La fotografía como afición y otras artes visuales

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Paisaje industrial (ferroviario) y paisaje urbano con Fujifilm Neopan 100 Acros

Hace un par de semanas cargué un carrete de película Fujifilm Neopan 100 Acros en la Leica M2 y dediqué parte de una tarde de sábado y de una mañana de domingo a hacer paisajes. No paisajes naturales. Paisajes humanos.

La Acros es una película moderna de Fujifilm, con una sensibilidad nominal media, ISO 100, y un grano fino. No conozco los datos tecnológicos exactos, pero entiendo que fue la respuesta de la multinacional nipona a las películas de granos planos, tabulares, de Kodak e Ilford. Las TMax y Delta, respectivamente. A mí es una película que me ha gustado siempre desde que la probé, aunque ciertamente tiene un contraste muy suave, y puede no funcionar con cualquier motivo. En esta ocasión la revelé con mis últimas reservas de revelador TMax a dilución 1+4, durante 5 minutos y medio a 20 ºC. Es decir, un revelador que debería colaborar a que mantuviese una fina granulación, con un buen detalle.

En la tarde del sábado me acerqué a los alrededores de la estación de Casetas, un barrio de Zaragoza a 16 kilómetros del centro de la ciudad. A la Leica M2 le puse un objetivo gran angular, el Voigtländer Snapshot-Skopar 25/4 MC. Un objetivo que da una calidad de imagen bastante respetable para lo modesto de sus pretensiones, aunque las imágenes obtenidas con él tienden a tener un contraste moderado.

Como se puede apreciar, la tarde estaba con nubes y claros. Las fotografías en las que el sol estaba presente o la luz era más intensa tiene un contraste agradable en general. Sin embargo, aquellas en las que el sol era cubierto por las nubes y la luz disminuía considerablemente, tienen un contraste muy suave. Que en esta ocasión no funciona mal, especialmente con las decrépitas locomotoras que la Asociación de Amigos del Ferrocarril y el Tranvía de Zaragoza (AZAFT) tiene al aire libre, por no encontrar acomodo en la nave donde guarda su material más conservado.

Al día siguiente, domingo por la mañana, con tiempo soleado, volvía a coger la cámara para dar un paseo por el casco histórico de Zaragoza. En esta ocasión le puse el Leizt Elmar-C 90/4, un objetivo que uso más bien poco últimamente. Y sin embargo, es un buen objetivo a pesar de ser uno de los teleobjetivos más sencillos de la marca de Wetzlar.

Fue diseñado para la pequeña Leica CL, la cámara con bayoneta M pensada para el aficionado de los años 70, que fue rápidamente eliminada de catálogo, por que se comía las ventas de sus hermanas mayores más prestigiosas de la serie M. Por alguna diferencia en la bayoneta del objetivo, se ha dicho que no es apropiado para usarlo en una cámara de la serie M, que no enfocaría con precisión. Nunca he tenido ningún problema al respecto.

Cierto es que no es fácil de usar. Ningún teleobjetivo es fácil de usar con las cámara de la serie M, por el pequeño recuadro que hay que utilizar en el visor para encuadrar. Especialmente en distancias cortas, si vas deprisa con el enfoque, puedes errar. Pero se debe más a las prisas que a la imprecisión del sistema de enfoque por telémetro de coincidencia.

En esta ocasión, el dominio de los contrastes que tiene la Acros es favorable ya que sirve para controlar las fuertes diferencias de luminosidad dentro de la ciudad cuando hay un día soleado, en las horas centrales del día. Obtenidendo sin ningún problema, y si la medición es cuidadosa, amplio detalle entre las altas luces y entre las sombras más profundas.

Terminamos el paseo en las Armas, donde había un mercadillo muy animado con puestos de alimentación y de otros productos. Y donde iba a actuar una big band venida de Madrid, a la que esperamos con impaciencia. Si la habían traído ex profeso de la capital sería porque tendría calidad... Nos llevamos un chasco. Aunque voluntariosos, eran más bien flojitos. Así que nos fuimos a tomar el aperitivo antes de irnos a comer a casa.