La fotografía como afición y otras artes visuales

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Paisajes en blanco y negro con Ilford Delta 100 en los Pirineos aragoneses

Durante el año 2017 fui realizando una labor de revisión de distinto tipo de material sensible, especialmente películas en blanco y negro, con el fin de acostumbrarme a revisar y conocer las características y capacidades de cada tipo de película, y tener un mejor criterio a la hora de adquirir el material de acuerdo a mis necesidades.

En color, la oferta es más limitada y las cosas son habas contadas. En estos momentos tengo ya la decisión tomada. Como película todo uso, todo terreno, la Fujifilm Superia XTra 400 me da lo que necesito, aunque sólo está en película de 35 mm. Una reserva suficiente de sensibilidad, un grano razonablemente fino aunque yo no la llamaría película de grano fino, y unos colores agradables y relativamente vivos. Una película alegre. Para paisajes, con grano más fino, no me cabe la menor duda de que la Kodak Ektar 100 es casi obligatoria. Y para retrato es de rigor la Kodak Portra 400. Que podría ser una opción como película polivalente, aunque con colores menos vivos que la XTra 400, si no fuera porque es apreciablemente más cara. De elección, eso sí, en formato medio, donde el producto de Fujifilm no está disponible. Para las altas sensibilidades... Fujifilm tiene algún producto interesante, y siempre se puede usar la Portra 400 forzándola.

En blanco y negro, las opciones son mucho más variadas, y la elección no está tan clara. Probé muchas el año pasado. Para mi fotografía infrarroja, las Rollei Retro 80S y Superpan 200 son de rigor. Van bien y tienen un precio razonable. Pero en el resto, cuesta decidirse por una película en concreto. Comprobé hacia final de año que me había centrado en mis pruebas en las películas de tecnología tradicional, de grano cúbico, y que salvo la Fujifilm Neopan 100 Acros y algún carrete de Kodak TMax 400, hacía décadas que no probaba las de tecnología más moderna, con grano tabular. La Acros me gusta mucho, aunque a veces es poco contrastada, y justa de sensibilidad. La TMax 400, como la mayor parte de las Kodak, para quienes hacemos un proceso mixto fotoquímico-digital, es una pesadilla para escanear por su escasa estabilidad dimensional. Vi que tenía que retomar las Delta de Ilford. Desde 1997, en un viaje a Oviedo, no había usado ninguna. En aquella ocasión fue una Delta 400.

Adquirí por lo tanto unos cuantos rollos de Ilford Delta 100 y 400, en formato medio, y el día 30 de enero, un día que me cogí libre en el trabajo y subí de excursión a pasear por el valle de Tena, en los Pirineos aragoneses, cogí los rollos de Delta 100 y la Hasselblad 503CX con el Carl Zeiss Planar 80/2,8 T* CF y me dispusé hacer unos cuantos paisajes. Normalmente uso un filtro amarillo, pero no en esta ocasión. En la montaña, cuando está totalmente despejado, los cielos son suficientemente oscuros para que con una película como esta no sea necesario para envitar unos cielos excesivamente blanquecinos y lavados.

Uno de los rollos, por un error al cerrar el tambor de revelado, se veló parcialmente. Nueve de los doce negativos quedaron inservibles. También esto provocó alguna irregularidad en el revelado, que se aprecia en algún negativo del resto, aunque en el proceso mixto, en la parte digital, he corregido algunos y han quedado aprovechables. Nunca hay que bajar la guardia, y nunca hay que dudar en comprobar dos veces que todo el material queda convenientemente ajustado.

