para usarlos. Así que cargué en la mochila la Canon EOS 5D Mark II, con el EF 200/2,8 L USM y el Tele-Converter EF x2. Había otros objetivos en la mochila por si acaso, el fiel EF 24-105/4 L USM y el compacto EF 40/2,8 STM para los desplazamientos o los momentos de paseo de circunstancias.

La cita era a las diez de la mañana, pero como madrugué de forma espontánea, comencé casi una hora antes a cubrir el evento, con los corredores de la carrera de 10 km que venían por el paseo Echegaray y Caballero para cruzar el Ebro por el puente de Piedra.

Como vemos, no sólo gente atlética se prepara para estos eventos. Y hay mucha gente que reivindica su condición o realiza esfuerzos por superarse a sí mismo. La señora de la foto anterior fue la última, pero muy meritoria, clasificada en la carrera de los 10 km.

Conforme fueron llegando los compañeros de quedada, fuimos apuntando las cámaras de nuevo hacia el paseo Echegaray y Caballero, pero en sentido opuesto, con los corredores que girando hacia la calle Don Jaime I se disponían a cubrir las últimas etapas de la carrera corta.

Prioridad al diafragma, abierto a tope; f/2,8 con el 200 mm en solitario, f/5,6 cuando se convierte en un 400 mm con el duplicador. Enfoque continuo, AF-Servo le llama Canon, para seguir a los sujetos en movimiento. No es la cámara más pensada para la acción, y tuve fallos de enfoque, pero en general se portó. ISOs moderadamente altos para permitir velocidades de obturación de 1/1000 s o superiores.

Una vez todos reunidos, nos apostamos en el puente del Pilar, más comúnmente conocido por los zaragozanos como el puente de Hierro, para ver pasar y fotografiar a los participantes de la maratón. Cuando llegamos vimos pasar al primer y segundo clasificados, pero no nos dio tiempo a situarnos en posición para fotografiarlos. Eso sucedió a partir del tercero.

Mayoría aplastante de cámaras réflex digitales, con la honrosa y animosa excepción de Marco Evangelisti que sigue fiel en toda ocasión a las cámaras para película tradicional, en este caso con una curiosa y pequeña réflex Pentax de enfoque automático, uno de los últimos modelos de este tipo de la casa nipona.

En este punto, los corredores que vimos pasar, especialmente al principio, son aquellos más competidores, más concentrados, más intensos.

Por lo tanto, también exigía mayor concentración para los fotógrafos para captar esa intensidad y esa concentración. También hubo momentos para jugar con el grafismo. O ensayar los barridos, que nos dan sensación de velocidad.

Si nos habíamos perdido el paso del primer clasificado de la maratón masculina, sí que estuvimos atentos al paso de la líder de la femenina, Alicia Pérez, que a la postre ganaría la prueba. Acompañada de un varón que podría ser un compañero de equipo, su liebre, o el armario que le cortaba el viento,... o todo a la vez, apareció por el puente corriendo a ritmo y muy concentrada.

Conforme fueron pasando los corredores, entramos en la sección de ellos que vienen a correr más como una empresa personal, que como una competición para los demás. De forma individual o colectiva. A veces incluso con un componente lúdico, que no viene mal. Así pudimos ver pasar a muchos corredores.

Algunos grupos, liderados por una liebre con un gran globo amarillo que marcaba el objetivo en tiempo, realizaban un esfuerzo colectivo y solidario.

A esas alturas de la carrera, había quienes necesitaban la asistencia de los voluntarios. Algunos solicitaban bebida o algo de alimento energético para no desfallecer. Otros, aliviar sus músculos con esprais "mágicos" con olor a alcanfor y presuntas cualidades analgésicas, que cuando menos aportan un calor aliviador a sus tensos músculos.

Sin embargo, aquí y allá, ves cómo algún corredor o corredora mantiene un paso firme y elegante, a sur propio ritmo. Casi sin despeinarse.

Poco a poco fuimos regresando hacia la plaza del Pilar, donde terminaba la prueba. Por el camino tuvimos ocasión de ver cómo los corredores iban acusando el esfuerzo, pero también cómo los espectadores se agrupaban con un ambiente festivo a animar a los corredores.

Nuestra penúltima etapa fue como digo la plaza del Pilar. La recta de meta. Desde luego no llegamos a ver la llegada de los líderes, pero pudimos observar la alegría de aquellos que pelean contra sí mismos. Que muestran tanta alegría o más que los competitivos, porque han alcanzado un sueño, han superado un desafío personal, han realizado una aventura con sus familiares o con sus amigos, o puede decir que tratan de ser un modelo positivo para quienes viene detrás en edad y juventud.

Creí reconocer incluso a algún conocido en las fotografías...

En un momento dado, a mí sólo me quedaba capacidad en la tarjeta de memoria para 10 exposiciones. Nunca había rellenado esa tarjeta con tantas fotografías. De hecho, ni siquiera me había planteado el traer otra tarjeta. Pero fue entonces cuando alguien dijo... "es la hora del café o las cervezas, que nos lo hemos merecido". Y así acabamos la jornada. Contentos, algo cansados, y con mucho trabajo por delante para seleccionar y editar aquellas fotografías más significativas.