La fotografía como afición y otras artes visuales

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Zapata en L baratita para mi trípode más ligero

Hace tiempo que soy consciente de la necesidad de un accesorio como el que os traigo aquí hoy. Es una "verdad" generalmente admitida que el trípode es un accesorio fundamental para mejorar la calidad de las fotografías en una serie de circunstancias; retratos, paisajes, macrofotografía, arquitectura,... Mejora en gran medida la nitidez de las imágenes y ayuda a encuadrar con mayor precisión. A cambio, debemos pagar dos peajes; el proceso de realización de la foto es más lento y tenemos que acarrear un chisme que abulta. Más o menos, pero abulta.

Yo tengo dos trípodes "serios" y algún sobremesa. El de sobremesa es un Gorillapod que compré en Berlín en octubre de 2007, y que uso poco,... porque nunca me acuerdo de que lo tengo.

Mi trípode principal es un Manfrotto de la serie 190 de fibra de carbono con patas en tres secciones. No es igual al que actualmente está en catálogo, porque lo tengo hace ya doce años o así, pero básicamente es algo parecido. No es barato, pero es ligero y muy estable. Bastante transportable en cuanto al peso. Va acompañado de una rótula de bola de fricción modelo 486RC2, que va bien... para casi todo. Pero que también tiene sus limitaciones. Lo he utilizado casi siempre con el equipo Canon EOS y con las cámaras de formato medio. Lleva una zapata de liberación rápida de tipo RC2, propietaria de Manfrotto. Pero que como todas... tiene un problemilla que da origen a esta entrada.

El segundo trípode lo compré en una oferta, en un "outlet" que llaman ahora, y se trata de un Rollei Compact Traveler Nº 1. Un pequeño trípode de aluminio con una rótula de bola fricción, con una zapata compatible con el sistema Arca Swiss. Es adecuado para cámaras pequeñas, y en mi caso lo compré pensando en las micro cuatro tercios, aunque también la he usado con alguna cámara para película de tamaño moderado o pequeño. Plegado es muy compacto y fácil de transportar, por lo que me ha acompañado ya a algún viaje.

Porque luego viene el problema. Lo de los trípodes está muy bien, pero luego hay muchos aficionados a la fotografía que no los usan por dos motivos. Porque no saben sacarles todo el provecho o utilizarlos correctamente y porque no les apetece llevar un cacharro más a cuestas por ligero que sea. Uno de los problemas es la utilización de la cámara en posición vertical. Con las zapatas de rápida liberación que vienen los trípodes actuales de un nivel suficiente, lo de disparar con la cámara en horizontal, ahí que te va. Pero por buena que sea la rótula, en pocas no resulta un rollo disparar con la cámara en vertical. De repente, ni es tan fácil encuadrar, ni nada por el estilo. Por supuesto, todo el mundo mínima informado sabe que existe un invento, las zapatas en L, que permiten modificar la posición con rapidez, sin tener que hacer equilibrios con la cámara. Los profesionales las usan, y los aficionados dedicados y enterados las usan. Habitualmente tienen un problema. Por lo menos en lo que yo he ido siguiendo el asunto. Muchos modelos son dedicados para un determinado modelo de cámara, y con frecuencia, suponen un cierto desembolso. Lo cual retrae a aficionados no tan dedicados en su compra. Pero yo ya llevaba un tiempo con la mosca detrás de la oreja,.... porque sentía más necesario el uso del trípode para ocasiones en que la composición de la foto es en vertical que en horizontal. Especialmente, cuando de las fotos realizadas surge una imagen de tamaño fruto de sumar una serie de ellas.

Buscando y buscando, me encontré con esta zapata en L, por el ridículo precio de 8 euros, que presumía de ser universal...

Este chisme es de metal, tiene un acabado bastante razonable, se ajusta sin ningún problema al zócalo de cualquier rótula compatible con el sistema de zapatas Arca Swiss, y permite sin problema montar la cámara en vertical o en horizontal. El precio es ridículo con lo que se pide por ahí... y la duda es si realmente es compatible universalmente con cualquier cámara. Mi decisión de arriesgar los ocho euros era que por las dimensiones del chisme, debía valer para mi Panasonic Lumix G9 y para usarla con el trípode Rollei. O con el Manfrotto, si intercambio las rótulas o le pongo un adaptador de la zapata RC2 de Manfrotto a una compatible con Arca Swiss. Y efectivamente, sin problema con la Lumix G9. Va como un guante. Como si estuviese pensada para ella.

La siguiente curiosidad es si le podría colocar una cámara del sistema Canon EOS, al menos la EOS 5D Mark II. Esta cámara, que fue anunciada en septiembre de 2008, es una veterana que funciona todavía muy muy bien, pero que es muy grandota y pesadota comparada con las micro cuatro tercios. Realmente, en lo esencial, no hay tantas diferencias entre la ergonomía de la 5D Mark II y la de la Lumix G9, salvando los 9 años que las separan. Un mundo, en el ámbito de la fotografía digital. Pues bien. La zapata esta, firmada por Andoer, marca que parece englobar una enorme variedad de productos chinos de bajo coste, se ajusta perfectamente a la 5D Mark II.

Cuando digo que se ajusta perfectamente a la cámara, quiero decir que se monta con firmeza a ella, y que el conjunto queda firmemente anclado a la rótula del trípode. Puede haber problemas de acceso a los puertos de conexión de una variedad de cables. Pero para mí eso no es problema. Por lo menos, en principio.

Con otras cámaras, el ajuste es imperfecto e incluso malo. O sea... lo de la universalidad es relativa. Se lleva relativamente mal con la Olympus OM-D E-M5; regular, pero usable, con la Nikomat FTn. De pena con la Agfa Synchro Box. Pero realmente, con las cámaras que en estos momentos me interesaban, se lleva de maravilla.

El hecho de que el tornillo de ajuste al zócalo de rosca de la cámara sea desplazable y se ajuste mejor o peor a la anatomía de las cámaras es lo que determina la mejor o peor usabilidad. Así que cada usuario deberá valorar en función de las medidas de sus equipos y de las ofrecidas por el fabricante de la zapata, si le puede convenir o no. En general, es muy posible que vaya bien con la mayor parte de las reflex digitales modernas. Con las cámaras de objetivos intercambiables sin espejo, dependerá de la forma de la cámara. A mí me ha ido razonablemente bien.

Después de recibirla salí a probarla. Y decidí ir por lo más difícil. Con la Canon EOS 5D Mark II, con un telezoom EF 70-210/3,5-4,5 USM montado, un conjunto pesado y abultado, sobre el ligero trípode Rollei. Desde luego, no lo que yo elegería habitualmente. Hice varias fotografías en las que el resultado final es la consecuencia de tomar varias fotografías secuenciales y contiguas.

La primera con el objetivo a 180 mm.

La segunda con el objetivo a 100 mm.

La tercera con el objetivo a 70 mm.

Conforme fui cogiéndole el tranquillo, adquiriendo experiencia, los resultados fueron mejorando. Pero lo suyo es que consiga un adaptador adecuado, y use la EOS con esta zapata L sobre el trípode Manfrotto, y reserve el Rollei para equipos más ligeros. Por lo demás, es evidente que va a ser mucho más sencillo trabajar con la cámara en vertical y con mejores resultados a la hora de ensamblar las fotografías, con mucho menos desperdicio de imagen al hacerlo. Oportunidad para realizar amplios paisajes de 40, 50 o 60 megapíxeles con relativa facilidad, a partir de los 20 megapíxeles de la Lumix G9 o de los 21 megapíxeles de la EOS 5D Mark II.