Lo primero que me quedó claro es una cosa. Si la semana pasada os hablaba de mis pruebas con la Rollei Ortho 25 Plus, he de decir que con la finura de grano y la nitidez que ofrece la Delta 100, no merece la pena el inconveniente de usar una sensibilidad tan escasa, por lo menos en formato medio. Quizá con película de 35 mm pueda ser planteable que haya más diferencia, pero para las ampliaciones que hago yo, ya me vale. Como recientemente había usado la Ilford FP4 Plus, también he percibido la diferencia a favor de la Delta 100 en nitidez y limpieza de la imagen. A cambio, se nos recuerda que debemos ser más cuidadoso en la medición de la luz y la exposición de la imagen. Para estas fotografías use el Sekonic L-408 Multimaster que compré en navidades para medir cuidadosamente la luz. A veces con medición incidente de la luz, a veces con medición parcial, comprobando el contraste de la escena, con la medición reflejada en un ángulo de 5º. Se me olvidaba decirlo, en todo momento el índice de exposición ha sido coincidente con la sensibilidad nominal de la película, ISO 100.

Como revelador, he usado el Kodak TMax Developer, del que disponía de una cierta cantidad, que es el revelador desarrollado por Kodak para películas de grano tabular. Lo usé a la dilución recomendada 1+4, durante 7 minutos a 20 ºC. Treinta segundos de inversiones continuadas de forma inicial y cuatro inversiones cada minuto hasta el final del revelado. Nunca hago las inversiones con excesiva energía. Soy más bien calmado. Me dicen, aunque desconozco las fórmulas químicas de ambos, que el TMax Developer es similar al DD-X de Ilford, que es el revelador recomendado por la marca británica para estas películas.

Qué conclusiones puedo sacar. Pues que me he sentido muy cómodo con esta película. Los negativos, salvo los estropeados por la filtración de luz, tenían un aspecto estupendo, con sombras con detalle y con luces sin bloquear. Hay que decir que las condiciones de luz fueron de luz radiante, en horas centrales de día. Y en las escenas había desde extensiones de nieve iluminadas por el sol, hasta algún bosque de coníferas de hojas perennes muy oscuras. Sin mayores problemas, todo quedó integrado en la escena sin pérdida de información por ninguno de los extremos.

La película tiene una muy buena estabilidad dimensional y se mantiene plana en el soporte del escáner sin problemas, lo que colabora a una buena nitidez final. Dejados a la exposición automática del programa de escaneado, ya hubieran tenido los archivos resultantes un buen aspecto. No obstante, digitalicé en archivos Tiff de 16 bits, agustando los negros y los blancos extremos de modo que se consiguiese el mayor rango dinámico posible en los tonos. No fue problemático. Luego tuve que hacer algún ajustes, nada intempestivos, con el contraste para dejar las imágenes como las percibí en el momento de la toma. Como ya había previsto, aun sin el filtro amarillo, los cielos azules se mantuvieron en tonalidades medias sin ningún problema. De haber habido nubes en el cielo, estas hubieran quedado perfectamente separadas. Pero no las hubo.

He de decir que quedé muy satisfecho. Y en esos momentos, practicamente puedo decir que esta película se va a convertir en mi película de grano fino de elección. Quizá para el uso con cámaras antiguas, más imprecisas, igual use alguna película de grano cúbico tradicional, quizá la Ilford FP4 Plus, que puede perdonar un poco más posibles errores en la exposición, pero ahí está. Comparada con la Fujifilm Acros, que es la que más me gustaba hasta ahora, la principal ventaja que encuentro en la japonesa es la ausencia de error en la ley de la reciprocidad para exposiciones largas. Pero aparte de eso, creo que la Delta 100 es mi favorita. Tengo la sensación de que ya lo fue en tiempos, he estado revisando las películas que usaba a mediados de los noventa y ahí está muy presente, y lo volverá a ser. La única pega real que encuentro... que es más cara que otras. Pero es un producto de muy buena calidad.

Recientemente, a través de Twitter, Ilford Photo hizo una petición de exponer en este medio fotografías de paisaje realizadas con sus materiales etiquetándolas de una determinada manera, y la fotografía que está sobre estas líneas fue seleccionado para un pequeño artículo en su blog oficial (Friday Favourites #landscapes), como ejemplos de uso de película Ilford en paisaje. De las cinco fotografías publicadas, en una no consta la película utilizada, de las otras cuatro dos están realizadas con Ilford Delta 100 y otras dos con Ilford Pan F+. Esta última, una película de ISO 50. Lo cual da una idea de la adecuación de estas películas a este propósito.